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termino
acepcion
En la cultura inca, personaje convertido en piedra y sacralizado.
Personaje Pintor
Conocido como el Gran chiflado (Dachi), Huang Gongwang se relacionó mucho con círculos religioso-filosóficos. Sus obras maestras las realizó en su período de madurez, y se caracterizan por su carácter compositivo innovador. A la concepción de la dinastía Song de ver primero la obra en su totalidad y luego ejecutarla, Huang Gongwan se opuso componiendo muy lentamente sus obras, sin tener una idea global previa. Utilizaba primero tonalidades claras de tinta, oscureciéndolas lentamente con un pincel cada vez más seco. Su obra más estudiada, Viviendo en los Montes Fuchun, tardó en realizarla siete años, retocándola y variándola constantemente. En ella se pueden observar recursos técnicos y compositivos que recuerdan a los grandes pintores, como Guo Xi, por su perspectiva basada en una sucesión de planos en profundidad, combinados con recursos innovadores como la simplicidad de medios y la soltura de los trazos. Sus paisajes tuvieron una gran influencia en la pintura china posterior.
Personaje Pintor
Miembro del grupo de los Ocho Excéntricos de Yangzhou, fue un destacado pintor del género de figuras y de paisajes. Entre sus obras cabe mencionar "Laozi y su buey", que en la actualidad acoge el Museo Británico de Londres. De su faceta como calígrafo, sobresale la maestría con que abordó el estilo xingshu o corrido.
termino
acepcion
Personaje legendario de la Antigua China que junto con Fuxi y Shennong, tenía la categoría de demiurgo. Representaba al emperador Amarillo y al igual que a Fuxi se le atribuía la creación del género humano, la escritura y la cría del gusano. Yi Cheng, el primer emperador de China (221-210 a.C) y fundador de la dinastía Qin, se adjudicó este título.
termino
acepcion
En la cultura inca y en lengua quechua, voz que se refiere a una persona pobre y sin familiares.
contexto
Asistimos a la última fase anterior al establecimiento del imperio incaico. Y viene marcada de alguna manera por el último proceso integrador andino antes de la formación del Imperio, que es el estado Huari o Wari. Cerca de la actual Ayacucho se levantó la ciudad de Huari, que impulsó a su vez la construcción de más centros administrativos como consecuencia de la expansión militar. La propia ciudad contó, en sus momentos de mayor esplendor, con cerca de 40.000 habitantes y controló una amplia zona, que abarcaba espacios en la costa y en parte de la sierra, y en la que una mayoría de campesinos se dedicaban a la producción agrícola y pagaba los tributos impuestos por los dirigentes huari. Tras cerca de 600 años de hegemonía en la región, mediante el establecimiento de autoridades delegadas en las capitales regionales como Chan Chan, Chimú o Pachacamac, el poderío huari comenzó a declinar hacia el 1.100 o 1.200 d.C. Tras su caída, esas capitales regionales se mantienen como centros locales de poder, hasta que siglos más tarde serán absorbidas por el Estado Inca. Precisamente en la actual Lima, en el sitio conocido como Huaca Pucllana, se han encontrado numerosos enterramientos, y algunos de ellos corresponden a individuos de la cultura huari. Tal es el caso de una momia identificada como los restos de una mujer huari, encontrada junto a otros tres cadáveres, uno de ellos un niño que fue probablemente sacrificado, y que tienen una antigüedad cercana a 1.300 años. Gráfico Entre los estados regionales que se forman tras la ruptura de la hegemonía huari, hay uno que tiene mayor fuerza que el resto, y al que tradicionalmente se da categoría de reino: el de Chimú (o Chimor), en la costa norte, cuya capital se situaba en la ciudad de Chan Chan. Junto a ellos otros poderes como los collas, los chancas, o lupacas, habrían de enfrentarse a partir del siglo XV al creciente poderío militar de los incas. Ciertamente es pocos lo que sabemos de la mujer en todas estas civilizaciones desarrolladas en el mundo andino antes de la expansión del Estado Inca. Lo cierto es que, salvo algunos casos excepcionales, y localizados en el norte de los Andes centrales, parece que la mujer tuvo una actuación fundamental en el desarrollo de la vida familiar y en determinadas actividades artesanales y agrícolas. Las representaciones en cerámica no permiten asegurar su presencia en otros ámbitos, como el militar o el político. En cambio, sí podemos afirmar su importancia desde el punto de vista religioso, por la aparición de ídolos de culto con marcados rasgos femeninos, probablemente vinculados a ritos de fertilidad. Igualmente son frecuentes las representaciones de mujeres embarazadas, lo que denota la importancia que se otorgaba a la mujer-madre en estas sociedades.
contexto
A finales del periodo Intermedio Temprano Clásico culmina la integración cultural entre las diferentes culturas que se habían regionalizado durante siglos en los Andes Centrales. Los estados teocráticos se agotan en su dinámica y expansión, evolucionando hacia otras formaciones políticas cuyas bases son económicas y militares. Si la etapa anterior se caracteriza por una evolución desigual de los procesos culturales, a partir del siglo VIII se inicia una unificación cultural que servirá para establecer este Horizonte Medio, el cual ha sido datado entre el 500 y el 1.000 d.C. Esta gran complejidad cultural se expande poco a poco a los Andes Septentrionales, que inician su etapa de Integración Regional, con la formación de jefaturas y de sociedades rurales complejas. El agente que hace efectiva esta unificación es Huari o Wari, una gran ciudad situada sobre una inmensa meseta volcánica a 725 km al noroeste de Tiahuanaco, y a 25 km al norte de la ciudad de Ayacucho. El centro urbano ocupa una extensión cercana a las 300 Ha, y estaba dominado al menos por un templo rodeado por un impresionante muro -Ushpa Qoto-, fuera del cual se emplazó una extensa área residencial con edificios multifamiliares. Algunas de las casas de tales edificios tienen más de una habitación y fueron construidas a base de adobe y lajas de piedra y recubiertas con estuco. El patrón general residencial consistió en edificios rectangulares rodeados por altos muros de piedra, que se organizaron en conjuntos y éstos a su vez en sectores. Tales sectores incluían templos, residencias administrativas y palaciegas, casas, talleres de especialistas y otros rasgos que definen la vida urbana. Es muy posible que cada sector estuviera ocupado por segmentos de población emparentados y que tuvieran una misma especialización en el trabajo. Algunos de ellos, como Capilla Pata y Cheqo Wasi manifiestan la jerarquización interna existente en el centro, que llegó a ser uno de los más importantes del área andina durante la etapa prehispánica. En unos y otros se encontró un complicada red de canales semisubterráneos, a veces asociados a piedras labradas y petroglifos, que solucionó el abastecimiento de agua a la ciudad, la cual procedía de unas lagunas situadas a unos 10 km del centro. La ciudad se levantó sobre una zona limitada en cuanto a recursos, en la cual la actividad básica fue la agricultura, aunque la aridez general del terreno hizo que tuviera que ayudarse con una complicada red de canales, y poco a poco el sistema productivo se fue elaborando sobre una base hidráulica. La caza y el pastoreo -se han encontrado multitud de corrales con cercos de piedra en el asentamiento- debieron completar el sistema productivo del centro. Dada la precariedad de este sistema, Huari se vio obligado a establecer relaciones comerciales con sus alrededores más inmediatos y con estados más alejados. En su entorno se han localizado diez pueblos jerarquizados entre Ayacucho y Huanta, los cuales debieron ser conquistados por Huari como consecuencia de la presión demográfica sobre sus escasos recursos. En Chanchopata, un sitio cerca de Huari que parece haber sido un santuario religioso, se encontraron urnas funerarias decoradas con la imagen del Dios de los Bastones, lo cual es indicativo de las relaciones con Tiahuanaco, que pudo introducir en el área los conceptos religiosos del Titicaca. También se mantuvieron relaciones con Nazca, como manifiesta la incorporación de los diseños de esta cultura a la cerámica local, dando lugar a un estilo denominado Chukipampa. Con el tiempo, tal estilo se fue distribuyendo desde Huari al valle de Nazca, la sierra norte y la costa norte y central, pudiendo reflejar la conquista de estas regiones por parte de Huari hacia 700 d.C. Para disponer de una comunicación rápida y eficaz con los territorios conquistados, Huari desarrolló un sistema vial muy complicado el cual, al menos en lo que respecta al Chinchasuyu, pudo ser un precedente para el sistema de dominación inca. Todas estas zonas fueron integradas en un gran estado centralizado, que construyó en ellas enormes unidades arquitectónicas consistentes en conjuntos de paredes de adobe rectangulares, los cuales pueden ser encontrados tanto en los valles costeros como en la sierra, Piqillacta, en la cuenca del Cuzco y en Viracocha Pampa. Sus funciones fueron administrativas, pero también sirvieron como graneros y sitios de control. Poco a poco Huari se fue transformando en un gran estado imperial que se extendió desde Cajamarca y Lambayeque al norte de Arequipa hasta Cuzco por el sur. La relación entre Tiahuanaco y Huari es aun hoy día bastante desconocida: ¿fueron capitales de sendos imperios con orientación diferente (la primera hacia el sur y la segunda hacia el norte) o capitales duales de un mismo imperio, tal como lo fueron en un determinado momento Cuzco y Quito? Algunos arqueólogos sostienen que Huari se creó como una colonia de Tiahuanaco, que después se hizo independiente y creó un imperio, pero otros abogan por su autonomía desde el momento de su fundación. Tiahuanaco controló su territorio por medio de un modelo de colonización y de trueque intensivo con las zonas del desierto; mientras que Huari se expandió hacia el norte, fundamentando su imperio en el tributo y en la mano de obra conquistada. Bajo su poder, los antiguos centros ceremoniales conquistados tuvieron que transformarse, especializándose en talleres de manufacturas basadas en los productos estratégicos que ellas controlaban. Hacia el siglo X d.C. se inicia la decadencia de Huari, la cual originó de nuevo la regionalización de las culturas, un fenómeno similar al ocurrido durante el Intermedio Temprano. Algunas culturas continúan siendo urbanas y complejas, pero en otros casos hay un retroceso hacia formas rurales, en particular en la sierra central. Hacia 900 d.C. están instalados tres grandes estados en los Andes Centrales: Pachacamac en la costa, Lambayeque en el norte, donde se hace muy popular el estilo Sicán que fue independiente en relación con Huari, y en los valles de Casma y Chicama donde se distribuyó la cerámica Blanco-Negro-Rojo correspondiente seguramente a un estado regional aún mayor que el de Sicán. La impronta del imperio Huari cambió de manera radical las culturas del área peruana. Fue una transformación social, política y religiosa más que tecnológica. Sin embargo, los efectos económicos fueron probablemente mayores, ya que en esta etapa el control del estado sobre la distribución de alimentos a una escala regional, con sus almacenes, calzadas, guarniciones, estaciones de control, etc., preconiza el desarrollo incaico, que tuvo fortísimas raíces en el Horizonte Medio.