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monumento
En plena Puerta del Sol, frente a la calle del Carmén, se levanta la estatua de las armas heráldicas de la villa de Madrid: un madroño cargado de frutos sobre el que se empina un oso. La escultura fue realizada en 1967 por Antonio Navarro Santafé. El símbolo de Madrid fue en un primer momento un oso pasante, siendo sustituido posteriormente por un oso empinado y un madroño, cambio motivado por el triunfo de la Villa en un pleito con el Cabildo de Curas y Beneficiados sobre la propiedad de los pastos y los árboles. La Villa recibió la propiedad de los árboles, por lo que el madroño se convertiría en su símbolo, junto al oso, símbolo ya utilizado anteriormente.
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Fotografía cedida por La Rioja Turismo
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Nimaatsed fue sacerdote de Re y de Hathor en el templo solar de Neferirkaré, juez y profeta de las pirámides de ese mismo faraón y de sus sucesores, el efímero Neferefré y Neuserre, de la V Dinastía. Ignoramos por qué se hacen estas estatuas dobles, y a veces triples -llamadas pseudogrupos- con un soporte y un pedestal comunes. La conservación de la policromía es excelente, incluso en el gracioso bigotillo.
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Se ha discutido mucho sobre la fecha en que fue realizada esta figura, algunos historiadores apuntan a que se trata de la representación de un sucesor de Carlomagno, otros creen que la obra no es anterior al siglo XVI. Fue en 1935, tras numerosos estudios, cuando se concluyó que el caballo es grecorromano, el cuerpo del jinete bizantino y la cabeza carolingia. Gracias a la biografía que Eginardo escribió sobre Carlomagno, sabemos cual era la fisonomía del emperador: a pesar de la que comúnmente se cree, no llevaba barba , pero sí un largo bigote. Era un hombre alto y corpulento y vestía con sencillez, sin lujos ni ostentaciones.