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El cimborrio de la catedral valenciana se fecha en el siglo XIV, realizado posiblemente por el maestro Nicolás de Antona, aunque también se apunta a Martín Llobet como su autor. Se trata de una hermosa linterna con 16 ventanales ojivales con cinco parteluces cada uno y claraboya de complicadas tracerías.
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La torre de campanas de la catedral de Valencia, conocida popularmente como Miquelet, se ha convertido en el icono del templo. Su fisonomía poligonal de clara inspiración catalana ha sido evocada por un buen número de viajeros. Destacan, entre otros, los testimonios de Jerónimo Munzer en 1494 -"la torre es bastante alta. Subimos a ella por doscientos seis altos escalones, con bóveda"- o de Bartolomé Joly en 1672 -"la iglesia metropolitana no es de las mayores pero es curioso de ver (...) una torre muy alta, de forma pentagonal, que sirve de reloj a la ciudad"-.
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Andrés Juliá, maestro de obras de la catedral de Tortosa, empieza en 1381 las obras de la torre de la catedral de Valencia, el famoso Miquelete, finalizadas hacia 1414 por Pedro Balaguer. Se trata de una torre de planta octogonal, con 51 metros de altura hasta la espadaña de 15 metros que cobija dos campanas superpuestas: la Miguel que da las horas y la superior que da los cuartos. De los cuatro cuerpos, tres son lisos mientras que el superior está ornamentado, abriéndose en él seis amplios ventanales.
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Andrés Juliá, maestro de obras de la catedral de Tortosa, empieza en 1381 las obras de la torre de la catedral de Valencia, el famoso Miquelete, finalizadas hacia 1414 por Pedro Balaguer. Se trata de una torre de planta octogonal, con 51 metros de altura hasta la espadaña de 15 metros que cobija dos campanas superpuestas: la Miguel que da las horas y la superior que da los cuartos. De los cuatro cuerpos, tres son lisos mientras que el superior está ornamentado, abriéndose en él seis amplios ventanales.
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De su rápido paso por España, Conrad Rudolf dejó el proyecto de la fachada de la catedral de Valencia, animada y modelada bajo un patrón único y diseñada por una fuerza de atracción gravitatoria, que define un espacio a través de su logia y que crea y hace visible su propia naturaleza arquitectónica desde las fuerzas en curvatura que penetran en ella. Planteando un sistema de movimiento compuesto se levanta en el angosto retroceso del muro entre la Torre del Miguelete y el Aula (Sala Capitular), obras del siglo XIV. Su figura está entre las más esquivas de la arquitectura barroca española. En su esquema básico se recrean proyectos de Bernini y de Guarino Guarini. Sus divergencias cóncavo-convexas se contrarrestan con líneas de simetría y las siete divisiones en tres cuerpos aparentan la calidad de una membrana alabeada por estímulos internos. El efecto es sugerente y poderoso, a la par que dotado de sutileza por el juego sesgado de las columnas gemelas, y los cóncavos vanos, curvados de forma ostentosa sobre los planos verticales. La pureza tectónica y la aspiración a lo grandioso singulariza el edificio, cuya osada dinámica nos refleja la eminencia de un plano cuyo aspecto trasciende a lo tridimensional. Adepto al arte rococó en los prolegómenos del estilo, Rudolf se asocia a él encabezando la primacía de este estilo y trasmitiéndola al arte levantino en el que influye decisivamente. Él relieve sobre la puerta interpretado por L. Vergara, con ángeles adorando el nombre de María, sintetiza la tendencia rococó, indicada tanto en el concepto comprensivo del conjunto como en los refinados detalles ornamentales. En relación con los modelos locales, la fachada catedralicia marca una dicotomía conceptual reconocida de manera explícita. El espectador ve en el edificio, en los comienzos del siglo XVIII, una nueva orientación arquitectónica que comienza a encontrar su camino. Arracimada alrededor del viejo edificio gótico, refleja una nueva experiencia en la que se sintetizan de acuerdo con las leyes de un contrapunto arquitectónico algo de Ficher von Erlach-Neumann y una variación sinfónica sobre el tema de Borromini. De esta manera, Rudolf pasa a formar parte del círculo de hombres de ingenio que proyecta sus tareas con una nueva luz.
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La catedral de Valencia se levantará sobre la antigua mezquita mayor y presenta una planta de cruz latina con cerca de 100 metros de fondo por 50 de anchura en el crucero, tres naves con pilares y escasa diferencia en altura, crucero y girola, disponiendo un amplio número de capillas a su alrededor.