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En total fueron cuatro los bocetos que Ingres realizó sobre esta misma figura. Se trata del estudio para la musa de la lírica que acompaña el retrato de Luigi Cherubini. Para ella posaron dos mujeres diferentes: madame Desgoffe, esposa de un alumno del pintor, y mademoiselle Rayneval, que era nada menos que hermana del primer secretario de la embajada francesa en Roma. Como en casi todos sus bocetos, el realismo del cuerpo (o cuerpos) de la modelo se impone a la idealización clasicista que podemos encontrar en el resultado definitivo.
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En 1853 el ayuntamiento de París encargó a Ingres un lienzo de temática política, la Apoteosis de Napoleón, cuadro que se perdió en un incendio provocado por el levantamiento de la Comuna de París -1871-. El cuadro se conoce por un boceto del pintor y de una reproducción antigua de L. A. Salomon. Esta figura es un boceto para la alegoría de Francia, que iba situada tras el emperador. El dibujo nos la muestra desnuda, como ejercicio de corrección anatómica, en un estudio posterior podemos contemplarla ya vestida con la túnica definitiva. La modelo fue una joven llamada Hortensie, que imita la pose de un relieve antiguo de la Villa Torlonia Albani en Roma, que Ingres había copiado durante su estancia allá.
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Esta juvenil pareja constituye, sin la menor duda, dos de los mejores y más bellos desnudos de Ingres, que pintó muchos a lo largo de su carrera. Ambos son estudios de figuras para un mural con "La Edad de Oro", encargo del duque de Luynes. Este aristócrata quería adornar con murales su castillo de Dampierre, por lo que se lo encargó a Ingres. El pintor seleccionó "La Edad de Oro" y la "Edad de Hierro" como temas. Los trabajos fueron interrumpidos por el fallecimiento de Madeleine Chapelle, la esposa del artista. Sin embargo, el arduo trabajo tuvo como resultado una versión de la Edad de Oro en lienzo, más pequeño que el mural original.En total, Ingres dibujó más de cuatrocientos bocetos para esta obra, entre los cuales está esta singular obra. El personaje masculino recuerda en todo punto a una estatua clásica, incluso en la posición de las piernas y en el trazo casi escultórico de pies, pliegue inguinal, torso o cabeza. Sin embargo, en el caso de la figura femenina nos resulta obvia la huella de la modelo real, con sus caderas redondeadas y blandas, y el cabello recogido al estilo del siglo XIX. A un lado del dibujo vemos el estudio para la melena posterior que cubrirá los hombros de esta mujer.
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Ingres solía dibujar a sus personajes primero desnudos y luego vestidos para asegurarse la corrección anatómica de las figuras. Así, tomó estos apuntes de desnudos masculinos, menos frecuentes en su producción que los apuntes femeninos, para la figura del rey de Acrón muerto por Rómulo. Esta historia aparece en un gran lienzo histórico que preparó para las habitaciones de Napoleón en el palacio Quirinal en Roma, titulado Rómulo, conquistador de Acrón.
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Para preparar el retrato de Diego Martelli, Degas realizó tres estudios preparatorios entre los que destaca éste que aquí contemplamos. La gruesa figura cruza sus brazos a la altura del pecho e inclina la cabeza en actitud pensativa, tal y como aparecerá en el cuadro definitivo. Dibujo y expresividad de la figura son las dos características destacables de este dibujo en el que se aprecian ecos de Ingres.
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La figura de Edmond Duranty se acoda sobre una mesa repleta de libros, exhibiendo Degas sus excelentes dotes como dibujante aprendidas gracias a la admiración juvenil por Ingres. Ya en este estudio se aprecia la capacidad del artista para captar la expresión de su modelo, el elemento principal de un buen retrato.
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Leonardo sentía una verdadera intriga sobre los procesos reproductivos humanos y realizó abundantes estudios anatómicos y disecciones de los órganos sexuales femeninos así como de fetos y embriones en el útero. Muchos de ellos poseen errores médicos que han sido puesto de relieve actualmente, aunque resulta evidente que sus dibujos son tomados directamente del natural. Para ello, Leonardo hubo de realizar disecciones de cadáveres que en la época constituía uno de los más graves delitos. Leonardo fue acusado en varias ocasiones de practicar la magia negra y la hechicería, posiblemente por sus estudios de anatomía.
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En 1819 Constable alquiló una casa en Hampstead, dedicándose a realizar numerosas vistas de los paisajes del entorno. Sus principales preocupaciones en estos momentos serían las amplias perspectivas como aquí podemos observar y los estudios de luz, mostrándonos un sensacional atardecer tal y como podemos observar en las tonalidades anaranjadas que se muestran al fondo. El cielo ocupa más de la tercera parte de la superficie del lienzo, habitual en las escenas de los paisajistas holandeses del Barroco que Constable tanto admiraba, plagándose de amenazantes nubes que serán una de sus obsesiones en estos años -véase Estudio de nubes con horizonte de árboles-. Las pinceladas son cada vez más rápidas y empastadas, convirtiéndose la naturaleza en algo abstracto. El interés por las atmósferas y las luces de Constable serán las influencias que los impresionistas recibirán del maestro inglés.
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De todos los dibujos que Leonardo nos ha dejado sobre el monumento de Francesco Sforza, este es el único que plantea una imagen más o menos definitiva. El modelo de escayola que llegó a realizar el artista fue destruido en la invasión francesa de Milán y el monumento definitivo nunca se llegó a fundir. El tipo del monumento es muy dinámico, con grandes desequilibrios en las masas del bronce que debía ser fundido, por lo que imaginamos la realización bastante dificultosa para los medios del momento. El monumento real debía ser más estable, parecido al monumento de Marco Aurelio, la única estatua ecuestre conservada de la Antigüedad.