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Personaje
Literato
Se graduó con éxito en universidades de Harvard, París y Oxford. Durante su formación ejerció en él una notable influencia autores de la talla de Donne, Laforgue, Corbiére y sobre todo Dante. A los treinta años empieza a publicar sus primeros poemas en la antología "Prufrock y otras observaciones". A este le seguirían muchas otras obras en verso que le consagrarían como uno de los poetas más importantes del siglo. A comienzos de los años veinte desempeña el cargo de director de la revista "The Criterion" y la editorial "Faber y Faber". Desde su juventud ya se había declarado un anglófilo por lo que en 1927 logró hacerse con la nacionalidad británica. En su faceta como dramaturgo realizó "Asesinato en la catedral", "Reunión de familia" y "El empleado de confianza", entre otras obras. Entre 1936 y 1942 escribe Cuatro Cuartetos, su trabajo más importante.
Personaje
Religioso
Elipando era el arzobispo de Toledo durante el reinado de Mauregato. En aquellos momentos se vivió la querella adopcionista, según la cual Cristo, en cuanto hombre, sería solamente hijo adoptivo del Padre. De esta manera se intentaba hacer más comprensible el misterio de la Trinidad a judíos y musulmanes. Elipando adoptó la doctrina adopcionista lo que fue aprovechado por los religiosos asturianos para abandonar la influencia de Toledo y acercarse Occidente. Esta querella adopcionista será condenada por el papa Adriano I en 794 gracias a la intervención de Carlomagno.
obra
Hacia 1635 Ferdinand Bol se encuentra en el taller de Rembrandt, colaborando con el maestro hasta 1642 que se establece de manera independiente en Amsterdam, empezando a recibir importantes encargos tras su matrimonio en 1652. La similitud entre el estilo de discípulo y maestro ha provocado una tremenda discusión entre los expertos sobre la autoría de esta magnífico retrato femenino, existiendo tres hipótesis: es una obra de Rembrandt sin más dudas; el maestro se dejó ayudar por algún discípulo; el autor no es otro que Bol. La similitud de esta obra con el Retrato de una anciana con 81 años avala la tercera hipótesis suficientemente.La retratada nació en Kampen en 1571; su familia se trasladó a Amsterdam cuando ella tenía 14 años, casándose Elisabeth en 1596 con el militar Jochem Hendricksz Swartenhondt. Entre 1609-1621 regentó el "Príncipe de Orange" considerado como el hotel de cinco estrellas de Amsterdam al que acudía la nobleza y donde los alcaldes instalaban a sus invitados. El matrimonio gozó de una privilegiada posición, dejando como herencia Elisabeth al fallecer en 1649 la cantidad de 28.000 florines. La anciana aparece sentada en un elegante sillón, vestida con sus mejores galas. Cruza sus manos a la altura de su regazo, sujetando un pañuelo de lino blanco. El cuello formando una gorguera y el gorro, junto a los puños, son los elementos que animan la oscuridad de los trajes. El rostro es tremendamente expresivo, destacando las arrugas y la mirada empequeñecida, resultando un retrato digno de un maestro. La potente iluminación provoca acentuados contrastes entre las zonas de sombra y las iluminadas, mostrando una evidente influencia de Caravaggio.
obra
Los especialistas no consideran unánimemente este retrato como obra de Rafael, apuntándose a Giovanni Santi - padre del maestro - como el creador del retrato que sería acabado por el hijo tras su fallecimiento en 1494. Esta hipótesis se apoya en el aspecto flamenco de la tabla, la aplicación quattrocentista del color y la inexpresividad del alargado rostro. Tradicionalmente fue incluso atribuida a Mantegna, Durero y Caroto.La esposa de Guidulbaldo de Urbino aparece de frente al espectador, recortada su figura ante un paisaje de clara inspiración umbra, destacándose los detalles de su vestido para quedar en un segundo plano la expresividad del rostro que más bien parece un estereotipo, como si de un icono se tratara. El colorido de las mejillas y los reflejos luminosos de las montañas tienen cierto aire rafaelesco.
obra
La Eucaristía y la obligación de los cofrades de la Scuola Grande di San Rocco de aliviar el hambre de los pobres es el tema de este óvalo de la sala superior. La figura de Eliseo ocupa buena parte de la superficie del lienzo, distribuyendo los panes entre los hebreos que caminan por el desierto. La monumentalidad de las figuras es una herencia de Miguel Ángel, aportando Tintoretto su personal apuesta por el empleo de los contrastes lumínicos.
obra
Huyendo del calor y del aire viciado de Londres, Lizzy Sindal, amante de Rossetti, se trasladó a Hastings. El pintor pasó allí una estancia entre los meses de mayo y junio de 1854, realizando este excelente dibujo en estos momentos, tal y como se puede leer entre las patas del sillón. La joven aparece sentada en un sillón de inválido, dirigiendo su mirada al libro que sostiene en su regazo. Las líneas son firmes y las sombras están conseguidas de manera acertada, mostrando la facilidad para el dibujo del fundador de la Hermandad de los Prerrafaelitas. F. M. Brown describe de esta manera a la bella Lizzy y la relación con su buen amigo: "se la ve más delgada y más cadavérica y más bella y más desmadejada que nunca; una auténtica artista, una mujer sin igual durante mucho tiempo. Gabriel sigue como siempre, difuso e inconsecuente con su trabajo. Dibujando maravillosos y deliciosos Guggums -ese el nombre cariñoso que Rossetti daba a su amada- uno detrás de otro, todos con una estimulante frescura, todos con el sello de la inmortalidad". Lizzy será también la modelo que protagonice Beata Beatrix.
obra
La mujer será para Toulouse-Lautrec uno de los más interesantes motivos de inspiración. La mayor parte de sus trabajos están protagonizados por mujeres, especialmente por prostitutas con las que el pintor se sentía identificado, posiblemente al darle el cariño o el placer que otros le habían negado en su vida a causa de su aspecto físico. Son dos seres marginados que buscan la comprensión y el cariño, estableciendo siempre un estrecho contacto que llevará a Henri a vivir durante una temporada en el burdel de la rue des Moulins. Esta admiración hacia lo femenino será la protagonista de "Elles", una serie de litografías poblada por las mismas figuras que los cartones donde Lautrec se manifiesta como un artista más naturalista, manteniendo su "pincel fotográfico" preparado para captar lo que le rodea. La portada está protagonizada por una pelirroja - las mujeres pelirrojas, de nariz respingona y tez blanca eran las favoritas del artista - de espaldas, mesándose el cabello mientras que en primer plano contemplamos una chistera, lo que indica la compañía masculina que no es apreciable, oculto posiblemente entre las sábanas de la zona izquierda. El resultado es francamente atractivo, llegando a ser utilizada esta portada para anunciar una exposición con el texto sobreimpreso en rojo.