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En un monte de poca altura se levanta el castillo de Butrón, rodeado de un compacto robledal. Sobre la antigua casa de los Butrón se construyó en el siglo XI una torre fortificada. La primitiva torre fue transformada en castillo tres centurias más tarde, sirviendo de feudo a la familia de los Butrón, los señores más famosos de la comarca. La primitiva fábrica fue alterada en el siglo XIX por el marqués de Torrecilla. El marqués de Cubas será el arquitecto que diseñe el nuevo edificio, tomando como modelo los castillos de Baviera, inspirándose en formas góticas nórdicas. Por encima del castillo se eleva su torre del Homenaje, rodeada de dos amplios cubos circulares, abiertos de múltiples vanos. La piedra será el material empleado, resultando una obra de gran belleza gracias a sus numerosos detalles decorativos.
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<p><span style="-webkit-text-stroke-width:0px;background-color:rgb(255, 255, 255);color:rgb(71, 71, 71);display:inline !important;float:none;font-family:Arial, sans-serif;font-size:14px;font-style:normal;font-variant-caps:normal;font-variant-ligatures:normal;font-weight:400;letter-spacing:normal;orphans:2;text-align:left;text-decoration-color:initial;text-decoration-style:initial;text-decoration-thickness:initial;text-indent:0px;text-transform:none;white-space:normal;widows:2;word-spacing:0px;">Se encuentran sobre el cerro del Castellar, </span>entre la frontera y la población de Aísa, en la actualidad de esta fortaleza, documentada en los anales de la historia como "castillo de Campdalchum", sólo quedan sus ruinas. De su existencia y su importancia estratégica ya existe constancia en 1294, cuando por orden de Jaime II se pidió a los comarcanos que contribuyeran a su ampliación. De nuevo en 1368 los documentos aluden a este lugar y recuerdan cómo Pedro IV comisionó a Aznar Alamany, lugarteniente de baile de Jaca, para que procediese a su reparación. En aquella época la importancia estratégica de esta construcción era enorme, ya que resultaba clave en la defensa del reino. Por esta razón los valles que se encontraban bajo su dominio tenían la obligación de socorrerlo. En el siglo XVI el castillo fue definitivamente abandonando.</p>
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Esta fortaleza se encuentra sobre una pequeña altura rocosa a la entrada de Canfranc por el antiguo camino de Francia. Inicialmente se trataba de un torreón medieval, cuya antigüedad se remontaba al siglo XII, de planta cuadrada y recios muros. Ante el temor de posibles invasiones fue ampliado en los años sucesivos. Esta modificación se aprecia perfectamente en el plano que realizó Tiburcio Spanchi en 1592, donde se distinguía la obra vieja de las reformas posteriores, como las tres casas que añadió. Del aspecto que ofrecía en 1610 queda una descripción del cosmógrafo portugués Juan Bautista Labaña: "En el extremo de la villa había una torre cuadrada bien labrada y fuerte, fundada por los moradores del lugar para su defensa, sobre una peña, a la cual arrimó Tiburcio Spanochi tres casas, donde están de presidio 50 soldados con su capitán, contando con los del fuerte de la Espelunca" (García Mercadal, J., Viajes de extranjeros por España y Portugal, 1999 (reed.), t. III, p. 36). En 1706 el castillo fue asediado por los "miqueletes austracistas" y hacía 1705 con la construcción de la "Batería de Cod de Ladrones", se convirtió en depósito de pertrechos para el nuevo fuerte. A partir de entonces sufrió un abandono progresivo, sin que volviese a haber ningún interés por recuperarlo. Años más tarde, en 1927, la construcción de la actual variante de Canfranc, en las afueras del casco urbano, casi provocó su total desaparición.
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Castillo situado sobre una escarpada roca y que constituye un claro testimonio de la importancia estratégica de la localidad en época medieval. La construcción del castillo se llevó a cabo entre los siglos XIII-XIV, al que precedió un recinto de origen romano primero y árabe después, demolido por Abd Allah. Se trata de un recinto irregular condicionado por lo accidentado del lugar, cercado con inexpugnables muros de piedra jalonados con torres cuadradas o redondas; actualmente, se conservan varias de ellas, prácticamente desdentadas. En el interior del recinto se sitúa la ermita de la patrona, la Virgen del Castillo, de bella cúpula gallonada. El lugar ofrece unas espectaculares vistas de toda la sierra y de la localidad.
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Entre las plazas fuertes más interesantes de la península Ibérica destaca Cardona, en la provincia de Barcelona. La ciudad está circundada de sólidas murallas reforzadas con torreones, abriéndose seis puertas en los muros. El castillo se sitúa en la parte superior de la colina, rodeada por el cauce del río Cardoner. El castillo tiene planta romboidal, mostrando sus defensas en ascenso desde la mitad de la montaña, situándose en lo más alto la torre de la Miñona, de época romana. La fortaleza está constituida por tres recintos de dobles lienzos de murallas, con más de cien troneras como elementos de defensa, circundada por un camino cubierto que también hace de foso. En el sur encontramos dos baluartes que defienden el acceso, haciendo la plaza casi inexpugnable. De su historia destaca su fundación por Ludovico Pío, confiando la fortaleza al conde Borrell por lo que se considera que Cardona es el embrión de Cataluña.
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Es de origen árabe pero sobre base romana. Está situado en la parte alta de Castro del Río y, actualmente, sólo se conservan lo que fue la plaza de Armas, la torre del Homenaje, algunas mazmorras y los aljibes, todo ello muy deteriorado. Estaba unido a la muralla y sólo contaba con una puerta, la de Martos. La plaza de Armas es cuadrangular, con cuatro torres en las esquinas y cuatro lienzos de muro que las unen. Las partes inferiores del castillo estaban construidas en aparejo formado a base de mampostería de piedras grandes y pequeñas, todo ello unido mediante mortero o simple argamasa. Junto a la puerta de entrada se puede observar la torre del Homenaje.
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El Castillo de Castrojeriz, construido sobre basamento romano en el siglo IX, es ampliado en el siglo XIV debido a su importante situación estratégica dominando toda la comarca. Además posee restos de su muralla medieval, construida sobre la antigua romana en el paseo de la puerta del Monte, donde se halla una fuente monumental neoclásica en forma de obelisco. El castillo resultó muy dañado por el terremoto de Lisboa, ocurrido en 1755.
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En 1519 Francisco I de Francia ordena el inicio de las obras del castillo de Chambord. El plano original responde a un diseño de Domenico da Cortona, tomando ideas originales de Leonardo da Vinci, aunque posteriormente arquitectos franceses realizaron importantes modificaciones. La construcción se prolongó hasta finales de la década de 1550. El edificio presenta una primera planta rectangular, ampliada en las cuatro esquinas con torres cilíndricas que refuerzan el aspecto defensivo, de clara inspiración goticista. Cada una de las torres se remata con altas techumbres, donde se instalaron buhardillas y chimeneas. La principal novedad la encontramos en la torre del homenaje, que presenta una planta cuadrangular, en forma de cruz griega, con cuatro nuevas torres circulares en las esquinas y en el centro una doble escalera helicoidal de doble rampa, rematada por una base cilíndrica rodeada de contrafuertes y arbotantes, adornada la linterna con la flor de lis. En los ángulos de la torre del homenaje encontramos cuatro aposentos idénticos, en sintonía con la Villa de Poggio a Caiano, divididos en una habitación grande, dos pequeñas y un gabinete, esquema que se convierte en la célula del trazado francés durante la época moderna.