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El regimiento del Servicio Especial del Aire (S.A.S) británico fue creado en Egipto a finales de 1941. Su objetivo era desarrollar misiones concretas y "raids" de acoso al enemigo a lo largo del desierto occidental. Su configuración final como pequeña fuerza de combate le fue dada bajo el mando de D. Stirling y R. B. Mayne. En definitiva se trataba de un fuerza tanto ofensiva como defensiva, compuesta por voluntarios que recibían un entrenamiento especial en misiones de sabotaje. Actuaban en pequeñas formaciones de apenas una docena de hombres, provistos de radio, lanzados de noche en paracaídas y adiestrados para sobrevivir largas temporadas por detrás de las filas enemigas. Por tanto, su misión no tenía una duración determinada, pues su labor era realizar actos de sabotaje y distracción entre las tropas del enemigo, correspondiendo a un plan estratégico trazado previamente por el Alto Mando. Sus misiones eran de todo tipo: podían cortar las líneas de comunicación enemigas, destruir objetivos clave, recabar información secreta, señalar blancos de aviación, expandir falsos rumores, preparar rampas de aterrizaje o trabajar en coordinación con la resistencia. La primera unidad SAS trabajó en Libia durante la guerra del desierto, logrando grandes éxitos. Así, como ejemplo, Mayne logró destruir 47 aviones italianos en una sola noche. Posteriormente se formó otro regimiento en Sicilia y Calabria, siendo después llevadas ambas unidades a Escocia, para formar la brigada SAS bajo el mando de MacLeod. A partir de entonces, la nueva brigada integrará un Estado Mayor británico, 4 pequeños regimientos -dos británicos y dos de la "Francia libre"- con cerca de 600 hombres cada uno, una compañía belga y una compañía Phantom. A lo largo de la guerra en el occidente de Europa, las unidades SAS demuestran su excelente operatividad. Por ejemplo, el 2? regimiento de cazadores paracaidistas francés será lanzado entre el 5 y el 6 de junio de 1944 en Bretaña, fomentando la rebelión contra las fuerzas de ocupación alemana, cortando las líneas de comunicación del enemigo y retrasando la llegada de refuerzos desde Normandía. En las semanas siguientes, el 1? y 2? regimiento SAS británico, el 1? francés y la compañía belga serán lanzados sobre las cercanías de París, las Ardenas y los Vosgos, fomentando la acción de la resistencia francesa, acosando el repliegue de las columnas alemanas, informando a la aviación aliada sobre objetivos enemigos y rescatando a los pilotos derribados. El 2? regimiento británico, en agosto de 1944, atravesará Francia desde Rennes a Epinal a bordo de 20 jeeps, desarrollando la llamada "Operación Wallace", en la que sembraron la confusión entre las líneas enemigas. Un mes más tarde, 90 hombres del SAS lograron retener durante tres semanas a toda una división SS en la región de los Vosgos. A pesar de todos estos logros, las pérdidas fueron muy considerables, siendo cercanas al 40 % de sus efectivos. La reacción alemana fue en ocasiones implacable, ejecutando a los prisioneros en virtud del decreto de Hitler "Nacht und Nebel".
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EL SOE -Special Operation Executive- era una organización especial del Servicio secreto británico que trabajaba a favor de la resistencia. Su origen está en julio de 1940, tras el reembarque de Dunkerque, cuando Churchill decide unir el Departamento de Propaganda del Ministerio de Exteriores, el Departamento de Investigaciones del Ministerio de la Guerra y una pequeña sección del Servicio de Inteligencia de reciente creación encargada de combatir a los alemanes por medio de operaciones especiales. La misión del SOE era supervisar y coordinar todas las acciones de sabotaje y resistencia al enemigo en los países ocupados. Su primer dirigente fue Frank Nelson, sustituido en mayo de 1942 por Charles Humbro. El mayor impulso a las actividades del SOE lo dio su tercer director, sir Collin Gubbins. En su época de mayor actividad, agentes del SOE cubrían casi toda la superficie terrestre. Dividido en departamentos y secciones, por tipo de actividad y por ámbito de actuación, su número total de agentes no es muy bien conocido, calculándose que a principios de 1944 podían trabajar para la organización unas 13.000 personas, de ellas 3.000 mujeres. Los agentes podían provenir de los medios sociales más diversos, siendo reclutados generalmente mediante el boca a boca entre conocidos. Una gran parte eran ciudadanos de los países en los que el SOE trabajaba o tenía pensado trabajar. Su conocimiento de la lengua y la cultura original y su aspecto les hacían ser unos agentes muy valorados. Recibían entrenamiento paramilitar en Gran Bretaña, en escuelas especiales situadas en el sur de Inglaterra o el la costa occidental de Escocia: manejo de armas ligeras, preparación de acciones de sabotaje, alpinismo, paracaidismo, lucha, cambios de identidad, seguimiento de sospechosos, técnicas de interrogatorio, huída, etc. Sólo su Estado Mayor, en gran parte, estaba formado por jóvenes profesionales liberales, siendo menos numerosos los militares de carrera y los profesionales de los servicios secretos. El SOE disponía de una pequeña marina a su servicio, compuesta por pequeñas embarcaciones y minisubmarinos. Sin embargo, la mayoría de los agentes eran lanzados en paracaídas sobre los países ocupados en que iban a trabajar. El problema es que eran pocos los aviones dedicados al transporte de espías -sólo dos escuadrillas de la RAF, 138? y 161?-, siendo varios los servicios secretos que los necesitaban. Importante fue la colaboración entre el SOE y el OSS, dando lugar en varias ocasiones de la creación de Estados Mayores combinados. Sin embargo, no hubo ninguna colaboración con el NKVD. Acabada la guerra, finalmente la organización fue disuelta en enero de 1946.
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El STO, siglas en alemán del Servicio Obligatorio del Trabajo, fue instituido por Hitler el 23 de marzo de 1939. Se trataba de una manera de organizar en provecho alemán las ingentes masas de mano esclava que la expansión militar iba a proporcionar. Al servicio de la industria del Reich, a partir de la invasión de Polonia en 1939 fueron millones los trabajadores extranjeros -checoslovacos, rumanos, rusos y yugoslavos, principalmente- que pasaron a engrosar las filas de una suerte de "semi-esclavitud": mal pagados, deficientemente alimentados, maltratados. En un escalón algo superior, según el ordenamiento racista de los nazis, se encontraban los trabajadores italianos, incorporados gracias a los acuerdos firmados con Mussolini en 1939 y ratificados entre los años 40 y 43. Estos, en su mayor parte obreros de la construcción, trabajaron a las órdenes de Todt en la edificación de la Muralla del Atlántico, sistema de fortificaciones alemán en el occidente europeo. La muerte de Todt hizo que el control sobre la mano de obra extranjera recayera en Albert Speer, ministro de Armamento, quien reclamó para sus industrias la asignación de trabajadores de los países ocupados que pudieran sustituir a los obreros alemanes enviados al campo de batalla. Entre 1940 y 1942, la atención de los alemanes se volcó sobre los obreros especializados en la metalurgia de los países ocupados del occidente europeo- Holanda, Bélgica y Francia-, reclamando la adhesión de voluntarios mediante la promesa de alcanzar ventajosas condiciones laborales. En consecuencia, en una Europa depauperada por el hambre y la miseria, fueron varios miles los trabajadores enrolados por las Oficinas nacionales del Trabajo. Las mayores dificultades de la industria bélica para servir las necesidades de una Wehrmacht que debe atender dos frentes -África y la URSS- hacen que Hitler envíe personalmente a Fritz Sauckel a Francia para dirigir las labores de reclutamiento. El gobierno de Laval propuso entonces que los prisioneros fueran empleados como mano de obra, sistema que no acabó de funcionar. El 4 de septiembre de 1942, la ley de orientación de la mano de obra puso a disposición de Hitler y de sus industrias bélicas en Francia (Rüstung) a todos los hombres de entre 16 y 60 años y a las mujeres de entre 18 y 45. En total, 600.000 franceses trabajaron de manera obligatoria para las industrias alemanas. Poco después, a partir del 16 de febrero de 1943, fue en Bélgica donde se implantó el STO, hasta 1944, implicando a 220.000 personas. Muchos de los trabajadores obligatorios al servicio de las industrias alemanas huyeron hacia Gran Bretaña o pasaron a engrosar las filas de la Resistencia. A partir de 1944, para mejorar la productividad y el control sobre la mano de obra, Speer dictaminó que los trabajadores debían vivir junto a las fábricas, estableciendo el sistema de industrias protegidas (Speerbetrieb). Aunque muchos de ellos fueron tachados de colaboracionistas, lo cierto es que entre sus filas se produjeron también muchos actos de sabotaje que dificultaron la producción bélica alemana.