Alcázar de Madrid
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Datos principales
Fecha
Siglos IX-XVIII
Autor
AUTOR ANONIMO,Anonymous artist
Lugar
Localización
Madrid
Localización
Desarrollo
Iniciado en el siglo IX por Mohamed I, emir de Córdoba, el Alcázar de   Madrid fue convertido por los Trastamara en uno de sus   palacios favoritos, realizando para ello importantes reformas. Los techos   fueron recubiertos con ricos artesonados, las paredes con yeserías y con   azulejos los zócalos. En época de Carlos V el palacio será   reformado por los arquitectos Luis de Vega y Alonso de   Covarrubias. Ambos consiguieron convertir la vieja   residencia en un palacio imperial, transformando el antiguo patio de armas   en patio del Rey y construyendo el patio de la Reina, por lo que la vieja   capilla y la nueva Gran Escalera quedaban en el centro del edificio. La   reforma quedaba completada con la construcción de una nueva fachada   que integraba el escudo imperial entre las dos torres medievales.Felipe   II también realizó modificaciones en el Alcázar,   especialmente al convertir Madrid en capital de su imperio en 1561. Se   construyó la famosa Torre Dorada en el ángulo sudoeste, realizada en   ladrillo, con el cubrimiento de pizarra y repleta de balcones para   contemplar la sierra y el río cercanos. En la fachada norte se creó el Jardín   de la Priora. Buena parte de las estancias interiores fueron decoradas al   fresco y sus paredes se recubrieron de la mejor colección de pintura y de   tapices existente en el mundo.  La fachada que llegó al siglo XVII no gozaba de las proporciones y la   simetría exigidas en la arquitectura del Renacimiento.
Por esta razón, Francisco de Mora había proyectado una torre igual a la Dorada en el otro extremo pero no se llegó a construir. Será Juan Gómez de Mora, responsable de algunos de los edificios más emblemáticos de la capital como el Ayuntamiento o la Cárcel de Corte, el encargado del diseño de la nueva fachada en la que un primer piso hace de basamento para los dos principales, creando un ritmo uniforme en la sucesión de huecos con frontones entre pilastras para ayudar a resaltar el cuerpo principal de la fachada, portada central resaltada además con dos torres. Esta nueva fachada actuaría como pantalla de la antigua, permitiendo crear en el nuevo espacio uno de los lugares más importantes del edificio: el Salón de los Espejos. La nueva fachada se integraría en la plaza que estaba delante del Alcázar, lugar de gran importancia para la Corona ya que servía para el ceremonial. Allí, en el lado opuesto a la fachada, se construyeron las caballerizas reales y sobre ellas la sala de la Armería. En el siglo XVII se cerraba la plaza con dos galerías laterales. Los Borbones introdujeron el gusto francés y iniciaron una serie de reformas interiores y decorativas, reformas que se estaban llevando a cabo cuando en la Nochebuena de 1734 se produjo el incendio que destruyó el palacio y con él más de quinientas pinturas.
        Por esta razón, Francisco de Mora había proyectado una torre igual a la Dorada en el otro extremo pero no se llegó a construir. Será Juan Gómez de Mora, responsable de algunos de los edificios más emblemáticos de la capital como el Ayuntamiento o la Cárcel de Corte, el encargado del diseño de la nueva fachada en la que un primer piso hace de basamento para los dos principales, creando un ritmo uniforme en la sucesión de huecos con frontones entre pilastras para ayudar a resaltar el cuerpo principal de la fachada, portada central resaltada además con dos torres. Esta nueva fachada actuaría como pantalla de la antigua, permitiendo crear en el nuevo espacio uno de los lugares más importantes del edificio: el Salón de los Espejos. La nueva fachada se integraría en la plaza que estaba delante del Alcázar, lugar de gran importancia para la Corona ya que servía para el ceremonial. Allí, en el lado opuesto a la fachada, se construyeron las caballerizas reales y sobre ellas la sala de la Armería. En el siglo XVII se cerraba la plaza con dos galerías laterales. Los Borbones introdujeron el gusto francés y iniciaron una serie de reformas interiores y decorativas, reformas que se estaban llevando a cabo cuando en la Nochebuena de 1734 se produjo el incendio que destruyó el palacio y con él más de quinientas pinturas.