Busqueda de contenidos

obra
En este grabado de Anton van Wyngaerde realizado hacia 1562 se puede ver el aspecto que debía tener la fachada sur del Alcázar de Madrid hacia 1555, poco antes de morir Carlos V. Obsérvese la Torre del Homenaje, a la izquierda, y la Torre del Bastimento, a la derecha.
obra
En este dibujo de Anton van Wyngaerde observamos las reformas y ampliaciones realizadas en el Alcázar de Madrid durante el reinado de Felipe II, que afectan incluso a la fachada. A destacar la Torre Dorada, en la izquierda, donde se encontraba el despacho del rey.
obra
Cuando Felipe III llega al trono continúan las ampliaciones y reformas del Alcázar. Juan Gómez de Mora será el encargado de los trabajos, configurando definitivamente la fachada sur.
obra
En este detalle del Plano de Madrid realizado por Gaspar de Witt hacia 1623 encontramos una fachada diferente a la que se observa en los Anales de Klevenhuller. Posiblemente se trate de la fachada proyectada por Juan Gómez de Mora, introduciendo la importante novedad de levantar chapiteles sobre las torres medievales. Todavía existen dudas sobre si esta nueva fachada del Alcázar llegó a realizarse.
obra
En este grabado de Filippo Pallota realizado en 1704 se observa la fachada sur y la plaza del Alcázar, poco antes del incendio que asoló el palacio en la Nochebuena de 1734.
obra
Iniciado en el siglo IX por Mohamed I, emir de Córdoba, el Alcázar de Madrid fue convertido por los Trastamara en uno de sus palacios favoritos, realizando para ello importantes reformas. En época de Carlos V el palacio será reformado por los arquitectos Luis de Vega y Alonso de Covarrubias. Ambos consiguieron convertir la vieja residencia en un palacio imperial, transformando el antiguo patio de armas en patio del Rey y construyendo el patio de la Reina, por lo que la vieja capilla y la nueva Gran Escalera quedaban en el centro del edificio. La reforma quedaba completada con la construcción de una nueva fachada que integraba el escudo imperial entre las dos torres medievales.
video
En la Nochebuena de 1734, el Alcázar de Madrid, epicentro del Imperio de los Austrias, fue destruido por un incendio. Iniciado en el siglo IX por Mohamed I, emir de Córdoba, el Alcázar de Madrid fue convertido por los Trastamara, sobre todo Juan II, en uno de sus palacios favoritos, realizando para ello importantes reformas. En época de Carlos V el palacio fue convertido en un palacio imperial, transformando el antiguo patio de armas en patio del Rey y construyendo el patio de la Reina, por lo que la vieja capilla y la nueva Gran Escalera quedaban en el centro del edificio. Felipe II también realizó modificaciones en el Alcázar, especialmente al convertir a Madrid en capital de su imperio en 1561. Se construyó la famosa Torre Dorada en el ángulo sudoeste, realizada en ladrillo, con el cubrimiento de pizarra y repleta de balcones para contemplar la sierra y el río cercanos. Buena parte de las estancias interiores fueron decoradas al fresco y sus paredes se recubrieron de la mejor colección de pintura y de tapices existente en el mundo, lamentablemente perdidas en el incendio. Algunas, como El matrimonio Arnolfini, de van Eyck, o Las Meninas, de Velázquez, pudieron ser salvadas. La fachada que llegó al siglo XVII no gozaba de las proporciones y la simetría exigidas en la arquitectura del Renacimiento. Por esta razón, Juan Gómez de Mora, responsable de algunos de los edificios más emblemáticos de la capital como el Ayuntamiento o la Cárcel de Corte, será el encargado del diseño de la nueva fachada que añade una torre, la de la Reina. Los primeros borbones, Felipe V e Isabel de Farnesio, su esposa, iniciaron una serie de reformas interiores y decorativas al gusto francés, reformas que se estaban llevando a cabo cuando se produjo el incendio. En su lugar se construyó el Palacio Real, utilizando un lenguaje arquitectónico radicalmente diferente.
monumento
Iniciado en el siglo IX por Mohamed I, emir de Córdoba, el Alcázar de Madrid fue convertido por los Trastamara en uno de sus palacios favoritos, realizando para ello importantes reformas. Los techos fueron recubiertos con ricos artesonados, las paredes con yeserías y con azulejos los zócalos. En época de Carlos V el palacio será reformado por los arquitectos Luis de Vega y Alonso de Covarrubias. Ambos consiguieron convertir la vieja residencia en un palacio imperial, transformando el antiguo patio de armas en patio del Rey y construyendo el patio de la Reina, por lo que la vieja capilla y la nueva Gran Escalera quedaban en el centro del edificio. La reforma quedaba completada con la construcción de una nueva fachada que integraba el escudo imperial entre las dos torres medievales.Felipe II también realizó modificaciones en el Alcázar, especialmente al convertir Madrid en capital de su imperio en 1561. Se construyó la famosa Torre Dorada en el ángulo sudoeste, realizada en ladrillo, con el cubrimiento de pizarra y repleta de balcones para contemplar la sierra y el río cercanos. En la fachada norte se creó el Jardín de la Priora. Buena parte de las estancias interiores fueron decoradas al fresco y sus paredes se recubrieron de la mejor colección de pintura y de tapices existente en el mundo. La fachada que llegó al siglo XVII no gozaba de las proporciones y la simetría exigidas en la arquitectura del Renacimiento. Por esta razón, Francisco de Mora había proyectado una torre igual a la Dorada en el otro extremo pero no se llegó a construir. Será Juan Gómez de Mora, responsable de algunos de los edificios más emblemáticos de la capital como el Ayuntamiento o la Cárcel de Corte, el encargado del diseño de la nueva fachada en la que un primer piso hace de basamento para los dos principales, creando un ritmo uniforme en la sucesión de huecos con frontones entre pilastras para ayudar a resaltar el cuerpo principal de la fachada, portada central resaltada además con dos torres. Esta nueva fachada actuaría como pantalla de la antigua, permitiendo crear en el nuevo espacio uno de los lugares más importantes del edificio: el Salón de los Espejos. La nueva fachada se integraría en la plaza que estaba delante del Alcázar, lugar de gran importancia para la Corona ya que servía para el ceremonial. Allí, en el lado opuesto a la fachada, se construyeron las caballerizas reales y sobre ellas la sala de la Armería. En el siglo XVII se cerraba la plaza con dos galerías laterales. Los Borbones introdujeron el gusto francés y iniciaron una serie de reformas interiores y decorativas, reformas que se estaban llevando a cabo cuando en la Nochebuena de 1734 se produjo el incendio que destruyó el palacio y con él más de quinientas pinturas.
museo
En una agreste roca entre los ríos Eresma y Clamores se alza el Alcázar de Segovia, uno de los monumentos castellanos más importantes. Aunque posiblemente se instalara sobre asentamientos celtas y romanos, sus orígenes debemos buscarlos en la época cristiana, aludiendo las primeras crónicas a Alfonso X el Sabio como el promotor de la supresión de los adarves, al tiempo que avanzaba las habitaciones hacia el sur y el norte al edificar los salones de los Reyes y la Galera entre otros. Juan II será el responsable del magnífico torreón que lleva su nombre. En tiempos de Enrique IV se realizaron los artesonados del tocador de la Reina y la sala de las Piñas. Felipe III convirtió la fortaleza en prisión y Carlos III la destinó a Academia de Artillería en 1746. El 6 de marzo de 1862 el edificio sufrió un espectacular incendio que lo dejó reducido a muros y torres, iniciándose su restauración en 1882. En la roca viva se abre un foso que separa el alcázar de la ciudad, levantándose el primer lienzo de muralla que se flanquea por grandes cubos extremos con otros más pequeños entre ellos. En su frente se abre la galería de los Moros sobre la que se eleva la torre de Juan II, coronada por un remate de doce cubos. La esbelta y grandiosa Torre del Homenaje se sitúa en el extremo opuesto; flanqueada por cuatro cubos angulares y un quinto en forma semicircular, presenta también un torreón central y otro a su espalda. Cuatro torreones al frente y dos más en los costados dotan a la fortaleza de un aspecto inexpugnable. En el siglo XVI la construcción sufrió importantes modificaciones para adaptarse al tipo herreriano imperante en el momento. Lo más destacable de estas remodelaciones será el coronamiento de las torres con conos de pizarra. Francisco de Mora fue encargado en 1598 de dar un nuevo impulso a las obras, poniendo fin a los trabajos de las dos galerías del patio y la escalera principal. Las principales dependencias del palacio serían seis salones, una capilla, un comedor y cuatro cuartos interiores.