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obra
De nuevo la prostitución callejera protagoniza uno de los caprichos de Goya. El mal tiempo levanta las faldas de la prostituta - que nos deja ver sus bien contorneadas piernas - y espanta a los clientes. La iluminación empleada y el efectista dibujo crean una de las imágenes más atractivas de la serie.
obra
En 1893 Toulouse-Lautrec recibe el encargo de realizar una serie de once pinturas para ilustrar varios artículos del "Figaro Illustré" recogidas bajo el título "Le Plaisir à Paris". La rueda y este retrato del malabarista Praince sirvieron para un primer artículo de G. Geffroy sobre los restaurantes y cafés-concierto de los "Champs-Elysées". Praince era hijo del director de una famosa lencería parisina llamado Petit-Demange. Lautrec le presenta vestido con un traje de cuadros, de perfil y en actitud de cantar, tratándose de uno de los retratos más austeros del pintor en lo que a elementos se refiere. El rostro se recorta ante un fondo verdoso mientras que el resto de la composición queda con el color del soporte sin cubrir, a excepción de las poderosas líneas que trazan los contornos y el entramado de cuadros del traje. El interés de Lautrec no está en los detalles o la creación de escenarios ampulosos sino en captar con sus pinceles el ambiente nocturno de París como si de un fotógrafo se tratara. Por esta razón algunos especialistas le catalogan de "paparazzi".
lugar
Una de las ciudades más antiguas de la península ibérica, Málaga fue fundada por los colonizadores fenicios, quienes establecieron diversos enclaves en la región meridional, como Gades (Cádiz), Abdera (Adra) o Sexi (Almuñécar). Posteriormente pasa a ser dominada de manera sucesiva por cartagineses y romanos, construyendo estos últimos uno de los teatros más antiguos de Hispania. Con la denominada ruralización y crisis bajoimperial, Málaga-Malaka conoce el asentamiento de los vándalos silingos, quienes traerán consigo el arrianismo. En las disputas entre arrianismo y catolicismo será un obispo de Málaga, Severo, uno de los defensores del credo cristiano. La invasión árabe llega a Málaga a mediados del siglo VIII, conociendo en un principio diversos episodios de resistencia de la población autóctona contra los recién llegados. Punto neurálgico del paso del Estrecho de Gibraltar, Málaga comienza a desarrollar una importante actividad comercial, conociendo un fuerte incremento de su población. En consecuencia, la ciudad se expande y en ella se construyen diversos edificios civiles y religiosos, entre los que destaca su Alcazaba. Toda la ciudad estaba rodeada por una muralla abierta por cinco grandes puertas. La población se diseminaba por varios barrios, también amurallados, dentro de los cuales se situaban los característicos adarves, calles sin salida que podían cerrarse por medio de una puerta. Los huertos bañados por el Guadalmedina procuraban buena parte del sustento de sus habitantes. De Este a Oeste una vía cruzaba la ciudad y comunicaba el puerto y la fortaleza con el interior del recinto amurallado. Junto a este, aunque separados, se encontraban el barrio de los judíos y el de los comerciantes genoveses. Con la caída del califato de Córdoba, Málaga fue capital del reino taifa independiente de la dinastía Hammündi, entre 1035 y 1487. Comenzada la Guerra de Granada en 1482, el rey nazarí Muley Hacen se refugia en Málaga. La ciudad caerá en manos de los Reyes Católicos el 18 de agosto de 1487. Desde ese momento, el trazado urbano experimenta importantes cambios: se abren dos nuevos ejes, alrededor de los que se establecen cuatro parroquias. Paulatinamente, el puerto adquiere importancia y la ciudad alcanza un destacado papel comercial. Los Austrias convirtieron la capital en un verdadero arsenal. En el siglo XVIII se destruyen las murallas y la ciudad se expande a nuevos barrios. La centuria siguiente se inicia con un periodo de crisis, que tiene como colofón la Guerra de la Independencia. Con Fernando VII, Málaga vive una etapa de estancamiento económico e intensa inestabilidad política. El segundo tercio del siglo será de éxito y prosperidad, gracias al dinamismo económico que conlleva cierto despliegue industrial. Al compás de estas transformaciones, la sociedad también experimentó profundos cambios. Málaga se convierte en uno de los bastiones del liberalismo. Pero en los últimos años del siglo se inicia una grave crisis económica que se dejó sentir con fuerza en los sectores sociales más vulnerables. Las organizaciones obreras avanzan y aumenta la conflictividad laboral. La restauración de Cánovas pondrá fin a esta etapa de crispación. Las primeras décadas del siglo XX son de depresión para Málaga. Las epidemias de gripe (1918) y tifus (1940) son claros indicadores de la delicada situación económica y social que atraviesa la ciudad en los primeros cincuenta años de la centuria. En la década de 1960 se inicia una etapa desarrollista que tendrá su reflejo en la desordenada ampliación de la urbe y la recuperación cultural. En la actualidad, Málaga sigue creciendo. El gran milagro de la urbe ha sido el desarrollo de la Costa del Sol, convirtiéndose en capital mundial del turismo.
contexto
Una de las ciudades más antiguas de la península ibérica, fue fundada por los colonizadores fenicios, quienes establecieron diversos enclaves en la región meridional, como Gades (Cádiz), Abdera (Adra) o Sexi (Almuñécar). Posteriormente pasa a ser dominada de manera sucesiva por cartagineses y romanos, construyendo estos últimos uno de los teatros más antiguos de Hispania. Con la denominada ruralización y crisis bajoimperial, Málaga-Malaka conoce el asentamiento de los vándalos silingos, quienes traerán consigo el arrianismo. En las disputas entre arrianismo y catolicismo será un obispo de Málaga, Severo, uno de los defensores del credo cristiano. La invasión árabe llega a Málaga a mediados del siglo VIII, conociendo en un principio diversos episodios de resistencia de la población autóctona contra los recién llegados. Punto neurálgico del paso del Estrecho de Gibraltar, Málaga comienza a desarrollar una importante actividad comercial, conociendo un fuerte incremento de su población. En consecuencia, la ciudad se expande y en ella se construyen diversos edificios civiles y religiosos, entre los que destaca su Alcazaba. Toda la ciudad estaba rodeada por una muralla abierta por cinco grandes puertas. La población se diseminaba por varios barrios, también amurallados, dentro de los cuales se situaban los característicos adarves, calles sin salida que podían cerrarse por medio de una puerta. Los huertos bañados por el Guadalmedina procuraban buena parte del sustento de sus habitantes. De Este a Oeste una vía cruzaba la ciudad y comunicaba el puerto y la fortaleza con el interior del recinto amurallado. Junto a este, aunque separados, se encontraban el barrio de los judíos y el de los comerciantes genoveses. Con la caída del califato de Córdoba, Málaga fue capital del reino taifa independiente de la dinastía Hammündi, entre 1035 y 1487.
acepcion
Término utilizado en Melanesia que define una serie de ceremonias en Nueva Irlanda y Papúa Nueva Guinea de tipo funerario, que honraban a los recién muertos y también a sus antepasados. La característica esencial es la fabricación de tallas pintadas con representación de espíritus y antepasados.