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obra
Durante su etapa anterior al establecimiento profesional, Durero realizó varios paisajes a la acuarela que podemos agrupar en dos bloques: los paisajes alpinos que pintó durante su viaje de regreso desde Venecia, y los paisajes de los alrededores de su ciudad natal, Nüremberg. El que contemplamos es el último de la serie de paisajes de su población. Presenta una serena vista de la ciudad bajo el sol dorado del atardecer, que marca pronunciadas diagonales en las sombras de los tejados. La luz unifica y suaviza todo el conjunto y la libertad de pincelada sustituye al rigor dibujístico que Durero empleó en el resto de su producción.
obra
Turner partió de nuevo apara Italia en agosto de 1828, una vez acabado el ciclo de sus clases de perspectiva en la Royal Academy de Londres. Roma va a ser su objetivo principal, viviendo en la ciudad papal durante cinco meses. Incluso organizó una pequeña exposición a la que acudió un importante número de visitantes, recibiendo una dura crítica por parte de la prensa local. Durante la estancia en Roma realizó numerosas excursiones por los alrededores para conseguir bocetos y pintar acuarelas. Tuvo la oportunidad de inspirarse en los mismos lugares que Claudio de Lorena, por lo que la influencia del francés sigue estando presente en las obras del maestro británico. Esta Vista de Orvieto que contemplamos fue una de las obras incluida en la muestra romana. La obra se caracteriza por la amplitud de perspectiva, por el interés hacia la luz y por los efectos atmosféricos. El artista londinense nos obsequia con un excelente juego lumínico, alternando zonas iluminadas con zonas de sombra. Y es la luz del atardecer la que se come la silueta del enorme edificio que observamos en el centro de la composición. En primer plano aparecen dos figurillas para animar la escena y para recordarnos la pequeñez del ser humano frente a la naturaleza, una de las máximas del pensamiento romántico que también se observa en las obras de Friedrich.