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El castillo de Bellver tiene planta circular, flanqueando su cuerpo central cuatro torres, entre ellas la del homenaje, ésta de dimensiones mayores y más separada, unida al cuerpo central por un puente.
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El castillo de Bellver tiene planta circular, flanqueando su cuerpo central cuatro torres, entre ellas la del homenaje, ésta de dimensiones mayores y más separada, unida al cuerpo central por un puente. La fortaleza tiene dos pisos superpuestos que convergen en un patio de armas con un pozo central. Fue edificado por orden de Jaime II, bajo la dirección del arquitecto Pedro Salvá, convirtiéndose en palacio real pero la mayor parte de su tiempo sirvió como cárcel ya que allí estuvieron recluidos los disidentes de los diversos regímenes políticos, los oficiales napoleónicos, los republicanos durante la Guerra Civil o el teniente general Luis Lacy, siendo su recluso más famoso Gaspar Melchor de Jovellanos.
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Fortificación situada sobre un cerro, a cuyo pie se extiende Belorado. Fue construido durante la Reconquista, pero hoy día se encuentra en ruinas y apenas puede observarse el murallón que lo rodeaba y desde el cual se obtiene una perfecta panorámica del entorno. Bajo los restos del castillo se conservan las cuevas habitadas durante muchos años por los eremitas.
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Jacob van Ruisdael sentirá una especial atracción hacia los castillos ubicados en zonas elevadas por lo que con motivo de su viaje a Westfalia junto a Claes Berchem realizó numerosas vistas del castillo que aquí contemplamos, siendo esta imagen la más majestuosa, lo que ha llevado a algún crítico a plantear que fuera un encargo del propio conde de Bentheim. Si nos atenemos a la realidad, Jacob ha magnificado con creces la disposición del castillo al aumentar sus torres y al emplear una amplia pendiente para asentarlo. Es un recurso que demuestra el deseo del maestro de retocar la naturaleza a su gusto, teniendo siempre una base de realidad. De esta manera consigue un efecto más romántico e incluso simbólico. El castillo se recorta sobre un amplio grupo de nubes grisáceas que dotan de un mayor respeto al edificio. Se ubica sobre una amplia colina escarpada por la que discurren caminos que se dirigen hacia la cumbre. En la ladera apreciamos algunas granjas y al fondo un molino, sobre una segunda colina más baja. En primer plano una amplia explanada, presidida por un árbol recién cortado y unas rocas cubiertas de hierba. La luz tiene un importante papel en el conjunto, realzando el espacio con sus contrastes. El estilo seguro y uniforme de Jacob van Ruisdael se muestra en su plenitud, interesándose por los pequeños detalles, la sensación atmosférica y la amplia panorámica, resultando un trabajo digno de resaltar.
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Sustituyendo a una antigua torre medieval se construye entre 1515 y 1524 la escalera exterior octogonal del ala de Francisco I en el castillo de Blois. Nos encontramos con la tradicional superposición de la escultura de clara tendencia renacentista a una estructura arquitectónica de carácter goticista. Se trata de una escalera de caracol cubierta por una bóveda rampante que presenta nervios entrecruzados, tomando como modelo la destruida escalera de Carlos V en el palacio del Louvre. La inserción de la escalera en la fachada y la discordancia entre la inclinación de balcones y arcos se consideran las notas negativas de un conjunto de elevada calidad arquitectónica.
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El castillo o fortaleza de Burgos, construido en el año 884, fue construido como avanzadilla cristiana frente al dominio musulmán y como firme baluarte en la recuperación de territorio. La propia palabra Burgos podría significar "fortaleza en lo alto", cuya morfología urbana quedó marcada para siempre en el cerro. Actualmente se encuentra semiderruido pero, a comienzos del siglo XV, era un lujoso palacio donde se alojó Enrique III. Antes de concluir el siglo jugó un papel primordial en la guerra de sucesión a la Corona de Castilla, pues el castillo defendió a Juana La Beltraneja, mientras la propia ciudad de Burgos se decantó por Isabel La Católica, a cuyas tropas terminó rindiéndose en 1476. Fernando el Católico lo convirtió en un fuerte de artillería; sin embargo, en 1736, bajo reinado de Felipe V, fue destruido casi completamente por un incendio. En el siglo XIX, Napoleón ordenó su reconstrucción pero, cuando las propias tropas francesas se vieron acosadas ante las fuerzas hispano-británicas, lo dinamitaron para evitar que fuese utilizado por éstas. Desde 1813 hasta hoy apenas ha sido utilizado. Conserva buena parte de la muralla exterior, incluidos algunos torreones originales, ciertas partes de su estructura interna, el aljibe, toda una red de galerías subterráneas y su magnífico pozo, a cuyo interior se accede por una escalera de caracol de 335 peldaños.