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museo
La institución fue fundada en 1907 y ubicada dentro de uno de los grandes edificios de carácter público del Parque Cathays. La arquitectura del edificio consiste en dos cuerpos que poseen dos plantas y que rodean un grandioso salón decorado de ricos mármoles que sirve como entorno expositivo a las obras escultóricas que el museo tiene como por ejemplo varias de Rodin. Se dice que tuvo como primera intención dar a conocer su país al resto del mundo. Esto lo consiguieron sobradamente abarcando incluso una de las colecciones más importantes de arte extranjero. Los fondos son una muestra muy completa de todas las artes que van desde la arqueología hasta las ciencias pasando incluso por industria y por supuesto, las bellas artes. La parte que corresponde al ala izquierda del edificio está destinada al departamento de arqueología. Podemos ver una gran colección de piedras grabadas galesas que se disponen con forma circular y escalonada, junto con muchos objetos como un cáliz o una patena de Dolgellau del s. XIII. En cuanto a los fondos pictóricos, se encuentran exhibidos casi de forma cronológica en el piso primero del ala derecha. En esta parte se ubican unos supuestos cartones de Rubens aunque se cree que podían pertenecer a seguidores suyos, pero esto no impide que sean una muestra interesante del s. XVII flamenco. En general el museo posee pocas obras de artistas extranjeros anteriores al s. XIX aunque las que tiene son de estilos muy dispares e incluso de relevancia como obras de Bellini, Mantegna o Piero di Cosimo, que corresponden al s. XV; artistas del s. XVII como Rembrandt, Ruisdael, Claudio de Lorena, Ribera o paisajes de Van Goyen, siendo el más importante El cuerpo de Foción sacado de Atenas de Poussin. En cuanto al s. XVIII, el museo muestra una serie de obras de artistas británicos establecidos durante un tiempo en Italia como fueron Richard Wilson o Thomas Jones, que llegan a eclipsar a los propios artistas venecianos como Canaletto, Tiepolo y Pittoni, que también se hallan expuestos. Hacia 1908 las hermanas Margaret y Gwendoline Davies comenzaron a adquirir obras de artistas como Meissonier, Turner, Constable o Corot y más tarde compraron obras de impresionistas y post-impresionistas como dos esculturas de bailarinas de Degas, paisajes de Pissarro y Sisley, pinturas de Manet, La Parisienne de Renoir, una gran colección de pinturas de Monet; Lluvia cayendo sobre Auvers, de Van Gogh, o varias obras de Cézanne. Toda esta gran colección fue cedida al Museo de Gales siendo una de las partes con mayor importancia que la entidad tiene en el ámbito nacional. Los fondos que corresponden al s. XX pertenecen a autores extranjeros como Matisse, Max Ernst, Eric Heckel... No obstante, de este periodo son más importantes los propios autores autóctonos (Dylan Thomas, Augustus John, J.D. Innes) cedidos también por las hermanas Davies.
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Las Galerías y Museos Nacionales de Liverpool (National Museums & Galleries on Merseyside, NMGM), en Liverpool (Gran Bretaña), integran un complejo museístico establecido como Museo Nacional británico en 1986, gracias a la gran calidad de las colecciones que allí se albergan. Hoy en día el NMGM se compone de ocho museos y galerías diversas: Museum of Liverpool, World Museum, the Walker Art Galery, Lady Lever Art Gallery, Sudley House, Merseyside Maritime Museum, Museum of Liverpool Life, HM Customs & Excise National Museum y The Conservation Centre. La primera de estas instituciones, el Museo de Liverpoool, fue fundado en 1851. Las colecciones que exhiben estos museos refieren representan más de un millón de objetos y trabajos de arte de todo el mundo, cubriendo temas tan diversos como el arte, la arqueología, la etnología, las ciencias naturales y físicas, la historia social e industrial o la marítima.
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Esta galería de arte, proyectada y construida entre los años 1962 y 1965 es la obra póstuma de Mies van der Rohe, que fallece en 1968 y constituye el cierre de su ciclo creativo, que el autor concluye significativamente en su patria. Teniendo como antecedente el Convention Hall de Chicago de la década de los 50, Mies van der Rohe trabaja aquí el tema de un gran espacio libre, sin columnas intermedias. Genera entonces una planta cuadrada de 4 x 4 módulos, cubierta por una estructura de entramado metálico que apoya sólo en 8 columnas perimetrales, a razón de 2 en la zona central de cada lado dejando libres los cuatro ángulos. La apoyatura tecnológica implica aquí, no solo la posibilidad de su uso expresivo, sino también el requisito para alcanzar la libertad total del espacio interior. El gigantesco prisma cuadrado está enteramente rodeado por vidrio, y se apoya sobre una terraza de esculturas que constituye el basamento de la composición. Mies van der Rohe ha llegado en esta su última obra a la culminación de un ciclo creativo que, comenzando con la experimentalidad dinámica y neoplástica de sus primeras obras en Berlín, va virando progresivamente a partir de su etapa estadounidense hacia un depurado neoclasicismo, en el cual el recurso tecnológico posibilitado por los avances de la industria estadounidense funciona como el soporte de un lenguaje abstracto y minimalista. Cuesta imaginar, como señalan algunos biógrafos del autor, un avance mayor en esta dirección más allá de esta su última obra. La colección incluye obras de Munch, Kirchner, Picasso, Klee, Feininger, Dix y Kokoschka.
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El tema de la Natividad es uno de los menos representados por Fra Angelico de la historia sagrada. La escena del Armario de la plata guarda cierta relación con el fresco del mismo tema figurado en la celda 5 del convento dominico de San Marcos de Florencia, que pudo servir de referente compositivo. Pero la realización final de ambas obras corresponde a ayudantes del fraile pintor, que dio el modelo. El pesebre se presenta frontal al espectador, muy bien construido en su estructura. El centro compositivo, sobre el suelo, es la figura del Niño Jesús, al que Fra Angelico confiere un aura luminosa de fuerte intensidad. María y José, arrodillados, adoran al Hijo de Dios. Destaca en sus figuras el tratamiento de los pliegues, que dan volumetría y corporeidad. Al igual que el colorido, muy contrastado en los ropajes de San José, entre el vivo amarillo y el negro de su gorra. Al fondo, sobre la estructura de madera del pesebre, otro foco luminoso, en donde figura la estrella de Belén rodeada de ángeles. Destaca también el tratamiento detallista de algunos elementos, como la anecdótica figura de la vaca, las formas de la vegetación, o la presencia casi oculta de los pastores, a la izquierda del establo. No es muy frecuente encontrar elementos superficiales en las composiciones del beato Angélico. Pero eso determina, precisamente, la autoría de la obra, que pudiera ser de la mano de Benozzo Gozzoli, el discípulo más importante de Fra Angelico.
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Los frescos del ala oriental del convento de San Marcos representaban episodios de la Pasión de Cristo. De manera muy sumaria, Fra Angelico figuraba unas escenas en las que apenas había elementos que remitieran a la espacialidad. En este caso, la escena de la Natividad, que se sale del ciclo de la Pasión, está mejor ambientada que cualquiera de las celdas de esta zona. Se sitúa la figura del Niño Jesús en el suelo del establo, flanqueado por María, José, San Pedro Mártir y la presencia poco habitual de Santa Catalina de Siena, todos ellos arrodillados, adorando al Redentor. La disposición de las figuras permite continuar el efecto en profundidad, que termina en el último término con la construcción de madera del pesebre., en cuyos lados se sitúan las formas rocosas que remiten a la entrada de la cueva. Coronando la composición, ángeles orantes recortados sobre un cielo despejado con algunas nubes. La Natividad de San Marcos presenta una composición muy parecida a la tabla que representa el mismo motivo en el Armario de la plata, al que sirvió de modelo. En la escena del relicario está más ampliamente desarrollado el tema del Nacimiento de Cristo, tanto en su concepción espacial como en el tratamiento de los elementos narrativos que informan la escena.
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Tras trabajar unos años en Urbino como arquitecto - donde pudo contemplar las pinturas de Piero della Francesca - Francesco di Giorgio regresa a Siena realizando un nuevo retablo, esta vez destinado a la iglesia de San Domenico. En esta Natividad se nota perfectamente la evolución del estilo del maestro si se compara con la Coronación de la Virgen. Las monumentales figuras inspiradas en Botticelli ocupan la mayor parte del espacio, dispuestas de manera acertada. La preocupación por la perspectiva resulta evidente, solventada con acierto al colocar un arco de triunfo en ruinas en el centro y un maravilloso paisaje en el fondo, integrando arquitectura y paisaje con un sensacional resultado. La potente iluminación resalta las figuras y los colores, destacando los azules, rojos y amarillos, así como la segura y firme línea que define todos los contornos. La atracción hacia el mundo clásico de Francesco resulta apreciable en el arco triunfal, que se convierte en pieza fundamental de la composición.
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Petrus Christus utiliza dos planos de realidad para mostrarnos la escena de la Natividad. La escena principal está enmarcada en un arco fingido de mármol, que pretende pertenecer a la realidad del espectador. Está realizado en grisalla y para dar mayor sensación de verosimilitud, las columnillas laterales fingen ser de mármol de colores. Las estatuillas que pueblan el marco cuentan la caída del hombre y la aparición del pecado en el mundo. La técnica de grisalla fingiendo una escena esculpida la puso de moda Jan van Eyck, el que se considera maestro de Christus. Igualmente, las figuras de Adán y Eva están casi literalmente copiadas del Adán y Eva del Políptico de Gante. La aparición del pecado se refleja en las escenas de la arquivolta: expulsión del paraíso, el trabajo, la ofrenda de Abel y el asesinato de Caín, etc. En los óculos de las esquinas, dos guerreros se enfrentan, puesto que el pecado enemistó a la Humanidad. En contraposición, la escena principal aparece tras este arco, como si estuviera detrás de una ventana de la que podemos ver el alféizar en el lado inferior del cuadro. En un bello paisaje nórdico ha nacido Jesús. Asisten al nacimiento los ángeles, alguno de ellos copiado también de Van Eyck (típico peinado de cabellos alisados en el nacimiento y muy rizados en la melena). María y José adoran en silencio al Mesías. José se ha quitado los zuecos, neerlandeses, indicando que se encuentra en un lugar sagrado. Al fondo podemos ver a los pastores en dos parejas, conversando tranquilamente como paseante casuales en la escena.