Gracias a sus 30 pisos exteriores y tres subterráneos, la Torre de Madrid ostentó en su época el título de edificio más alto de su tiempo.
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monumento
De las tres torres conservadas del recinto amurallado de época romana de Tarraco, (Arzobispo, Cabiscol y San Magín), la de San Magín o de Minerva tiene un especial interés porque en ella se labró una serie de cabezas, actualmente muy deterioradas, en algunos de los bloques de la base. Dicha torre presenta también, en la parte superior de su paramento oriental, una superficie rectangular, probablemente destinada a albergar una inscripción monumental, presidida por un relieve de Minerva del que, lamentablemente, sólo se ha conservado la mitad inferior. La torre de San Magín, el ángulo septentrional del recinto amurallado, jugaba un papel preponderante probablemente por la existencia junto a la misma del acceso principal al praesidium, lo que justificaría la presencia de los elementos citados. En el interior de la torre, en una de las troneras, se conserva una inscripción con un voto a Minerva. Gracias al análisis de las estructuras conservadas, con una longitud superior a los 1.000 metros, se puede determinar la existencia de dos fases constructivas. En un primer momento, finales del siglo III a. C. o principios del II, se construye un recinto, de carácter militar, delimitado por lienzos de 6 m de altura y 4,5 m de espesor, realizados íntegramente con bloques megalíticos, y torres de planta cuadrangular, con base megalítica y alzado de sillares.
obra
Del recinto amurallado de época romana de Tarraco, tan sólo se ha conservado aquella parte que, desde el siglo XII hasta el XIX siguió desempeñando una función defensiva y que corresponde al sector ocupado por el centro histórico actual. Gracias al análisis de las estructuras conservadas, con una longitud superior a los 1.000 metros, se puede determinar la existencia de dos fases constructivas. En un primer momento, finales del siglo III a. C. o principios del II, se construye un recinto, de carácter militar, delimitado por lienzos de 6 m de altura y 4,5 m de espesor, realizados íntegramente con bloques megalíticos, y torres de planta cuadrangular, con base megalítica y alzado de sillares. De las tres torres conservadas (Arzobispo, Cabiscol y San Magín), la de San Magín o de Minerva tiene un especial interés porque en ella se labró una serie de cabezas, actualmente muy deterioradas, en algunos de los bloques de la base. Dicha torre presenta también, en la parte superior de su paramento oriental, una superficie rectangular, probablemente destinada a albergar una inscripción monumental, presidida por un relieve de Minerva del que, lamentablemente, sólo se ha conservado la mitad inferior. La torre de San Magín, el ángulo septentrional del recinto amurallado, jugaba un papel preponderante probablemente por la existencia junto a la misma del acceso principal al praesidium, lo que justificaría la presencia de los elementos citados. En el interior de la torre, en una de las troneras, se conserva una inscripción con un voto a Minerva.
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Hacia el norte de la urbe se ubica la Torre de San Martín, construida entre 1315 y 1316. Sigue fiel al sistema de abrir un arco en la parte inferior, así como a la decoración de ladrillo resaltado y cerámica, enriqueciendo la gama cromática y reduciendo el tamaño de las piezas.
obra
Hacia el norte de la ciudad medieval de Teruel, dominando la calle longitudinal de Los Amantes, sobre la que se eleva, muy próxima a la puerta de Daroca, la torre mudéjar de San Martín es, como en el caso de El Salvador, el único resto mudéjar de la parroquia de su nombre, habiendo sido transformada por completo la iglesia en época barroca.
obra
La torre de San Martín sigue por un lado fiel al sistema turolense de abrir un arco en la parte baja para dar paso a la calle, pero por otro introduce una destacada novedad estructural, la de alminar almohade, al igual que en la torre de El Salvador y que las diferencia del arquetipo antiguo de las torres de Santa María y San Pedro. También son muy notables las novedades ornamentales, sobre todo en la labor de ladrillo resaltado, donde es evidente el influjo almohade en las composiciones.
obra
Son muy notables las novedades ornamentales de la Torre de San Martín, sobre todo en la labor de ladrillo resaltado, donde es evidente el influjo almohade en las composiciones. Además, la decoración cerámica muestra un importante avance sobre la etapa anterior, al enriquecer la gama cromática y la variedad de las piezas aplicadas, disminuyendo por otra parte su tamaño.
monumento
Hacia el norte de la ciudad medieval de Teruel, dominando la calle longitudinal de Los Amantes, sobre la que se eleva, muy próxima a la puerta de Daroca, la torre mudéjar de San Martín es, como en el caso de El Salvador, el único resto mudéjar de la parroquia de su nombre, habiendo sido transformada por completo la iglesia en época barroca. Esta torre fue construida entre 1315 y 1316 según la documentación turolense. Su reparación es la más antigua conocida, puesto que según datos documentales, utilizados ya por José María Quadrado, la torre fue profundamente reparada por el ingeniero y arquitecto francés Quinto Pierres Vedel, entre 1549 y 1551. La reparación consistió básicamente en construir en la parte baja de la misma un muro de piedra sillar en talud, que le sirve de apeo. Se adquirieron entonces unas casas al monasterio de la Santísima Trinidad para desembarazar la torre de construcciones anejas y proporcionarle una plaza ante la misma, idea urbanística moderna. En el siglo XX ha sido objeto de diversos estudios y restauraciones, destacando los de Ricardo García Guereta en 1926. La torre de San Martín sigue por un lado fiel al sistema turolense de abrir un arco en la parte baja para dar paso a la calle, pero por otro introduce una destacada novedad estructural, la de alminar almohade, ya vista en la torre de El Salvador y que las diferencia del arquetipo antiguo de las torres de Santa María y San Pedro. También son muy notables las novedades ornamentales, sobre todo en la labor de ladrillo resaltado, donde es evidente el influjo almohade en las composiciones. Además, la decoración cerámica muestra un importante avance sobre la etapa anterior, al enriquecer la gama cromática y la variedad de las piezas aplicadas, disminuyendo por otra parte su tamaño.
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La Torre de El Salvador se alza en las cercanías de la puerta turolense de Guadalaviar. Se levantó en los primeros años del siglo XIV y está constituidas por dos torres: la exterior, de ladrillo, y la interior, de mampostería, quedando entre ambas las escaleras. El arco de la parte baja se cubre con bóveda de crucería. En la decoración podemos observar una sucesión de arcos mixtilíneos entrecruzados y series de lazos de cuatro formando estrellas de ocho puntas combinadas con cruces.