Busqueda de contenidos

Renato de Anjou y Felipe el Bueno fueron sus protectores. Su obras más importantes son "Crónica de Juanico de Saintre" y una especie de enciclopedia titulada "La Salada".

La verdadera vocación de Cellini, por encima de su talento como broncista, fue la de orfebre. Con diseños previos de una seguridad y elegancia nada comunes brilló en el famoso Salero labrado en Fontainebleau para Francisco I de Francia durante su segunda permanencia en la nación transalpina, en 1540. En oro, plata y esmalte, lo concibió en un diámetro de unos 30 cm como una fuente monumental que también habría podido dilatarse a escala humana, hermoseada por una pareja de dioses desnudos en contraposto, Neptuno como dios del mar proporcionador de la sal, y Tellus como divinidad de la Tierra productora de la pimienta, para la que dispuso un estuche en forma de arco de triunfo. Es pieza capital de la orfebrería europea del manierismo.

Se formó como Ingeniera Industrial en la Universidad Politécnica de Madrid y como Economista en la Universidad Complutense. Fue profesora de la Escuela de Organización Industrial hasta que en 1982 se va alternando en sucesivos cargos adscritos a los gobiernos de Felipe González. Trabaja como consultora en empresas privadas durante los gobiernos del PP hasta que Rodríguez Zapatero la nombra sucesivamente Ministra de Sanidad y Consumo (2004-2007), Ministra de Administraciones Públicas (2007-2009), Vicepresidenta Segunda del Gobierno y Ministra de Economía y Hacienda.(2009-2011). Es Diputada del PSOE por Cantabria desde 2008.

Periodista de profesión siempre sintió un enorme interés por las aventuras, por lo que adquirió los suficientes conocimientos sobre náutica y se enroló en una embarcación. Durante varios años estuvo recorriendo los mares y una vez en tierra inició su carrera como literato. Autor de más de ochenta novelas se convirtió en uno de los grandes prosistas de aventuras de su tiempo. Escribió "Sandokan", "El capitán tormenta", "La reina de los Caribes" y otros muchos relatos salpicados de intrépidos personajes. Muchas de ellas se han llevado incluso a la pequeña y gran pantalla.

En esta popular escena pintada por Cabral Bejarano nos presenta al padrino echando las monedas a los críos que se pelean por ellas, en la zona de la izquierda de la composición; uno de ellos se retira llorando en primer plano mientras otros señalan el barullo e incluso están dispuestos a tirar piedras, éstos situados en la zona derecha del conjunto. En un segundo plano se nos muestra la carroza de la familia que acaba de bautizar al niño, apareciendo en un tercer plano los invitados y en el fondo la iglesia de San Marcos y algunas casas de la ciudad. El dibujo empleado por Cabral es minucioso pero un tanto duro mientras que el colorido es brillante, aunque peque de convencional. Resulta interesante el estudio lumínico del atardecer, resultando una obra interesante, especialmente por su valor de testimonio de la vida cotidiana en Sevilla durante la segunda mitad del siglo XIX.