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Personaje
Prometida del cacique Charrúa Yandubayú, este fue perseguido a través de la selva por un soldado español llamado Carballo, que lo mató. Liropeya que estaba presente y se mató con la espada de Carballo para evitar sus requerimientos amorosos. Su historia fue relatada por Martín del Barco Centenera en su poema "La Argentina".
Personaje Militar
Esparta encargó a Lisandro la dirección de su flota para enfrentarse a Atenas en los años finales del siglo V a.C. Rechazó en primer lugar la lucha contra Alcibíades, eligiendo un momento de debilidad de éste para derrotarle (407 a.C.). Aficionado a saltarse las normas políticas tradicionales de Esparta, Lisandro fue depuesto como navarca. Su sucesor, Calicrátides, fue derrotado por Conón al año siguiente lo que motivó que dirigiese de nuevo las tropas en un inminente enfrentamiento contra los atenienses. Una flota espartana sorprendió a la ateniense en la desembocadura del río Egospótamos y la destrozó, ejecutando a 3.000 prisioneros. Lisandro se dirigió al asedio marítimo de Atenas tras la victoria. La ciudad se rindió por hambre y Lisandro desembarcó triunfante en El Pireo para imponer el gobierno de los "Treinta Tiranos". Atenas intentó recuperar la democracia lo que motivó una nueva intervención de Lisandro aunque esta vez no actuó con tanta violencia debido a la mediación del rey espartano. Lisandro falleció en una nueva lucha contra la alianza de Atenas y Tebas, alianza encaminada a frenar el poder espartano.
lugar
Ubicada en el estuario del río Tajo, la capital portuguesa tiene una larga historia. La ciudad de Lisboa presenta vestigios de ocupación fenicia desde el siglo VII a.C., fundamentalmente bajo la Seo. La campaña de Bruto en el siglo II a.C. hace que la localidad, que por estas fechas debió comprender el área actual del castillo de San Jorge, pase a formar parte del mundo romano, siendo amurallada (138 a.C.). Durante la guerra sertoriana la ciudad es tomada por Metelo. Probablemente con Octavio la población adquiere estatuto municipal, siendo denominada Felicitas Iulia Olisipo. A partir de entonces comienza a configurarse como una ciudad monumental: con Tiberio se levantan las Termas de los Augustales; con Nerón se construye el teatro. Otras obras de importancia fueron el acueducto y varios baños termales. En la época bajoimperial, Lisboa experimenta un decrecimiento en la construcción de edificios nuevos, aunque sí se produce la restauración de algunos públicos. Además, contó con un gran santuario, dedicado a Magna Mater, así como fue importante el culto imperial. En el año 457 la ciudad fue conquistada por el suevo Maldras.
obra
Lise Trehot, amiga de una hermana de Jules Le Couer, será una de las modelos favoritas de Renoir en la década de 1870, antes del matrimonio de la joven en abril de 1872. Algunos especialistas apuntan a que éste sería el último retrato pintado por Renoir teniendo a Lise como modelo y que se lo entregaría como regalo de boda. Incluso una hija de Lise informó de la existencia de otro retrato con chal, que estaría inacabado y en paradero desconocido.La joven aparece en primer plano, cubriendo su cabeza con un elegante chal blanco que la dota de aspecto oriental, en sintonía con las obras africanas de Delacroix. Lleva un discreto traje negro con cuello y puños blancos y se recorta la figura ante un fondo neutro de tonalidades oscuras. De esta manera, Renoir juega con el contraste entre colores claros y oscuros, tomando como modelo las obras de Manet y Courbet, sus pintores más admirados en aquellos momentos. La pincelada abocetada es también identificativa de los nuevos tiempos. Otro elemento de referencia lo encontramos en el gesto de la joven, interesándose Renoir por captar la personalidad de sus modelos, en sintonía con los grandes retratistas que tanto admiraba en sus frecuentes visitas al Louvre: Tiziano, Van Dyck, Rembrandt, Velázquez, Goya.
obra
En el verano de 1867 Renoir estuvo trabajando intensamente en el bosque de Chailly-en-Bière, adonde había sido llevado por Monet. Para esta composición utilizó como modelo a Lise Tréhot, hermana de la amiga del pintor Jules Le Coeur y también su modelo en la Diana cazadora. Lise aparece de pie, a tamaño natural, recibiendo un fuerte impacto lumínico que deja su cabeza en sombra mientras que resalta la blancura de su vestido. Una vez más, las fuentes debemos buscarlas en Courbet y Manet, aunque bien es cierto que la composición de Renoir busca más la iluminación de cada momento, en relación con la filosofía impresionista, aportando tonalidades a las sombras. Las pinceladas son rápidas y empastadas, alejándose del relamido academicismo que triunfaba en el Salón. La obra fue presentada al Salón de 1868 y recibió comentarios favorables de algunos críticos. W. Bürger-Thoré escribió: "El conjunto es tan natural y con una observación tan exacta, que lo encontrarán mal hecho, pues están acostumbrados a imaginarse la naturaleza en colores convencionales" mientras que Astruc calificaba a Lise como "la hija del pueblo con todo su carácter parisino". El lienzo sería adquirido posteriormente por el crítico Théodore Duret.
Personaje Político
La derrota sufrida por Atenas en la Guerra del Peloponeso motivó que Esparta impusiera en la capital del Atica un gobierno de su conveniencia, formado por los Treinta Tiranos. De esta manera, la democracia era sustituida por el sistema de gobierno que mejor defendía los intereses del grupo poderoso. Entre los líderes demócratas que se opusieron al gobierno de los tiranos encontramos a Lisias, uno de los mejores oradores de su tiempo. El discurso contra Eratóstenes del año 403 será uno de los más famosos.
Personaje Militar
Lisímaco asumió el gobierno de Tracia a la muerte de Alejandro. En el convenio de Triparadiso firmado entre todos los herederos del monarca -Antípatro, Ptolomeo, Eumenes y Antígono- se le ratificó su zona que fue extendiendo paulatinamente hasta alcanzar buena parte del Asia Menor donde fundó Lisimaquia, la nueva capital. Los enfrentamientos entre los herederos continuaron cuando Demetrio Poliorcetes se adueñó de Macedonia, a la muerte de Casandro. Lisímaco y Demetrio lucharon por el control del territorio macedonio, obteniendo el primero la victoria. En sus últimos años se enfrentó con Seleuco en Korupedion, saliendo derrotado, perdiendo la vida y el reino.
Personaje Escultor
La mayor parte de su escultura la realizó en bronce. Fue uno de los artistas favoritos de Alejandro Magno a quien retrató en numerosas ocasiones. Partiendo del canon clásico de Policleto, evoluciona hacia un mayor naturalismo. La obra de Lisipo que resume las principales características de este escultor es el Apoxiómeno, de la que conservamos una copia romana en los Museos Vaticanos. Las fuentes le atribuyen unas 1500 figuras de atletas, filósofos o príncipes, todas ellas anunciaban el gusto helenístico, sin embargo no han podido ser identificadas. El estilo de Lisipo se caracteriza por su naturalismo y la disposición de las figuras en el espacio, lo que obliga al espectador a contemplarlas desde diferentes puntos de vista, consiguiendo dotar de mayor belleza a sus trabajos.
contexto
Hacia el 335 a. C., en efecto, parece que Lisipo realiza su segunda obra maestra: el Eros de Tespias, colocado junto al Eros esculpido años antes por Praxíteles. En este caso, lo que se plantea es, por una parte, el análisis de la anatomía infantil directamente basado en la realidad, y, por otra, una postura compleja. En ella, acaso lo más interesante es el paso de un brazo por delante del torso: algo que sólo en raras ocasiones se había hecho antes -por ejemplo, en los relieves del Mausoleo- y que se enfrentaba de lleno con un principio clásico indiscutible, el del culto a la musculatura del torso. Es por estas fechas, si no antes, cuando Lisipo empieza a recibir encargos de Alejandro. Durante unos cinco años, todo su numeroso taller se pondrá casi exclusivamente al servicio del monarca macedonio. Y se esculpirán las obras más variadas, desde la estatuilla del Heracles Epitrapecio, destinada a adornar la mesa del rey, hasta la serie de retratos oficiales. El más aparatoso iba a ser el gran conjunto consagrado en Dion, donde Alejandro aparecía con los veinticinco jinetes, compañeros suyos, caídos en la batalla del Gránico: sin duda tomó como modelo los grandes exvotos que acostumbraban erigir las ciudades en los santuarios, mostrando grupos de sus héroes locales; por ello, hemos de pensar que constaría de una simple serie de guerreros a caballo, en formación lineal. Pero es difícil afirmar nada en concreto, pues los restos de una copia aparecidos en Lanuvio, cerca de Roma, son demasiado fragmentarios. Entre los otros retratos que hizo Lisipo al monarca, cabe mencionar sobre todo el Alejandro con la lanza, alabado por varios poemas y conservado en unas pequeñas copias procedentes de Egipto, hoy en el Louvre, y en la cabeza de la llamada Herma Azara; en él, el conquistador aparece en actitud heroica, desnudo por completo. En cambio, sabemos que se mostraba armado y a caballo en la escultura que lo recordaba como fundador en Alejandría. Es posible que Lisipo acompañase al rey hasta Egipto; pero después debió de retirarse de nuevo a Grecia. Quizá, por entonces, el deseo expresado por Alejandro de ser considerado dios -deseo servido por Apeles- le resultase poco soportable, y sin duda suponía que ya no podía faltarle trabajo en su tierra natal, dada la fama que había adquirido. Efectivamente, el cuarto de siglo que aún le quedaba de vida al ya anciano artista debió de ser de una actividad febril, y siempre en busca de novedades. Una de ellas, sin duda, fue explotar el género del grupo estatuario de carácter escenográfico: si en su exvoto de Dion, como hemos supuesto, no pasó de yuxtaponer esculturas, muy distinto sería el aspecto de la Cacería de Crátero, gran conjunto dedicado en Delfos el 307 a. C., pero comenzado mucho antes. En esta obra colaboró Lisipo con Leócares (que acaso moriría antes de su conclusión), representando un acontecimiento ocurrido en el 332 a. C., cuando, en una cacería, Crátero salvó a Alejandro de un león. Es posible suponer que la idea inicial fuese de Leócares, y reflejase los grupos cinegéticos del Mausoleo. Pero Lisipo se planteará aún otro objeto de estudio, y de mayor interés: se trata de la conquista de la tercera dimensión para las estatuas, de la realización de esculturas que no tengan un punto de vista esencial, sino que inviten a darles la vuelta. Es lo que nos enseña, por ejemplo, y de modo paradigmático, el Apoxiómeno, obra que entusiasmaba a las multitudes todavía en la Roma imperial. La idea de lanzar hacia adelante los brazos del atleta vencedor que se limpia el sudor y polvo de la contienda, brazos que sólo pueden verse si se gira en torno a la estatua, constituye una absoluta novedad, y abre unas posibilidades inconmensurables para el futuro; en cambio, el tipo de cara, con los ojos pequeños y pegados a la nariz, quedará como un simple sello personal del artista. La lista de obras podría prolongarse mucho más: habría que citar el Heracles en reposo, conocido sobre todo por la copia libre, y con músculos exagerados, llamada Hércules Farnesio; en esta obra, Lisipo hace que su héroe avance un pie y esconda su mano tras la espalda para invitamos a rodearla. También habría que detenerse en el curioso bronce de carácter alegórico -sólo conocido por relieves- que compuso para personificar el Kairós (la ocasión), calvo por detrás como reza el proverbio; o recordar las distintas Hazañas de Heracles; o ciertos retratos, como el de Sócrates, el de Seleuco I y, acaso, el de Aristóteles; o estatuas gigantescas, como el famoso Heracles de Tarento, meditabundo, sedente y con la cabeza apoyada en un puño en actitud de cansancio... Sería imposible señalar todo lo que, entre obras seguras y atribuciones, puede adscribirse al arte de Lisipo. Baste decir que, tras su paso por Grecia, el arte quedará liberado de casi todas sus trabas clásicas, y abierto a múltiples posibilidades antes inconcebibles.