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Las obrasde la catedral de la Almudena avanzaron despacio hasta que sufrieron un nuevo parón en 1965 que duró 20 años. En 1984 se retomaron los trabajos y el papa Juan Pablo II ofició la solemne ceremonia de inauguración el 15 de junio de 1993.
monumento
La idea de una catedral en Madrid parte de la época de Carlos III. La Restauración alfonsina con su neocatolicismo potencia esta idea, que contaría con el patrocinio del monarca y la financiación de la diócesis y el Estado. Partiendo de un anteproyecto no del todo correcto, el marqués de Cubas elabora el definitivo mucho más estudiado, partiendo del gótico del siglo XIII en el que se fundan formas francesas y españolas, predominando las primeras. De este proyecto sólo se construyó la cripta. A la muerte del marqués de Cubas le sucedió en la dirección de los trabajos Enrique María Repullés, comenzando el proyecto de la iglesia alta. Las obras se pararon definitivamente en 1936, retomándose ocho años más tarde al convocarse un Concurso Nacional de Arquitectura para finalizar la catedral madrileña. Fernando Chueca y Carlos Sidro fueron los triunfadores, retomando el lenguaje de Cubas y solucionando los principales problemas: reducción de los volúmenes, aprovechamiento de lo realizado hasta entonces, enlace del templo con su entorno y abandono de las formas neogóticas. Las obras avanzaron despacio hasta que sufrieron un nuevo parón en 1965 que duró 20 años. En 1984 se retomaron los trabajos y el papa Juan Pablo II ofició la solemne ceremonia de inauguración el 15 de junio de 1993.
monumento
El templo fue construido en el siglo XV sobre la primitiva iglesia románica de San Lucas, de planta circular, de donde procede el nombre de "La Redonda". Posteriormente sufrió numerosas modificaciones entre las que sobresale la que se produjo en el siglo XVIII. Presenta tres naves de igual altura con capillas entre los contrafuertes, naves cubiertas por bóvedas estrelladas. La iglesia es el prototipo de los esquemas inspirados en el Renacimiento y de los que hace uso el barroco recreando, por diversos caminos, los diseños del clasicismo y manierismo. La exedra, de clara ascendencia renacentista, es aprovechada en su configuración absidial para ensamblar un gigantesco retablo en el que se asienta, con cierta apariencia escenográfica, un programa escultórico de compleja lectura. El llamado retablo-cascarón, cuya morfología fue muy difundida en el siglo XVII a través de obras ex novo, es revitalizado en el siglo XVIII, y en algunos casos retrayendo una vinculación aún más directa con el bello planteamiento de ascendencia bramantesca. Los artífices reavivaron la estructura con fina y menuda decoración vegetal, que se distribuye clarificada por los espacios libres, evocando también en su técnica sutil recuerdos particulares de nuestro plateresco. Al nicho-retablo se suman dos torres gemelas de bella traza realizada por Martín de Beratua.
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Es la muestra más sobresaliente del arte románico español, el más perfecto ejemplo de las llamadas iglesias de peregrinación de cuantas se alzaron a lo largo del Camino de Santiago; está situada en la ciudad española de Santiago de Compostela al amparo del sepulcro del Apóstol y de la leyenda de su aparición. En el año 814 el obispo de Iria Flavia, Teodomiro, descubre la tumba con los restos del Apóstol Santiago en el Campo de la Estrella (Compostela), lo que dio lugar al levantamiento de una pequeña iglesia que perduró hasta la levantada por Alfonso II el Casto, una primera basílica de gran simplicidad, sobre la cual se irán realizando diversas modificaciones y ampliaciones, de entre las que destaca la ejecutada por Alfonso III el Magno en el año 899, presumiblemente de estilo mozárabe y elementos visigóticos.Tras la razzia de Almanzor en 997 hubo de ser reparada y seguramente pudo ser la base para el inicio de proyectos de una nueva construcción, ya bajo los estímulos del arte románico. Iniciada su construcción en el año 1075 bajo el patronazgo del rey Alfonso VI y el obispo Diego Peláez, intervinieron en ella los arquitectos Bernardo el Viejo y Roberto que tras diez años de trabajos apenas pudieron hacer más que la cabecera. Algunas discrepancias entre el obispo y el monarca paralizan las obras entre 1088 y 1093, momento que es elegido un nuevo obispo, Diego Gelmírez, hombre de gran personalidad y carácter dominante que da su impulso definitivo para la conclusión de la obra contratando, en torno al año 1100, al maestro Esteban. En esta segunda fase constructiva, hasta el año 1122, se construye la casi totalidad de las naves y el transepto del conjunto catedralicio, faltando únicamente la fachada de los pies y las torres. Las obras fueron terminadas en el año 1122 o el 1124, aunque la consagración no se realizó hasta 1128, cuando ya estaba terminada la portada occidental. La tercera y última etapa constructiva comienza en 1168 cuando se hace cargo de las obras el maestro Mateo, constructor del famoso Pórtico de la Gloria y de la cripta que le sirve de soporte. Siglos después su aspecto exterior quedó modificado por la cubierta barroca que tan hondamente transformo su original imagen románica visible únicamente en la Puerta de las Platerías. En su ejecución intervinieron numerosos arquitectos y escultores que difundieron y fijaron las características del arte románico en el siglo XII. Inspirada en los ensayos constructivos realizados en las iglesias de peregrinación francesas, especialmente en Saint-Sernin de Toulouse, su sistema arquitectónico y decorativo sirvieron de ejemplo para múltiples iglesias a lo largo del Camino de Santiago. La planta de Santiago es de cruz latina, de tres naves incluso en el transepto, con cabecera semicircular y girola en la que se abren diversas capillas. Las naves laterales se cubren con bóveda de arista, encima de las cuales se abre un amplio espacio que forma la galería de la tribuna, abierta a la nave central. Esta tribuna o triforio, es la solución para absorber la gran afluencia de peregrinos, y constituye la mayor novedad constructiva. La nave central está cubierta con bóveda de cañón, dividida en diez tramos con arcos fajones peraltados que se apoyan en pilares cruciformes con medias columnas adosadas, dotando al conjunto de una gran esbeltez en sus proporciones. El diseño original disponía en el crucero de un cimborrio, mientras que una torre flanqueaba ambos lados del transepto. La iluminación realizada a través de amplios huecos abiertos en los brazos de crucero va dirigida a resaltar la parte superior de la nave central, la tribuna. Embutidas en el muro de la cabecera, en el lado este del transepto y en la girola se abren capillas absidiales cubiertas con bóveda de horno y de planta de herradura, salvo la central que es plana. En los pies de la iglesia se sitúa la portada principal, en la actualidad el Pórtico de la Gloria, una de las mejores muestras de la escultura románica avanzada, así como la más primitiva Puerta de las Platerías que se abre en el brazo derecho del transepto.
monumento
En la década de los años setenta del XI, se procede a levantar un gran templo acorde con la nueva arquitectura sobre el sepulcro de Santiago. El promotor fue el obispo compostelano Diego Peláez, quien dispuso su construcción conservando, mientras que duraba la nueva obra, el primitivo santuario. Un enfrentamiento con Alfonso VI supuso la deposición del prelado en 1087 ó 1088, y la consiguiente paralización de las obras. Poco después, Diego Gelmírez se hará cargo del gobierno de la diócesis y dará tal impulso a los trabajos que ya, en 1112, se podía demoler la basílica prerrománica. La conclusión provisional tendrá lugar en el año 1122. Para entonces estaría terminado el templo menos la fachada occidental y el tramo inmediatamente anterior.El proyecto de catedral compostelana corresponde al mejor exponente de la tipología de iglesias de peregrinación. Es un proyecto maduro, en el que se articulan todas sus partes -girola, tribuna, torres, etc.- de una manera armónica. Tal fue su perfección paradigmática que los constructores de San Martín de Tours la tomaron como modelo. Se trata de un edificio con tres naves y amplio crucero también de tres naves al que se abren capillas semicirculares. La girola que rodea el altar mayor también presenta capillas radiales. Sobre las naves laterales y las del transepto corre una tribuna que contrarresta el empuje de las bóvedas de cañón de la nave central, permitiendo crear un espacio desde el que los peregrinos podían asistir al culto. Estas tribunas se cubren con bóvedas de cuarto de esfera. Las obras de la catedral se finalizan en 1168 con la contratación, por parte de Fernando II, del maestro Mateo, el arquitecto que diseña la cripta sobre la que se asienta el último tramo de las naves y el pórtico entre las dos torres. La cripta servirá para salvar el desnivel del terreno, y sobre ella se alza la gran fachada occidental, tras la que se encuentra el famoso Pórtico de la Gloria. El edificio se proyectó con nueve torres que aportaban al conjunto un acentuado aspecto de fortaleza. Las torres de la fachada occidental se sustituyeron en el siglo XVIII por la famosa fachada del Obradoiro, labrada en estilo barroco por Casas y Novoa. En este mismo estilo se reelaboró la fachada de Platerías, sustituyendo a la primitiva románica.
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En el centro de la ciudad de Santiago se erige la obra que culmina el románico en la península Ibérica: la famosa catedral que guarda las reliquias del apóstol. El obispo Gelmírez será el principal promotor del proyecto en el último tercio del siglo XI. La conclusión provisional de la edificación tendrá lugar en el año 1122. Para entonces estaría terminado el templo excepto la fachada occidental y el tramo inmediatamente anterior. La catedral presenta una planta característica de las iglesias de peregrinación, con tres naves, amplio crucero también de tres naves con capillas semicirculares y una girola con capillas radiales. La central de éstas es de planta cuadrada, las dos inmediatas semicirculares y las dos últimas poligonales. Sobre las naves laterales y las del transepto corre una tribuna que contrarresta el empuje de las bóvedas de cañón de la nave central, permitiendo crear un espacio en el que los peregrinos podrían asistir al culto. Estas tribunas se cubren con bóvedas de cuarto de esfera. La elevada nave central se cubre con bóveda de cañón y tiene casi 22 metros de altura, apoyándose en pilares de basa cuadrada y circular que se alternan. Sobre el transepto se eleva un gran cimborrio. Las obras de la catedral finalizan en 1168 con la contratación, por parte de Fernando II, del maestro Mateo, el arquitecto que diseña la cripta sobre la que se asienta el último tramo de las naves y el pórtico entre las dos torres. La cripta servirá para salvar el desnivel del terreno, y sobre ella se alza la gran fachada occidental, tras la que se encuentra el famoso Pórtico de la Gloria. El edificio se proyectó con nueve torres que aportaban al conjunto un acentuado aspecto de fortaleza. Este aspecto vendría a constatar lo que era en realidad la catedral, es decir, el castillo del arzobispo. En los extremos de los brazos del transepto se abrían grandes portadas monumentales en las que se tallaron elaborados programas iconográficos como la sensacional Puerta de Platerías. La cabecera compostelana presenta un gran desarrollo al disponerse las cinco capillas radiales del ábside con otras dos en cada uno de los brazos del transepto. En el brazo septentrional se levantaba la puerta de Azabachería, sustituida en el siglo XVIII por la actual. Su estructura original sería similar a la de Platerías. Las torres de la fachada occidental también se sustituyeron en el siglo XVIII por la famosa fachada del Obradoiro, labrada en estilo barroco por Casas y Novoa, convirtiendo a la catedral de Santiago en uno de los templos más impresionantes de la península.