Se trata de una larga red de túneles de cantera construida en tiempos de los romanos, actualmente llena de huesos y cráneos. Miles de cuerpos en estado de descomposición fueron trasladados aquí en la década de 1780 debido a la insalubridad del cementerio de Les Halles. Las catacumbas se construyeron a unos 20 metros de profundidad en la base de tres colinas: Montparnasse, Montrouge y Montsorius. Los millones de huesos de las catacumbas han sido testigos de multitud de acontecimientos, desde la fiesta organizada por Carlos X antes de la revolución, pasando por el refugio de la resistencia francesa en la II Guerra Mundial o, más recientemente, por ritos satánicos, motivo por el cual han sido cerradas y sólo abiertas al público como si se tratase de un monumento al servicio de los turistas. De los más de 300 kilómetros de galerías sólo hay abierto al público un kilómetro.
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obra
El nombre de esta cámara viene motivado por las inscripciones en lengua griega que se han conservado en este lugar. En su decoración se han empleado pintura al fresco, incrustaciones de falso mármol y perfiles de estuco. Sobre el arco podemos apreciar una representación de los tres Reyes Magos, cuyos gorros frigios nos indican su original procedencia.
obra
La exquisita decoración que se aprecia en esta edificación pone de manifiesto que los clientes formaban parte de la elite económica de la época. Alternan motivos cristianos y paganos pero todas los trabajos indican un elevado nivel en la representación artística.
museo
Los cristianos que habitaban en Roma no poseían un cementerio propio, aunque sí disponían de terrenos privados donde, en algunas ocasiones, enterraban a sus muertos. Tampoco dejaban de sepultar a sus difuntos en los cementerios paganos, como el caso de san Pedro. Tras disponer de algunas concesiones y donaciones, en la primera mitad del siglo II, los cristianos empezaron a enterrar a sus muertos en las catacumbas, verdaderos cementerios excavados que en numerosas ocasiones fueron ampliadas, a veces por iniciativa de la propia Iglesia como las catacumbas de San Calixto. Las catacumbas están formadas por galerías subterráneas, que parecen verdaderos laberintos y que en conjunto alcanzan a medir muchos kilómetros. En las paredes de toba de este intrincado sistema de galerías se excavaron filas de nichos rectangulares, llamados lóculos, de diferentes dimensiones, capaces de albergar un solo cadáver, aunque no era raro que contuviesen dos o más. Los antiguos cristianos no usaban el término de "catacumba". La palabra es de origen griego y significa "cavidad", "cuenca". Los romanos llamaban así a una localidad de la Vía Appia, en la que se encontraban canteras para la extracción de los bloques de toba. Allí cerca se excavaron las catacumbas de San Sebastián. En el siglo IX el término se extendió a todos los cementerios con el significado específico de cementerios subterráneos. Las catacumbas siguieron siendo utilizadas como cementerios regulares hasta los primeros años del siglo V, a pesar de haber dejado de sufrir persecución los cristianos tras la publicación del Edicto de Milán en el año 313. Terminadas las persecuciones, las catacumbas se convirtieron, sobre todo en tiempo del papa San Dámaso I ( 366-384), en verdaderos santuarios de los mártires, centros de devoción y de peregrinación desde todas las partes del imperio romano. Las catacumbas fueron decoradas con frescos y en ella se conservaban numerosas reliquias, que tuvieron que ser llevadas a las iglesias con motivo de las invasiones de los bárbaros durante el siglo V. El traslado de las reliquias motivaría el casi abandono de las catacumbas, excepto las de San Sebastián, San Lorenzo y San Pancracio. El tiempo llevó las catacumbas al olvido y durante la Edad Media no se sabían sus emplazamientos. Será Antonio Bosio (1575-1629) quien inicie la exploración y el estudio científico de las catacumbas, estudios continuados por Juan Bautista de Rossi en el siglo XIX, realizando una sistemática exploración de las catacumbas. La dirección, la custodia y conservación de todas las catacumbas de Italia están confiadas a la Pontificia Comisión de Arqueología Sagrada, que en ellas lleva a cabo los trabajos de excavación, exploración y restauración. Las catacumbas actualmente abiertas al público en Roma son cinco: Catacumbas de Santa Inés (Via Nomentana, 349 - tel. 06 861 08 40), Catacumbas de Priscila (Via Salaria, 430), Catacumbas de Domitila (Via delle Sette Chiese, 280-282), Catacumbas de San Sebastián (Via Appia Antica, 136) y Catacumbas de San Calixto (Via Appia Antica, 126). Las catacumbas estan abiertas todo el año, excepto el día de Navidad, Año Nuevo y Pascua de Resurrección. Cada catacumba se cierra un día a la semana y un mes durante el invierno para realizar trabajos de mantenimiento.
monumento
Durante el primer siglo, los cristianos de Roma no tuvieron cementerios propios. Si poseían terrenos, enterraban en ellos a sus muertos. Si no, recurrían a los cementerios comunes que usaban también los paganos. Por este motivo, San Pedro fue enterrado en la necrópolisde la Colina Vaticana, abierta a todos; del mismo modo, San Pablo fue sepultado en una necrópolis de la Vía Ostiense. En la primera mitad del siglo II, después de tener algunas concesiones y donaciones, los cristianos empezaron a enterrar a sus muertos bajo tierra. Así comenzaron las catacumbas. Muchas de ellas se excavaron y se ampliaron alrededor de los sepulcros de familias cuyos propietarios, recién convertidos, no los reservaron sólo para los suyos, sino que los abrieron a sus hermanos en la fe. Andando el tiempo, las áreas funerarias se ensancharon, a veces por iniciativa de la misma Iglesia. Es típico el caso de las catacumbas de San Calixto: la Iglesia asumió directamente su administración y organización, con carácter comunitario. Con el edicto de Milán, promulgado por los emperadores Constantino y Licinio en febrero del año 313, los cristianos dejaron de sufrir persecución. Podían profesar su fe libremente, construir lugares de culto e iglesias dentro y fuera de las murallas de la ciudad y comprar lotes de tierra sin peligro de que se les confiscasen. Sin embargo, las catacumbas siguieron funcionando como cementerios regulares hasta el principio del siglo V, cuando la Iglesia volvió a enterrar exclusivamente en la superficie y en las basílicas dedicadas a mártires importantes. Cuando los bárbaros (godos y longobardos) invadieron Italia y bajaron a Roma, destruyeron sistemáticamente muchos de sus monumentos y saquearon muchos lugares, incluidas las catacumbas. Impotentes frente a tales devastaciones, que se realizaron repetidamente, hacia la mitad del siglo VIII y el comienzo del IX los papas hicieron trasladar las reliquias de los mártires y de los santos a las iglesias de la ciudad, por razones de seguridad. Una vez realizado el traslado de las reliquias, no se volvieron a visitar las catacumbas y se abandonaron totalmente, excepto las de San Sebastián, San Lorenzo y San Pancracio. Con el tiempo, materiales de desprendimientos y la vegetación obstruyeron y escondieron las entradas de las demás, hasta el punto de que se perdió su rastro. Y durante toda la Edad Media se ignoró dónde se encontraban. La exploración y el estudio científico de las catacumbas empezaron, siglos más tarde, con Antonio Bosio (1575-1629), llamado el "Colón de la Roma subterránea". Y en el siglo pasado, Juan Bautista de Rossi (1822-1894), considerado el fundador y padre de la Arqueología Cristiana, realizó la exploración sistemática de las catacumbas, especialmente de las de San Calixto.
acepcion
Tablado cubierto de paños sobre el que se coloca el féretro en la iglesia. Durante el barroco se le denominó castrum doloris.
fuente
Tipo de nave de la Antigüedad clásica en la que los remeros estaban defendidos por el casco de la nave y la cubierta.