El Traianeum de Italica estaba situado en la Nova Urbs y presenta unas dimensiones generales de 107, 60 x 80,10 m.. Este conjunto, construido en época de Adriano con los mármoles más preciados del momento, constaba de una gran plaza rectangular limitada por pórticos, amenizados por medio de la alternancia de exedras cuadrangulares y semicirculares. El espacio interior estaba presidido por un templo, seguramente dedicado a Trajano divinizado, del que apenas permanece la impronta del arranque de su cimentación, pero que a juzgar por las dimensiones de ésta, debió poseer unas proporciones majestuosas. A pesar de su expolio, la planta reconstruida recuerda en gran medida a la célebre Biblioteca de Adriano en Atenas.
Busqueda de contenidos
obra
El Traianeum de Italica estaba situado en la Nova Urbs y presenta unas dimensiones generales de 107, 60 x 80,10 m.
obra
La escena de la Traición de Judas presenta una composición muy sumaria en donde destacan la contundencia plástica de las figuras. El único elemento arquitectónico apenas resulta importante para la comprensión de la obra. Mientras que a la derecha dos sacerdotes, enmarcados por la estructura del edificio, conversan amistosamente, sus gestos nos llevan al verdadero núcleo argumental, a la izquierda, donde otro sacerdote intenta convencer a Judas de que traicione a Cristo y lo entregue. Judas se encuentra flanqueado por el fariseo, que le anima cogiéndole la mano, y la sombra del diablo, casi esbozada, que le pasa su brazo por la espalda. Judas se presenta ya con la bolsa de monedas. La representación de las túnicas está subordinada a los gestos de los personajes, de ahí su abundancia de pliegues y la volumetría que alcanzan. La escena es de una gran fuerza expresiva, desde esos gestos de los que hablamos, hasta el más claro de las miradas, que nos hablan de la frialdad de la acción perpetrada, con la que todos parecen de acuerdo, reflejando en sus rostros la maldad.
obra
El emperador Trajano, de origen español, aparece aquí representado con los rasgos más característicos de su fisonomía, su prominente frente sobre los arcos orbitales y el flequillo lacio arreglado. Es también destacable la captación de la fuerza y el equilibrio que se manifiestan en este retrato del emperador.
obra
En esta escultura Dalí utiliza de forma consciente las posibilidades que tiene ese arte respecto al diverso grado de terminación del material. Esa faceta llegó a ser muy importante desde el Alto Renacimiento (la Piedad Rondanini de Miguel Angel, por ejemplo) y en el siglo XIX llevaría a formular toda una teoría acerca de lo que llamó el "fini", el acabado. Como podemos comprobar en este Trajano a caballo, tanto el jinete como el animal apenas quedan sugeridos, sus formas son muy difícilmente reconocibles. Así, en el caballo se elige el aspecto algo rudo, basto, lo que lo entronca con la escultura contemporánea más avanzada entonces, la del neo-expresionismo o la del existencialismo que dominó la escena europea a finales de los años 60. Sobre el caballo se yergue un personaje tanto o más indefinido, tanto o más fantasmal. Se supone que es la figura del emperador romano Trajano, aunque apenas se reconocen los brazos o la cabeza, ésta una masa informe, sin rostro. Mucho más libre incluso es el tratamiento de la capa, que se retuerce en forma curvas, muy pulidas, que recuerdan el trabajo en barro o plastilina. La leyenda de la Roma imperial siempre había atraído a Salvador Dalí. El esplendor, la magnificencia, de esa época le parecían dignos de ser imitados. No resulta extraño, pues, que en determinadas obras del artista catalán afloren, una y otra vez, los recuerdos de esa Antigüedad clásica o grecorromana. Pese a todo, Dalí se inclina por los modelos griegos más que por los romanos. Numerosos cuadros suyos, por ejemplo, eligen como protagonistas a esculturas griegas. Uno de los casos más sorprendentes podría ser Torero alucinógeno (1968-1969), en el que la efigie de la Venus de Milo se multiplica casi hasta el infinito.
Personaje
Militar
Político
Uno de los gobiernos más brillantes y largos del período imperial se vive con Marco Ulpio Trajano, primer ciudadano romano de origen provincial que accedió al trono imperial. Pronto destacó en la carrera militar tanto en Germania como en Oriente, recibiendo el nombramiento de cónsul en el año 91 y lugarteniente de Germania Superior. Nerva le tomó como hijo adoptivo en el año 98 y le nombró césar, asociándole a las tareas de gobierno. De esta manera el anciano Nerva solucionaba sus tensas relaciones con el ejército. Cuando Nerva murió, Trajano estaba en la frontera renana y allí permaneció durante un año y medio para consolidar esta posición defensiva. Roma le abrió sus puertas en el verano del año 99, poniendo en marcha un programa político caracterizado por la firmeza y la benevolencia. Renovó el Senado al nombrar senadores procedentes de las provincias orientales y fue eliminando numerosas tareas que fueron conferidas a la burocracia. Controlaba todas las iniciativas no sólo de carácter estatal sino también provincial y favoreció la asistencia estatal entregando regulares subsidios las familias pobres. Los senadores fueron obligados a comprar tierras en Italia con el fin de introducir nuevos capitales en la economía agraria. Llevó a cabo un intenso programa de infraestructuras tanto para el desplazamiento de las tropas como para el comercio, que se vio favorecido. Puentes, calzadas y canales fueron construidos. La política exterior estuvo enfocada hacia la conquista. Los dacios liderados por Decébalo fueron su primer objetivo, consiguiendo ocupar el territorio en el año 106, tras cinco años de duras luchas. De esta manera, Dacia se convertía en provincia romana y la zona del mar Negro quedaba bajo su influencia. La campaña está narrada en los relieves de la famosa Columna de Trajano que se puede contemplar en Roma. También se conquistó el reino nabateo de Arabia noroccidental, Armenia se convertía en provincia romana y se invadió Mesopotamia. Cuando Trajano se disponía a atacar el corazón del reino de los partos, se produjo una grave rebelión en Mesopotamia, Palestina, Chipre, Egipto y Cirenaica. El emperador tuvo que cambiar sus planes de conquista hacia la India y acabar con los focos de rebelión, a excepción de Palestina que finalizó en época de Adriano. Un ataque de parálisis le provocó la muerte en Cilicia cuando era transportado a Roma.
obra
La indumentaria, diferenciada no sólo por categorías, sino también por sexos, se componía de diferentes prendas superpuestas unas sobre otras, donde las variaciones se introducían en la calidad de las telas y sus motivos decorativos. La indumentaria masculina de la dinastía Ming se componía de túnicas, chaquetas, turbantes y calzado, con marcadas diferencias. Las mujeres buscaron su inspiración en el vestuario de las dinastías Tang y Song, basado en la superposición de prendas, el uso de faldas y largos chalecos sin mangas que les permitían mostrar las diferentes telas de las ropas superpuestas.