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Personaje Literato
Inicia estudios eclesiásticos, pero antes de ordenarse cuelga los hábitos y renuncia al sacerdocio. Dio clases en el Colegio de Francia y fue miembro de la Academia Francesa y de Inscripciones. Creía en el individuo y valoraba la ciencia por encima de la religión. Es autor de "Vida de Jesús", una obra que causó cierta discusión entre la sociedad gala por su trasfondo heterodoxo. También escribió otras obras como "Recuerdos de la infancia y la juventud", e "Historia del pueblo de Israel".
Personaje Literato Pintor
Estudió pintura en la Academia de San Carlos de Valencia (1919- 1925), aunque reaccionó contra el academicismo. Autodidacta en lo intelectual, escribía casi tanto como pintaba. Hacia 1926 se fue formando un grupo con Manuela Ballester, Antonio Ballester, Francisco Carreño y Francisco Badía, que posteriormente sería conocido como La Generación valenciana de los Treinta. Con inquietudes literarias y políticas, formaron la Unión de Escritores y Artistas Proletarios (UEAP) (1932). Con José Orozco, Pascual Plá y Beltrán y otros fundaron algo más tarde Nueva Cultura (1935.1937), que fue órgano de la Aliança d'Intelectuals para la defensa de la Cultura. Nombrado director general de Bellas Artes (1936-1937), fue responsable del traslado de las obras de arte de Madrid a Valencia y de allí a Figueras. Se exilió en México (1939) y colaboró con Siqueiros. Existe una Fundación Josep Renau cuyo legado artístico está depositado en el IVAM de Valencia.
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Hacia mediados de los 30 las autoridades militares francesas encargaron el diseño de un tanque que pudiera sustituir al anticuado FT-17, carro de la I Guerra Mundial. El encargo recayó de nuevo en el fabricante Renault quien logró construir hacia 1940 1.600 unidades de su tanque ligero R-35. Como en el caso del Hotchkiss, no tuvo nada que hacer frente a los Panzer II alemanes, pues a sus carencias técnicas (su armamento no lograba atravesar el blindaje de los carros alemanes) se unía el deficiente uso que hacía de él el mando francés, que consideraba a los carros más como un complemento de la infantería que como un arma en sí. Esto hacía que formase desplegado frente a las masivas divisiones alemanas perfectamente organizadas, por lo que muchos fueron abandonados en mayo de 1940 sin oponer resistencia alguna. Tras la ocupación nazi, estos tanques fueron usados por los alemanes como vehículo de instrucción, de reconocimiento, transporte de piezas de artillería y munición o chasis para la artillería autopropulsada. Sus torretas, una vez desmontadas, fueron usadas como defensa de costa.
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Eficiente tanque blindado francés utilizado en batallones de tanques independientes. Contaba con un cañón de 37 mm y una ametralladora de 7,5 mm.
contexto
La resistencia organizada se desmoronó, pero grupos de japoneses, e incluso combatientes individuales, continuaban la lucha. Los norteamericanos trataron de conseguir su rendición dirigiéndoles llamamientos que, hecho excepcional en una guerra ideológica tan cruel como fue la de 1939-1945, mostraban una respetuosa admiración por sus adversarios. "Habéis combatido valiente y heroicamente... ¿Para qué morir puesto que podéis rendiros honorablemente y vivir para prestar más tarde preciosos servicios a vuestro país?... Insisto respetuosamene en que aceptéis las condiciones de una honorable capitulación..." Así se dirigió sin éxito el general Cates, de la 4.? División (que había perdido más de la mitad de sus efectivos), a su homólogo Sadasui Senda. También el general Erskine envió una nota muy cortés al adversario que frenaba mortíferamente su avance, el coronel Masuo Ikeda: "La intrepidez y el indomable ardor que han mostrado los soldados japoneses en Iwo han suscitado la admiración de todos los combatientes. Usted ha conducido a sus hombres de una manera magnífica y no tenemos la intención de exterminar a tan valerosa tropa..." Tampoco se rindió Ikeda, y su puesto de mando fue pulverizado por cargas explosivas de 800 kilos. Los norteamericanos hicieron solamente 216 prisioneros, en su mayoría heridos intransportables, entre los 21.000 hombres que integraban la guarnición de Iwo Jima. 5.885 "marines" perecieron en las arenas negras de la isla (a los que habría que añadir los 400 tripulantes del portaaviones Bismarck Sea que murieron cuando un avión de ataque especial "kamikaze" hundió su navío en aguas de Iwo y 17.272 heridos. Hubo además 46 desaparecidos y 2.648 enfermos, la mayor parte enloquecidos o agotados por las terribles condiciones del combate. De Kuribayashi se sabe que el 13 de marzo quemó las banderas de sus regimientos y que el 18 sólo le quedaban 800 hombres. Su radio se silenció el día 22, tras un mensaje en el que "lamentaba infinitamente" haberse visto obligado a ceder al enemigo una parcela del territorio japonés. Cerca de su refugio oficial su adjunto, el almirante Ichimaru, lanzó a la cabeza de un comando de diez hombres un ataque suicida que las ametralladoras de los "marines" pararon en seco a muy pocos pasos del abrigo. Algunos prisioneros aseguraron, aunque sin pruebas, que Kuribayashi se había suicidado el 27 de marzo haciéndose el tradicional "seppuku" (abriéndose el vientre). Su cadáver nunca fue encontrado.
contexto
<p>Narración de la rendición del general Paulus, tomada de un documento del 7º Ejército: "La noche del 31 de enero de 1943, el edificio de la Univermag fue bloqueado por unidades de la 38ª brigada de fusileros motorizados y por el 329º batallón de ingenieros. La comunicación telefónica entre el estado Mayor y el 6º Ejército fue interrumpida. A las 6:00 horas del día 31 de enero de 1943, durante un tiroteo con el destacamento de protección de Paulus, salió por las escalinatas de la Univermag el oficial de ordenanza del feldmariscal, el coronel Adam, quien anunció que el mando alemán deseaba negociar con nuestro mando. Esto se le comunicó inmediatamente al comandante del 64 Ejército, el teniente general compañero M. S. Sciumilov, el cual ordenó que se fijara el encuentro entre las 8 y las 10 de la mañana del día 31 de enero de 1943, y que mientras tanto no se hiciera fuego. A las 8, junto al coronel Adam, se acercaron al Estado Mayor del 6º Ejército alemán el vicecomandante de la 38ª brigada de fusileros motorizada, el teniente coronel L. A. Vinokur y el jefe de la sección operativa del estado Mayor de la brigada, el teniente coronel F. M. Ilcenko. Los primeros representantes de nuestra parte fueron acogidos por el Jefe del Estado Mayor del 6º Ejército alemán, el teniente general Schmidt y el comandante del grupo meridional de las tropas alemanas cercadas, el mayor general Roske, los cuales declararon que Paulus negociaría las condiciones de la rendición sólo con los representantes del general Rokossovsky o del Estado Mayor del Ejército. A las 8:15 horas, llegaron al Estado Mayor del 6º Ejército alemán el jefe de la sección operativa del Estado Mayor del 64 Ejército, el coronel G. S. Lukin y el Subjefe de Estado Mayor del Ejército por la parte política, el teniente coronel B. I. Mutovin. El coronel Adam intentó controlar los poderes de nuestra delegación para guiar las tratativas de capitulación del 6º Ejército. La delegación rechazó categóricamente estas pretensiones. Al llegar nuestra delegación, entre los alemanes se produjo un gran revuelo. Se pusieron a gritar y a agitarse, y empujándose unos a otros consiguieron llegar a través de una oscura escalinata hasta el local del Estado Mayor de Paulus. En la habitación del Jefe del Estado Mayor del 6º Ejército se encontraban en aquel momento el Jefe del Estado Mayor en persona, el teniente general Schmidt, su ayudante el general Roske, comandante del grupo meridional y de la 71ª división de infantería, su jefe de Estado Mayor, un intérprete y ayudantes; en total, siete oficiales alemanes. La habitación estaba débilmente iluminada por un cabo de vela y por una pequeño linterna. Cuando nuestra delegación apareció en el Estado Mayor, todos los oficiales, comenzando por el teniente general Schmidt y el mayor general Roske quedaron confundidos; se pusieron de pie, saludaron a la delegación y se presentaron. Ante la petición de nuestra delegación de ser conducidos inmediatamente ante la presencia del general feldmariscal Paulus, el intérprete alemán, en nombre del teniente general Schmidt, respondió que Paulus se encontraba en otra habitación, que no se encontraba bien y que en aquel momento ya no era el responsable del Ejército debido al desmembramiento que había sufrido al formarse grupos de combate separados. Estos grupos estaban al mando de generales nombrados por Paulus: en el grupo septentrional estaba el comandante del 11º Cuerpo de Ejército; en el meridional, el comandante de la 71ª División de infantería. Por lo que se refiere a Paulus, en este era una "persona privada", por lo que las tratativas las llevaba su Jefe de Estados Mayor, el teniente general. La delegación presentó a los generales Schmidt y Roske el ultimatum para el inmediato cese de la resistencia y la completa rendición del grupo alemán meridional. El mando alemán aceptó todas las condiciones para la rendición, aunque con algunas reservas: en primer lugar, que el feldmariscal general no fuera sometido a ningún interrogatorio, ya que éste haría entrega de las capitulaciones militares únicamente ante el coronel general Rokossovsky; en segundo lugar, que se garantizara la absoluta seguridad para Paulus de forma que durante el traslado no fuera asaltado o asesinado; en tercer lugar, que aunque el feldmariscal Paulus era una "persona privada", hasta que no estuviera lejos, no fueran desarmados su soldados y, finalmente, que después de que se hubiera marchado n tuviera que responder nunca más de los actos de sus subordinados. Esta rendición, realizada según los cánones poco ortodoxos, al menos por lo que se refiere al protocolo militar, en adelante pesará los el mariscal Paulus. Muchos no le perdonarán nunca que se hubiera rendido ante los rusos sin tener en cuenta a las otras divisiones, que aún seguían combatiendo".</p>
obra
Durante la primavera de 1863 Casado está en París continuando su formación artística -para lo que recibe una pensión de la Academia de Bellas Artes de San Fernando- y trabajando en un gran cuadro de asunto histórico, eligiendo el tema de la Rendición de Bailén donde resalta la heroica jornada del 19 de julio de 1808, cuando las tropas españolas del general Castaños vencieron y obtuvieron la rendición de los ejércitos franceses dirigidos por el general Dupont, suponiendo la primera victoria hispánica en la Guerra de la Independencia. El artista recoge el momento de la entrevista entre Castaños y Dupont para fijar las condiciones de la rendición. Así vemos al general Castaños al frente de las tropas españolas, saludando con un gesto respetuoso al enemigo vencido. Dupont, con gesto serio y orgulloso, responde al saludo de Castaños abriendo sus brazos en señal de absoluta rendición. Junto a ambos generales, Casado coloca a otros militares que también participarían en la batalla pero no en la capitulación, fantaseando ligeramente el episodio. La composición está estructurada para rendir un homenaje a Las Lanzas de Velázquez, ubicando de forma similar los grupos de soldados para configurar un aspa, colocándose los franceses en la zona de la derecha, en un plano inferior para indicar su derrota, mientras los españoles se sitúan a la izquierda. En el centro hallamos a los dos generales, resaltando el papel generoso de Castaños frente al gesto arrogante de Dupont y la actitud de Gobert, representados ambos con nobleza a pesar de la derrota. Tras los grupos de primer plano se desarrolla una visión panorámica del lugar de la batalla así como de las banderas, que refuerzan el recuerdo velazqueño. También se advierte la influencia de los pintores franceses Gros y Gerard, especialistas en campañas napoleónicas. Las tonalidades empleadas indican la maestría de la técnica de Casado, que recurre a una amplia gama cromática de rica armonía, creando una espectacular sensación atmosférica que indica el ambiente caluroso de un mes de julio en Jaén. El dibujo es muy firme y seguro destacando las actitudes y las expresiones de los personajes, con excelentes detalles que recogen a la perfección las vestimentas de ambos ejércitos, documentados excepcionalmente por Casado tanto en Madrid como en París. La zona de mayor calidad podría ser el grupo de soldados españoles donde encontramos una amplia gama de gestos y expresiones tomadas del natural, enlazando con el realismo imperante en los círculos artísticos. El equilibrado colorido, las armas de primer término, las mieses cortadas, el polvo que levantan las tropas vencidas, etc. son algunos de los elementos que hacen de esta obra una de las mejores muestras de pintura de historia. El lienzo fue enviado a Madrid en 1864 nada más ser concluido, exponiéndose en el recién construido Teatro Real donde obtuvo un importante éxito de público, llegando a verlo los reyes Isabel II y don Francisco de Asís de Borbón. La reina quedó tan entusiasmada con la obra que la compró y otorgó a Casado el título de Pintor Honorario de Cámara.