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Con los denominados "six-footers" -obras de seis pies de tamaño, casi dos metros- Constable deseaba llamar la atención del público hacia su obra. Con estos trabajos consiguió fama y dinero. Son siete grandes lienzos que muestran escenas del trabajo agrícola que se desarrollan entre los molinos de Flatford y de Stratford, cuatro millas en las que el río Stour corría canalizado por lo que también se denominan "escenas del canal". Fueron realizados en Londres y Hampstead y esta tela que contemplamos es la última de la serie.El salto del caballo es una obra que tiene importantes dosis de boceto ya que buena parte de la superficie está pintada con espátula mientras que sólo las zonas a las que el maestro dio más importancia -el caballo, el niño, el cielo o la superficie del río- están trabajadas con pincel. Esta forma de trabajar hace que la textura sea rugosa y algunas zonas queden casi ilegibles.El protagonista de la composición es un caballo que arrastra la barcaza saltando la valla de un puente del Stour, algo muy habitual en la región de Suffolk ya que las barreras que contemplamos en primer plano sirven para evitar que el ganado se descarríe. Con este gesto, Constable consigue aportar dinamismo e incluso dramatismo al conjunto, reforzado por el aspecto nuboso del cielo. El naturalismo al que acostumbra Constable deja paso aquí a una mayor abstracción, existiendo un boceto casi al mismo tamaño que el propio maestro dudó a la hora de enviar a la exposición, decantándose por éste, lo que indica que su estilo ha madurado hacia una fórmula mucho más rápida y libre, pero siempre tomando la naturaleza como referencia.Este gran lienzo fue expuesto en la Royal Academy de Londres en 1825 pero no se llegó a vender
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Foto Bienvenido Arenas, Málaga.
Personaje Literato
Las obras escritas por Cayo Salustio son de gran importancia para el conocimiento del periodo de las guerras sociales. La "Conjuración de Catilina" y la "Guerra de Yugurta", así como las "Historias" narran tanto los hechos ocurridos como cuestiones políticas, económicas, psicológicas de los personajes, ambientales, etc., intentando hacer una historia filosófica y objetiva de la misma manera que había hecho Tucídides. De su vida conocemos datos desde el momento que fue expulsado del Senado por inmoral (50 a.C.) siendo reintegrado en su cargo por César al año siguiente. Precisamente será César uno de sus principales valedores, siendo nombrado por el dictador procónsul de Numidia, enriqueciéndose de manera descarada. La muerte de César motivó la retirada de Salustio de la política y el inicio de su actividad literaria.
Personaje Arquitecto
El monarca Jaime II ordenó la construcción del Castillo de Bellver al arquitecto real Ponç Descoll. Y este, como es sabido por documentos, delegó su trabajo en el maestro de obras Pere Salvà. Junto a él participaron otros maestros como Francesc Caballer, Ponç Descoll, Pere Tallada, Arnau Llompart y el escultor Antoni Campredon.
Personaje Científico
Estudió en el Colegio Episcopal de Barcelona y se trasladó a la Universidad de Valencia para cursar medicina. Prosiguió sus estudios en Huesca y en la Universidad de Toulouse. Cuando regresó a Barcelona, comenzó a trabajar en el Hospital de Santa Cruz, donde también trabajaba su padre. Rápidamente adquirió un notable prestigio y en 1773 le hicieron miembro de la Real Academia de Ciencias Naturales y Artes. Sus conocimientos se apoyan en los libros de Andrés Piquer, los "Comentaria" de Gerard van Swieten y los aforismo de Herman Boerhaave. Sin embargo, respecto a Piquer mostró numerosas diferencias. De joven escribió un compendio de los "Commentarioa de van Swieten", aunque no se publicó. Abordó la defensa de la inoculación antivariólica en dos libros. La viruela fue uno de los asuntos que más le preocupó la lo largo de su vida. Sobre este tema publicó varios estudios y una memoria que fue premiada por la Real Sociedad de Medicina de París. Apoyó la nueva vacuna contra la viruela que inventó Edward Jenner. Gracias a su labor esta vacuna tuvo una enorme difusión en Cataluña. No mostró el mismo interés por la solución antifebril que había propuesto José Masdevall, aunque sobre este tema también redactó una memoria, analizando las ventajas e inconvenientes. El escorbuto y la fiebre tifoidea fueron otros temas que abordó en sus investigaciones. Gracias a su gestión consiguió que se instaurase un Real Estudio de Medicina en Barcelona bajo la dirección de la Academia. Salvá se convertiría en uno de los más importantes representantes de las propuestas antisitémicas. En su obra de madurez influyeron la obra de Giovanni Batista Morgagni. Además de la Medicina, se centró en el estudio de la física experimental y desempeñó importantes cargos en la Academia de Ciencias y Artes. La electricidad y la telegrafía eléctrica fueron asuntos que también atrajeron su atención, incluso, escribió una memoria. En sus estudios aludía a las prácticas de Luigi Galvani, Alessandro Volta y Alexander von Humboldt.
contexto
A las 3.15 horas del 22 de junio de 1941, el mundo entero contuvo su aliento: Alemania atacaba a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas sin previa declaración de guerra. Ante la realidad de una catástrofe sin precedentes, Stalin y sus consejeros -decididos a luchar hasta el último hombre en el más oscuro rincón de Siberia- pensaron en un plan de urgencia para salvar de una total destrucción la mayor parte de las plantas fabriles de la zona europea de la nación más extensa del planeta. Pero esa idea parecía una utopía, sólo realizable sobre el papel, ya que se trataba de llevar toda la industria pesada a muchos miles de kilómetros de distancia y, además, en una verdadera carrera contra el reloj. Si fracasaba, podría darse por perdida la guerra. El alejar de la zona de los combates las grandes instalaciones industriales tuvo una decisiva importancia en el posterior desarrollo de los acontecimientos bélicos, ya que, además de proporcionar armas y municiones a las nuevas unidades de reservistas del Ejército Rojo, impidió a la Wehrmacht adueñarse de los más vitales centros de producción de armamento. Reimplantadas las fábricas en los Urales, región del Volga y Siberia, pudieron iniciar las factorías soviéticas en un tiempo récord la construcción de vehículos acorazados, aviones, cañones, morteros, lanzacohetes..., y en cifras cada vez más altas. El esfuerzo que demando dicha operación fue gigantesco y constituyó uno de los episodios más increíbles de la contienda. Según datos oficiales del Gobierno de Moscú la URSS contaba, al inicio de las hostilidades con Alemania, con un total de 574.064 empresas industriales, de las cuales 61.428 eran de gran importancia. De 1938 a 1940, en un período completo de tres años, se habían establecido unas 2.900 industrias nuevas. A mediados de 1941, en el mismo momento de la invasión, 31,6 millones de ciudadanos soviéticos estaban ocupados en la industria de su país, ya convertido en una gran potencia mundial y con enormes recursos naturales. Los datos de la producción industrial del año anterior habían llamado poderosamente la atención de Hitler, ante las posibilidades de la enorme riqueza a conquistar: acero, 18,4 millones de toneladas; carbón, 164,6 millones de toneladas; petróleo, 34,2 millones de toneladas, con una red de oleoductos de 4.212 kilómetros. A lo largo de los años, desde el triunfo de la revolución bolchevique, los diferentes planes quinquenales habían logrado levantar la industria soviética a un punto muy elevado de desarrollo tecnológico. A destacar que un vasto sector de esas plantas fabriles eran destinadas a la producción de armas y municiones para alimentar al gigantesco Ejército Rojo. Su salvación era vital ante el incontenible avance enemigo. Durante el segundo semestre de 1941 y primeros meses del siguiente año, se reinstaló mucho más al este el grueso de las instalaciones fabriles soviéticas, hasta colocarse entre los logros humanos y de organización más sensacionales de la Unión Soviética durante la guerra.