En el siglo XVI, doña María de Córdoba y Aragón decidió instalar en este lugar un Colegio y una comunidad de frailes agustinos. Juan de Valencia y Fernando de Mora serán los encargados de los diseños mientras que Fernando de Montalbán será el maestro de obras. El primitivo edificio se fecha en 1581 y en su decoración participó, entre otros maestros, El Greco. La constitución de las Cortes de Cádiz en 1812 y su traslado a Madrid hizo necesaria la búsqueda de un edificio donde celebrar las sesiones, habilitándose la iglesia del Colegio de doña María de Aragón. Cuando en 1834 se instaure en España el sistema parlamentario, la Cámara Alta volvió a reunirse en este lugar que desde ese momento ha sido la sede del Senado. En 1845 el arquitecto Álvarez Bouquel realiza las primeras reformas en el edificio y levanta la neoclásica fachada, estructurada en un cuerpo al que se adosan cuatro pilastras. En el interior también se realizaron importantes reformas para adecuar el antiguo convento a su uso parlamentario, destacando la Biblioteca -levantada en uno de los patios del convento por el arquitecto Emilio Rodríguez Ayuso, en estilo neogótico, inspirándose su decoración en la fachada del Parlamento británico en Londres, empleando el hierro para su construcción- y la Sala de Sesiones, antigua iglesia del convento modificada por Isidro González Velázquez en 1820, disponiendo los bancos de los senadores enfrentados, al estilo inglés. Este primitivo edificio resultaba insuficiente para atender las actividades parlamentarias por lo que se consideró una ampliación en 1987, finalizándose las obras cuatro años después. El nuevo edificio cuenta con tres espacios: el cuerpo central destinado a despachos; el cuerpo del nuevo Salón de Sesiones; y un tercer cuerpo que sirve de nexo de unión.
Busqueda de contenidos
obra
Sede del Senado español desde 1835, en principio fue construido para albergar una comunidad de frailes agustinos. Su autoría se debe a Francisco de Montalbán, siguiendo el diseño de Juan de Valencia y Fernando de Mora. En 1845 el arquitecto Álvarez Bouquel realiza las primeras reformas en el edificio y levanta la neoclásica fachada, estructurada en un cuerpo al que se adosan cuatro pilastras.
museo
Sede del Senado español desde 1835, en principio fue construido para albergar una comunidad de frailes agustinos. Su autoría se debe a Francisco de Montalbán, siguiendo el diseño de Juan de Valencia y Fernando de Mora. Su fachada es neoclásica, estructurada en un cuerpo al que se adosan cuatro pilastras. El interior es también de factura neoclásica, al estilo griego, y cuenta con una excelente biblioteca y salas, en las que se puede apreciar un monumental conjunto de obras pictóricas, sin duda una de las mejores colecciones de pintura española del siglo XIX.
obra
Giulio Romano, el más activo discípulo de Rafael en los frescos de las Estancias y las Logias vaticanas, ejerció como arquitecto distinguido papel en la cuidad de Mantua, a la que acudió en 1524 llamado por el marqués Federico II Gonzaga a sugerencia de Baldassare Castiglione. Su primera fábrica diseñada en robusta dicción protomanierista fue el Palacio del Té, espaciosa villa con un patio cuadrado interior en el que vanos rectangulares se contraponen a ventanas apaisadas entre cortinas de sillería en aparejo rústico ya utilizado antes por Bramante, que le dan aspecto militar. En contraste con la logia que da paso al jardín, de robustos tetrápilos con grutescos, la Sala de los Gigantes, pintada por el mismo Giulio Romano, ofrece la más dramática y convulsa hecatombe sísmica.
monumento
Es este uno de los edificios más emblemáticos de Venecia ya que era la residencia privada del dux, la sede del Gobierno y el palacio de Justicia de la Serenisima República. El palacio se empieza a construir en el siglo X tomando el esquema característico de los palacios bizantinos con planta rectangular y torre en uno de sus ángulos. Sin embargo, en el siglo XIV se remodela desde sus cimientos, pero los trabajos continuaron hasta que en el siglo XVII se completaron definitivamente. En las fachadas llama la atención del viajero lo que se ha denominado "la inversión de masas", es decir el contraste entre la ligereza de la parte inferior del edificio y el bloque cerrado de la parte alta, como si los principios arquitectónicos se hubieran variado. Los elementos más característicos del gótico veneciano: pináculos, calados etc. se encuentran presentes en estas fachadas, especialmente en la llamada Puerta de la Carta que sirve de acceso principal al edificio. En el interior sobresalen la Escalera de los Gigantes, la Escalera de Oro y la decoración de las paredes y techos de las principales salas, trabajos en los que participaron los más insignes artistas de la República como Tiziano, Tintoretto o Veronés.