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En esta miniatura del Beato de Gerona Emeterio y Ende ilustran el capítulo 18 del Apocalipsis: "(1) Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. {2} Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, Ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. {3} Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites. {4} Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; {5} porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades. {6} Dadle a ella como ella os ha dado, y pagadle doble según sus obras; en el cáliz en que ella preparó bebida, preparadle a ella el doble. {7} Cuanto ella se ha glorificado y ha vivido en deleites, tanto dadle de tormento y llanto; porque dice en su corazón: Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda, y no veré llanto; {8} por lo cual en un solo día vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga". En la ilustración podemos observar el Ángel que desciende sobre la ciudad en cuya portada se aprecian los habituales arcos musulmanes de herradura, empleando sus autores brillantes tonalidades.
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A la misma tradición pictórica que el Beato de Tabara pertenece el célebre Beato de Gerona (Catedral, MS. 7), elaborado probablemente en otro monasterio leonés, aún desconocido, por el mismo autor de aquél, el presbítero Emeterio y el escriba Senior además de la monja En o Ende, que corrió a cargo con gran parte de su ilustración. El manuscrito está datado en el año 975. Es sin duda el más rico de todos los códices de Beato, pues además de la ilustración del texto apocalíptico y del Comentario de Daniel, de los cuatro Evangelistas y las tablas genealógicas, incluye entre los folios preliminares la Cruz de Oviedo, la Maiestas Domini, un ciclo de la vida de Jesús, el pájaro y la serpiente, la representación de los autores, y el alfa y la omega.
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Esta miniatura mozárabe transmite mucho de los motivos creados en época visigoda. Pertenece al Beatus de Gerona, una de las primeras obras de la historia del arte que aparece firmada por una mujer; junto a la omega final aparece la frase: "Eude pictrix et Emeterius presbiter". Nada se sabe de esta pintora de nombre Eude, Ende o En, la única mujer que ha ilustrado un Beato; sin embargo, el citado Emeterio fue un discípulo de Magius. La lámina reproduce una de las siete iglesias del Apocalipsis. El códice fue escrito e ilustrado en el monasterio leonés de San Salvador de Tábara. Con respecto a los textos- escritos en letra visigótica en minúsculas-, la autoría parece corresponder a un tal Senior, posiblemente ayudado por el hermano Emeterio; esta doble autoría quedaría de manifiesto en ciertos cambios en la caligrafía.
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El monje de Liébana llamado Beato realizó en el año 776 unos "Comentarios del Apocalipsis de San Juan" de los que nos han llegado 27 hasta nosotros: ocho del siglo X, 6 del XI, 9 del XII y 2 del siglo XIII. En el siglo X encontramos tres beatos: el Morgan de la Biblioteca Morgan de Nueva York, el de Tábara, conservado en el Archivo Histórico Nacional de Madrid, y el de Gerona que se conserva en la catedral gerundense. En los dos primeros participó Magius, muerto antes de finalizar el de Tábara, continuando su labor Emeterio y la monja Ende o En. El elemento islámico en la miniatura mozárabe es relativamente poco notorio, y desde luego, no el más importante. Hay que recordar la existencia demostrada de una miniatura de época visigoda que parece recoger la mayoría de las antiguas tradiciones iconográficas de la Iglesia hispana, y que por sus asuntos, parece que se había dedicado a poner en imágenes muchos textos orientales apócrifos; en otros casos, se observan imitaciones de motivos de miniaturas británicas, irlandesas o francesas, o hay recuerdos del arte carolingio. Mucho más importante que los contactos europeos o los influjos musulmanes, son, en cualquier caso, los rasgos de originalidad, que caracterizan a la escuela de miniaturistas hispanos prerrománicos, como los de mayor libertad expresiva y mejor capacidad para el manejo del color.
Personaje
Literato
Religioso
Fue conocido con el sobrenombre del Beato de Liébana por su larga estancia en el monasterio de San Martín de Liébana en Cantabria. De esté cenobio sería trasladado a la abadía leonesa de Valcavado, de la que se hizo cargo. Destacó por su actividad como literato. "Comentarios y explicaciones del Apocalipsis", formada por 12 títulos, es una de sus creaciones más importantes. En esta obra relata los pasajes del Apocalipsis de San Juan. El Beato de Liébana pensaba que el fin del mundo llegaría en el domingo de Pascua del año 800, por lo que sus comentarios se centran en esta teoría. Sin embargo, la gran aportación de los manuscritos de este monje fueron las miniaturas que ilustraban sus contenidos. La decoración y el colorido son los principales rasgos que definen estas láminas de inspiración mozárabe. El primer ejemplar data del año 776 y está dedicado al obispo de Osma Etherio, que fue su compañero. Esta fue una de las obras más copiadas en todos los monasterios de Castilla y León desde el siglo IX hasta el XIII. Del manuscrito inicial no se tienen noticias, aunque existe una copia del siglo X en el Cabildo de la Catedral de El Burgo de Osma, que pudo ser realizada en el Monasterio de Sahagún (León).
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En las ilustraciones de los "Comentarios al Apocalipsis" realizadas por el monje Beato se parte de la realidad para llegar a una verdad de orden sobrenatural, de manera que "lo importante no es lo que se ve, sino lo que se imagina a través de lo que se ve" (Neuss). Algo que sintoniza con la que decía Beato de Liébana: "Existen dos maneras de ver, de ser y de comprender". Lo que se crea entonces es una imagen donde la intensidad del color, la bidimensionalidad y su disposición en franjas (que no en un espacio) busca trascender las dimensiones del mundo terrestre; son el punto de partida que abre las puertas de la inteligencia interior, expresada en la frase: "Bienaventurados los que ven lo invisible ya que podrán, por la contemplación de las cosas espirituales, revelar el misterio de las cosas terrestres".
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Esta miniatura realizada por Magius para ilustrar los "Comentarios del Apocalipsis" del Beato de Liébana, está inspirada en ilustraciones bizantinas y mozárabes. En el registro superior se representa a un coro de profetas a ambos lados de los cuatro símbolos apocalípticos; en el inferior, que ocupa la mayor parte de la escena, los músicos se distribuyen en dos bandas alrededor del Agnus Dei.