Una copia ilustrada del Comentario de Beato debió de llegar sin duda, probablemente en los años de la primera mitad del siglo XI, al monasterio de Saint-Sever en Gascuña, donde unos años después se dio cima al famoso Beato que lleva su nombre. Que el manuscrito fue realizado para la mencionada abadía es un hecho comprobado, tanto por la representación de la Ecclesia Sancti Severi, que figura en el mapamundi, como por el nombre del abad que recoge su ex libris, Gregorius Abba Nobil(is): se trata de Gregorio de Montaner, abad de Saint-Sever de 1028 a 1072. Se encuentra también en el Comentario el nombre del principal responsable del manuscrito, Stephanus Garsia Placid(us), que fue a la vez el copista y su ilustrador. Una novedad importante de este Beato es el estilo plenamente románico en el que han sido concebidos los personajes, comparable dentro de su entorno al de algunos manuscritos ilustrados en Limoges a fines del siglo XI. La ilustración de Adán y Eva aparece en las primeras páginas del Beato y es uno de los pocos ejemplos en los que aparecen figuras desnudas en la pintura románica.
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En las primeras páginas del Beato de Saint-Sever encontramos esta sensacional ilustración protagonizada por la Virgen María como trono de Dios, sosteniendo sobre sus piernas al Niño, quien bendice con su mano derecha a los Reyes magos que portan sus presentes. Son tres figuras vestidas a la moda medieval que realizan sus ofrendas cubriendo sus manos con capas. Las tonalidades azules dominan el conjunto.
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El abad Gregorio Muntaner de Saint-Sever encargó a un pintor llamado Esteban García la realización de un "Comentario del Apocalipsis" inspirado en la obra de Beato de Liébana, tomando como modelo estilístico la miniatura carolingia. La Entrega de las Escrituras y la Mujer sobre la bestia también son otras ilustraciones de este Beato.
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Esta ilustración del Beato de Saint-Sever aparece dentro de las tablas genealógicas y es una de las más dinámicas del conjunto. La gran espada que porta Abraham, vestido a la moda medieval, y la adaptación de la naturalista figura de Isaac al espacio en el que se sitúa son dos elementos que indican la habilidad del miniaturista a la hora de trabajar y su conocimiento de fuentes antiguas.
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Los principales centros de producciones miniadas, durante el siglo X, siguen repitiendo los modelos del inmediato pasado carolingio con una calidad que bien pudiéramos denominar rusticitas. Sólo a partir del 1000, se inicia una recuperación de la calidad de factura, pero no hay grandes variaciones de los modelos icónicos. La renovación técnica muchas veces corre paralela a la presencia en los talleres de miniaturistas de origen inglés. Limoges se convierte en uno de los centros más importantes del sudoeste francés. Se ilustran aquí numerosos libros de la cultura antigua: la "Psicomaquia" de Prudencio, el "Catálogo de las constelaciones" de Aratus, o las "Fábulas" de Esopo. De los contactos con obras hispanas surgió el célebre "Comentario del Apocalipsis de Saint-Sever". Se trata de una interpretación plástica a la carolingia de la conocida obra de Beato de Liébana. Fue un encargo del abad Gregorio Muntaner de Saint-Sever (1028-1072), realizado por un pintor llamado Esteban García. El Cristo Juez y la Mujer sobre la Bestia también son otras ilustraciones de este Beato.