En el lateral derecho del Tríptico de San Giovenale encontramos a estos dos santos tratados por Masaccio con mayor energía y vitalidad que sus compañeros los santos Bartolomé y Blas, especialmente el san Antonio Abad que empuña el bastón con fuerza y llena su rostro de terrible expresividad. San Juvenal porta la mitra de obispo y el báculo - igual que el san Bartolomé del lateral izquierdo - y dirige su mirada a un libro abierto, aludiendo el pintor a un ligero deseo de perspectiva al mostrar los distintos elementos - bastón, báculo y libro - en diferentes planos. El fondo dorado es un recurso goticista que muestra la vinculación de la Florencia de los años iniciales del Quattrocento con el mundo medieval.
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obra
En este gran cuadro de altar, Veronés no abandona su estilo suntuoso característico, especialmente en las casullas de los santos y en la arquitectura donde se desarrolla la escena. Quizá la nota más destacada sea el naturalismo de los rostros, enlazando con el estilo barroco que pronto tendrá su máximo apogeo. La composición se inscribe en un triángulo, sitúa las figuras en diferentes planos para crear la sensación de profundidad y emplea una potente iluminación que crea contrastes entre zonas de luz y sombra. Los colores son muy vivos, destacando el empleo del oro para las decoraciones de las casullas así como la exquisita decoración marmórea. El joven pajecillo que, en posición escorzada, sujeta el libro abierto dirige su mirada al espectador en un recurso típicamente manierista.
Personaje
Político
Educado en los jesuitas, viajó a España y Angola. A su regresó al Perú intentó restaurar el Imperio Inca motivado por los abusos en los repartimientos y la actuación de los corregidores. Se trasladó a Tarma donde se sublevó, declarándose descendiente de Atahualpa. Se nombró Apu Inca y consiguió la ocupación de numerosos pueblos y ciudades que no serían recuperadas por las autoridades españolas hasta después de la muerte del caudillo.
obra
San Bartolomé y san Blas se ubican en la zona izquierda del Tríptico de San Giovenale, formado también por la Virgen con Niño y los santos Antonio Abad y Juvenal. De todo el conjunto quizá sean las figuras de mayor arcaísmo, apegadas a la tradición tardogótica que aún imperaba en Florencia a pesar de los trabajos de Giotto. Sus rostros parecen estereotipos y sus figuras apenas están dotadas de volumetría, resaltando su planitud debido al empleo de las tonalidades rojas y doradas. Sin embargo, ya apreciamos el deseo de Masaccio de incorporar la influencia de la escultura al mostrar el brazo derecho de san Blas en relieve, marcando las arrugas de su túnica. Posiblemente este arcaísmo se deba a la ejecución en primer lugar de esta tabla o podríamos estar ante un maestro más primitivo que el joven Masaccio.
obra
Los especialistas consideran esta obra como una de las últimas representaciones religiosas de Giovanni Bellini, que toma elementos del Retablo de San Giobbe y aporta notas nuevas como la sensación atmosférica que rodea a las figuras y difumina sus contornos. En primer plano encontramos a san Cristóbal y san Ludovico, tomados desde un punto de vista bajo que recuerda a Mantegna, mientras que al fondo se sitúa san Jerónimo sobre unas rocas, rodeado de un fondo montañoso. Las referencias arquitectónicas están presentes, mostrándose una bóveda de cañón decorada con inscripciones, al igual que el interés por la perspectiva. La iluminación es aplicada con excepcional maestría, formando los volúmenes y resaltando los colores, que ayudan a la sensación atmosférica e incluso a la creación de espacio. La luz será la gran aportación de la Escuela veneciana a través de Giovanni Bellini y de su discípulo Tiziano.
obra
En 1428 Masaccio abandona la decoración de la capilla Brancacci y se traslada a Roma para trabajar en el Políptico de Santa Maria Maggiore junto a Masolino. La colaboración entre ambos maestros ya venía de antiguo, como se aprecia en la Santa Ana, Virgen con Niño y ángeles; por desgracia, Masaccio sólo pudo realizar uno de los lados del retablo ya que falleció en la Ciudad Eterna a los 27 años, posiblemente envenenado. El Políptico fue acabado por Masolino y actualmente se encuentra repartido por diferentes museos ya que fue desmembrado y cada panel partido en dos al estar pintados por las dos caras de la tabla. Los dos santos se presentan ante un fondo dorado portando sus atributos; sus rostros están individualizados, dotando de cierto naturalismo al conjunto. La volumetría de algunas partes, como las piernas del Bautista, contrastan con la planitud de otras zonas como el torso de san Jerónimo, interpretándose como el trabajo de otro artista en esta tabla. El colorido rojo del hábito cardenalicio de san Jerónimo aporta un sensacional brillo a la obra mientras que la luz resbala por el manto del Bautista. Las tres figuras han sido colocadas en sucesivos planos para otorgar profundidad al conjunto, cerrado con el fondo dorado como reminiscencia goticista. Las florecillas del suelo aportan una dosis de anecdotismo a una composición solemne.
obra
En esta imagen El Greco unió dos santos aislados - véase el San Juan Bautista de San Francisco - para formar una pareja tan habitual por estas fechas como San Pedro y San Pablo. La novedad la encontramos en la aparición al fondo de un paisaje típicamente toledano, que se relaciona con la Vista de Toledo o el San Martín con el pobre. Ambas figuras se presentan en primer plano, acompañadas de sus atributos - águila del Evangelista y cordero del Bautista - con un acentuado contraste en sus rostros. Se recortan sobre un fondo característico del cretense, acentuado con la iluminación sus anatomías, en las que los músculos parecen husos de hilar en ese proceso de espiritualización que aporta Doménikos a la figura. Los modelos se hacen estilizados, de cabeza pequeña y piernas alargadas, suprimiendo el canon clásico para incorporar un canon personal donde la cabeza es la novena parte del cuerpo. La luz impacta en el manto del Evangelista, eliminado el color carmesí allí donde choca, recurso característico de la Escuela veneciana al igual que el modelado a través de luz y color, que elimina al máximo el dibujo, mientras que las tonalidades empleadas recuerdan el Manierismo. El aspecto visionario de las últimas obras de Doménikos hace acto de presencia en estos trabajos de los inicios del siglo XVII.
Personaje
Arquitecto
Arquitecto español célebre por varias obras, entre ellas una casa de pisos junto al Hotel Gaylord's . Pero sus trabajos más destacados son los edificios de la Escuela de Estomatología, la Facultad de Medicina y la Facultad de Ciencias de Madrid.
obra
Las parejas de santos son muy habituales en la iconografía de El Greco, bien sean de cuerpo entero - como San Francisco y San Andrés - bien de medio cuerpo, como éstos que contemplamos. Doménikos emplea figuras de santos aisladas y realizadas con anterioridad para este tipo de imágenes. San Pablo se sitúa a la derecha de la escena, vistiendo un amplio manto rojo que impide ver su túnica. Apoya su mano izquierda sobre un libro abierto mientras extiende la derecha; junto a él aparece San Pedro, vistiendo un manto similar pero en tonos amarillos. En su mano izquierda porta la llave que representa su atributo, situando la derecha encima de la de su compañero. Se crea de esta manera un efecto con ambas manos que llama la atención al espectador. Las figuras se encuentran en una habitación, contemplándose al fondo el hueco de una puerta. Hacer referencia a un espacio interior supone una novedad ya que los demás santos son pintados al aire libre o sobre un fondo neutro. Así otorga mayor volumen al conjunto, reforzado al situar la mesa en primer plano y los santos a la misma altura. Sus rostros están tratados con enorme naturalismo, como si fueran auténticos retratos; San Pedro parece un humilde toledano, mientras que San Pablo encarna a alguien de status superior; no en vano San Pedro era pescador y San Pablo un militar romano. Las figuras son amplias, herencia de Miguel Ángel, y muestran la estilización de sus miembros, sello indiscutible de la pintura del cretense. La aplicación del color y de la luz recuerda la Escuela veneciana, mezclando las enseñanzas recibidas en los siete años de estancia italiana.
obra
Nos hallamos ante una de las primeras representaciones de los santos Pedro y Pablo elaboradas por El Greco, distinguiéndose de las demás parejas de santos al estar pintados de medio cuerpo. San Pedro viste manto amarillo y porta las llaves de la Iglesia mientras san Pablo, con túnica verde y manto carmesí, lleva la espada de su martirio. Ambos están representados como los pilares del Cristianismo, reforzando esta idea al enlazar sus manos y señalarse el uno al otro. Los dos personajes se recortan ante un fondo nuboso muy habitual en la pintura de Doménikos, que resalta así su amplia volumetría, heredera aún de Miguel Ángel. Las estilizadas figuras se envuelven en pesados mantos que impiden contemplar su anatomía, destacando sus pliegues en los que crea sugerentes contrastes lumínicos. Y es que, como buen conocedor de la Escuela veneciana, el cretense modela a través del empleo de luces y colores, utilizando una pincelada rápida y vigorosa que empasta el lienzo y hace perder los detalles. La espiritualidad de los santos está resaltada en sus rostros, claramente diferenciados para avanzar el naturalismo de años posteriores, aunque las tonalidades que aparecen en el lienzo tengan una deuda con él. Manierismo.