El recinto no adopta la forma cuadrada como era lo habitual, sino más bien el de un pentágono irregular debido a las condiciones topográficas del terreno. A siete metros del monasterio se encontraba el refectorio, que fue destruido en 1943 por un bombardeo.
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monumento
El de Hosios Lukas es el mejor modelo de monasterio bizantino que se conoce, a pesar de los destrozos causados en algunos de sus edificios por un bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial. En medio del patio central, se elevan majestuosamente las dos iglesias del monasterio, la situada a la izquierda, dedicada a la Virgen y la otra, a San Lucas, que es también la iglesia conventual propiamente dicha. La construcción de la primera, iniciada el año 946 viviendo San Lucas y gracias a la munificiencia del general Cresites, al adoptar la planta de cruz griega inscrita, revela la modernidad de las propuestas arquitectónicas allí desarrolladas. Por razones de piedad y de respeto a la memoria del fundador del monasterio y también por razones prácticas -la necesidad de crear espacios para el movimiento de los numerosos peregrinos que pasaban la noche allí- se construyó el segundo de los templos, consagrado alrededor de 1011; este último, puede considerarse hoy como uno de los ejemplos más bellos de la planta de octógono cruciforme. Su amplitud y riqueza decorativa han hecho pensar que la obra no hubiera sido posible sin la poderosa colaboración económica imperial; por esta razón, la tradición, bien que sin ningún fundamento, ha puesto en relación las tumbas de la cripta con Romano II y su esposa. El núcleo de la planta lo forman un cuadrado con octógono inscrito, cubierto por una enorme cúpula de nueve metros de diámetro y 5,25 metros de alto, ausente de apoyos interiores y bordeada en todos sus lados por espacios subsidiarios con bóvedas de aristas que soportan una galería. Tales espacios no pueden ser considerados como naves laterales, puesto que quedan interrumpidos por gruesos muros transversales que hacen el papel de contrafuertes. El efecto espacial del conjunto, por su complejo juego de elementos altos y bajos, del núcleo y los espacios subordinados, de zonas claras, medias luces y zonas oscuras, sorprende en extremo. En Hosios Lukas, el recinto no adopta la forma cuadrada como era lo habitual, sino más bien el de un pentágono irregular debido a las condiciones topográficas del terreno. En el lado nordeste de la muralla se encuentra la entrada principal del monasterio, hoy fuera de uso. Al este de la entrada se ubicaba una construcción secundaria, el "vordonareion", edificio largo, de eje longitudinal y usado como cuadra. En el lado opuesto, es decir al oeste de la entrada principal, se ubicaba el "photonama", sala cubierta de arcadas y bóvedas sostenidas por cuatro columnas columnas monolíticas. A siete metros del monasterio se encontraba el refectorio, que fue destruido en 1943 por un bombardeo. Constaba de dos pisos, el superior utilizado como comedor de los monjes mientras que el inferior, era una bodega, despensa e incluso taller.
monumento
Iglesia del siglo XII, con una única nave, sigue el esquema constructivo típico de las iglesias de las zonas de montaña de la provincia de Lugo, sin apenas adornos al exterior y hechas mediante pizarra. El presbiterio tiene un arco triunfal y bóveda de medio punto. En el frontis existe una torre, en cuya parte inferior se sitúa un porche con cuatro pilares de mampostería, así como cuatro vanos de medio punto. El porche pudo servir para acoger a los viajeros, siendo el lugar en el que resguardarse de las inclemencias del tiempo.
obra
La fachada principal de la iglesia de Santa Maria del Carmelo, contigua al convento del Campo de los Carmini, y realizada con modestos ladrillos venecianos, es producto de la remodelación realizada en el siglo XVI. El arquitecto encargado de su construcción fue Sebastiano Mariano de Lugano.
obra
La iglesia de Santa Maria del Carmelo presenta planta de cruz latina, con tres naves, separadas por columnas y cubiertas con bóveda de crucería. Las tallas doradas de la nave central se realizaron entre los últimos años del siglo XVI y principios del XVII.
monumento
Hasta tres frontones clásicos se suceden en la nítida geometría del hastial de esta iglesia de la Giudecca, concebido por Palladio como un templo tetrástilo de columnas y pilares gigantes, capaces de acoger portada y ventanas manieristas enmarcadas por soportes menores. El interior, en cruz latina de brazos semicilíndricos en el crucero y capillas hornacinas en los costados de la amplia y luminosa nave, acoge la diáfana luz de una cúpula horra de toda distracción. El ábside, con columnata exenta tras el altar, recibe exteriormente dos airosos campaniles cilíndricos de remate cónico que la convierten en una de las siluetas más singulares de Venecia.
museo
Junto a la Iglesia de San Lorenzo, en la plaza del mismo nombre, se levanta la moderna basílica del Gran Poder, que aloja la famosa imagen del Señor de Sevilla, magnífica escultura realizada por Juan de Mesa. Es la imagen más popular de la ciudad, y cada viernes son miles los sevillanos que desde hace lustro acostumbran visitar.
obra
Aunque iniciada su reconstrucción en 1737, las obras no se le encargan a Fischer hasta 1748. Aprovecha los proyectos anteriores en un claro ejemplo de su capacidad de adaptación. En este caso el poder del abad y la importancia del monasterio exigían una mayor monumentalidad y así da al conjunto un aire grandioso que no aparece en otras obras suyas, convirtiéndose en el trabajo que mejor resume las tendencias barrocas. Fischer contó además, para conseguir su propósito, con la inestimable ayuda de escultores, pintores y estuquistas.
museo
Aunque iniciada su reconstrucción en 1737, las obras no se le encargan a Johan-Emmanuel Fischer hasta 1748. Aprovecha los proyectos anteriores en un claro ejemplo de su capacidad de adaptación. En este caso el poder del abad y la importancia del monasterio exigían una mayor monumentalidad y así da al conjunto un aire grandioso que no aparece en otras obras suyas, convirtiéndose en el trabajo que mejor resume las tendencias barrocas. Fischer contó además, para conseguir su propósito, con la inestimable ayuda de escultores, pintores y estuquistas.