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La manera de trabajar de muchos de los pasteles de Degas será la siguiente: realiza un monotipo que una vez impreso sobre papel va coloreando, dejando la base negra visible en algunas zonas. La experimentación técnica del pintor es casi tan importante como su producción pictórica, demostrando la ebullición constante de su creatividad. De nuevo nos encontramos con una escena de baño muy similar a Joven entrando a una bañera, destacando en ambas el intimismo de las figuras, cuyos rostros nunca vemos.
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Es una de las escenas de baño más delicadas de las pintadas por Degas, en la que aparece una joven sentada en el borde de su bañera mientras que se seca la nuca con una pequeña toalla blanca. Su ropa se coloca sobre el sillón de la derecha mientras al fondo se intuye la decoración de la pared. Las líneas verticales organizan una composición en la que la luz penetra por la izquierda y muestra con toda su sensualidad el cuerpo desnudo de la joven.
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Sentada en la bañera, la mujer se seca las piernas mientras que recibe la luz del sol que choca en su espalda. Tampoco nos deja ver su rostro, que queda en una zona de sombra. Los variados colores de la alfombra, la bañera y la funda del sillón otorgan mayor vivacidad a esta obra que a otras de sus compañeras - Joven desnuda tumbada, por ejemplo -.
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Similar a Bañista tomando el sol o Joven sentada secándose, Degas repetirá las mismas características en todas las imágenes de esta serie realizada entre 1885 y 1888: intimismo, interés por la iluminación y contraste entre la marcada línea y la rapidez de la aplicación del color.
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La figura semidesnuda de esta joven se relaciona con Susana, pudiendo tratarse de la continuación de la historia al presentar a la bella joven abatida por la injusta acusación de los ancianos. Las líneas de la silueta han sido marcadas para definir las formas y los volúmenes, resultando esta serie de miniaturas en marfil uno de los trabajos más atractivos y desconocidos de Goya.
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La figura que vemos en Mujer desnuda se cubre aquí con unas telas por debajo de la cintura para ocultar su sexo. Esta es la manera de trabajar que Degas había aprendido de Ingres y que será una pauta de trabajo a lo largo de toda su carrera.
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Desgraciadamente desconocemos la identidad de esta joven que podría ser la pareja del Hombre cortando su pluma ya que las medidas y las fechas son relativamente coincidentes. Los retratos de pareja serán muy frecuentes en la pintura barroca holandesa por lo que no sería rara esta posibilidad. La mujer se presenta sobre un fondo neutro tremendamente oscuro que va aclarándose a medida que se desciende, creando una ligera confusión entre el vestido y el fondo. Los puños blancos, la cofia y el cuello, elementos todos de encaje, sirven para iluminar el conjunto y resaltar la belleza y la posición social de la modelo. Su postura es muy atractiva al mostrarse sentada en un sillón, apoyando con fuerza su mano izquierda en el apoyabrazos. La potente iluminación procedente de la izquierda impacta en el rostro y en las manos de la dama, creando un soberbio juego de luces y sombras tomado del tenebrismo de Caravaggio, conocido por Rembrandt gracias a su estancia en el taller de Pieter Lastman.
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Durante su estancia en Nueva Orleans para visitar a sus familiares, Degas realizó un buen número de obras. Esta joven podría tratarse de Estelle Musson, la cuñada del pintor, aunque es una identificación con ciertas reservas ya que las fotografías existentes de ella no son del todo buenas. La mujer se sitúa tras una mesa decorada con un tapete floreado y un gran jarrón con flores rojas y grandes hojas verdes. Sentada sobre un sillón, gira su cuerpo y su cabeza para observar qué ocurre a sus espaldas, creando una escena de carácter intimista. La iluminación procedente de la derecha impacta en la figura y en el jarrón dejando en penumbra la zona de la izquierda. El contraste de tonalidades era muy típico en el arte de Manet, mientras que la ejecución, con una pincelada rápida, es típica de Degas, que parece crear cierto efecto atmosférico en el ambiente como también hacía Velázquez.
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La realización de la serie dedicada a las bañistas servirá para acusar a Degas de misoginia. Cuando se observan las imágenes encontramos más ternura que odio en unas obras caracterizadas por la intimidad con la que se trata el tema, como si fuésemos miembros de la familia de las jóvenes. Las claras tonalidades se adueñan de una escena en la que el escorzo de la figura llama nuestra atención.
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Los últimos años de Fortuny nos ofrecen el fuerte debate interior existente en el artista; sus gustos artísticos le llevan a abandonar el cuadro de casacón y hacer una temática de género como este lienzo que contemplamos pero el ritmo de vida que se ha marcado le obliga a pintar obras siguiendo las pautas del mercado como la Elección de la modelo. Fortuny se siente más a gusto con estas obras de pincelada rápida y ejecución pastosa en las que continúa con el estilo de Goya y Velázquez, apostando por la mancha y la indefinición sin abandonar la expresividad del joven, en la línea de la pintura barroca española. Las tonalidades oscuras se adueñan del conjunto, interesándose el maestro por la luz y el naturalismo.