Antes de dedicarse a la literatura fue vendedor de seguros. Su primer contacto con este oficio tiene lugar cuando empieza a colaborar en la publicación satírica Simplicissimus. Con veinte años se traslada a Roma donde comienza a escribir "Los Buddenbrook", la novela con la que alcanzaría el éxito. Dedicado de pleno a la literatura continuó trabajando y publicando obras como "La muerte en Venecia". También fue el autor de "La montaña mágica" y "El doctor Fausto", entre otras. Durante la Segunda Guerra Mundial mostró una clara oposición al régimen nazi y al fascismo italiano. La ocupación de Hitler provocó su marcha a Estados Unidos. Prueba de su postura fueron algunas novelas como "Mario y el mago".
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contexto
Desde la época de Sulmánu-asaréd III (858-824) los anales asirios citan con frecuencia entre los pueblos de los Zafiros, una nación especialmente belicosa y salvaje: Mannai. Con unos límites imprecisos pero, en cualquier caso, situados al sur y sureste del lago Urmia, estos montañeses bárbaros, criadores de caballos, se veían rodeados por por Urartu, Asiria, las gentes del Luristán y las tribus medas. Algunos autores apuntan hacia un cierto parentesco manneo con los hurritas del II milenio. Pero nada hay que lo avale con certeza. Y la iconografía del cuenco de Hasanlu no parece ser una prueba concluyente. Los manneos vivían entre varios fuegos. Lo poco que sabemos de su historia es en función de su participación en las alianzas o en las guerras que los asirios y urartios disputaron en la montaña. Los reyes Minua y Argisti ocuparon parte de Mannai y llegaron a hacer prisionero a su monarca, Aza. Sarduri II acometió no pocas destrucciones y deportaciones, a las que Sargón II, con su VIII Campaña en 714 a. C. puso fin, firmando una alianza con Ullusunu de Mannai. Sin embargo, Assur-aha-ddin habría de combatirlos, tildándolos de bárbaros intratables. Luego, la memoria de Mannai se perdería en el olvido. Hablar de un arte manneo podría resultar arriesgado. Y ello porque sólo contamos con dos lugares conocidos: Hasanlu y Ziwíye. Pero al menos éstos nos fuerzan a concluir lo que parece lógico. Que además de las propias tradiciones recibieron influencias asirias, urartias y escitas; y que situada Mannai en una región transitada por las grandes rutas del comercio internacional, allí recibieron objetos y materiales muy distintos que, pese a lo rústico de sus costumbres, ejercerían algún peso en la dulcificación de su arte. Hasanlu era una pequeña ciudad del valle del Solduz, al suroeste del lago Urmia, protegida por una ciudadela. El lugar fue visitado por A. Stein en 1936, pero salvo algunos trabajos a cargo de M. Rad y A. Hakemi entre los años 1947-49, no sería estudiado verdaderamente hasta la concesión del sitio a la misión estadounidense que, dirigida por R. H. Dyson, no finalizaría su proyecto hasta 1974. Las conclusiones obtenidas son, en cierto modo, la imagen más aproximada posible al arte manneo. La ciudad exterior carecía de protección. En caso necesario, la población debía recogerse tras las gruesas murallas de la ciudadela, de unos tres metros de anchura y cerca de nueve de altura. Grandes torres y contrafuertes, a distancias iguales, redoblaban la seguridad del muro cuyo sistema, como sugiere E. Porada, era muy semejante al urartio. En el interior, las influencias se hacen notar mucho más. Las estructuras descubiertas por R. H. Dyson en el interior de la ciudadela parecen formar un conjunto palatino de múltiples unidades. Los rasgos más característicos son las diversas salas de columnas con bancos corridos y adosados al muro. Planta y técnica recuerdan sobradamente a ciertas salas de los palacios de Urartu. El gran edificio sur, sin embargo, es considerado como un templo en función de la hornacina y cámara del muro opuesto a la entrada y algunos hallazgos significativos. En el momento de la destrucción un numeroso grupo de mujeres, adolescentes la mayoría, fueron asesinadas cerca de la entrada cuando, según R. H. Dyson, buscaban refugio. Al comienzo del capítulo evocaba la muerte de un saqueador que trataba de huir del palacio con un vaso de oro envuelto en un lienzo. Se trata del célebre cuenco o taza de Hasanlu, sobre el que tanto se ha escrito; una obra singular realizada en oro. La superficie exterior es una sucesión de figuras mitológicas y divinidades que parecen remitirse al mito hurrita de Kumarbi. Pero los detalles parecen iranios, en opinión de E. Porada, que considera debe datarse en torno al año 1000, aunque estuviera en uso en el Hasanlu IV del 800 a. C. También son destacables los rhyta de bronce, los trabajos en marfil y los recipientes en azul egipcio que hablan de amplia utilización de la vía comercial. Otro de los lugares ligados de algún modo a Mannai es el mítico Ziwiye, una colina fortificada situada al sureste del lago Urmia. Su nombre es famoso porque a fines de los años cuarenta se descubriría un tesoro o ajuar que, según parece, se encontraba en el interior de un gran recipiente alargado de bronce, en cuyo borde se habían grabado filas de iranios portando tributos a funcionarios asirios. No obstante, las circunstancias del hallazgo y su salida al mercado de antigüedades hacen pensar que muchos de los objetos ligados al tesoro no pertenecían a él, ni incluso a Ziwiye. Entre los más llamativos hay que destacar un pectoral de oro con temas mitológicos orientales de procedencia asiria e irania, una placa de oro con ciervos y cabras acurrucadas de aire escita inconfundible y muchos otros objetos de estilo semejante. Algunos autores tienden a pensar que nos encontramos ante los mejores frutos de un arte local, con fuerte influencia asiria y con aportaciones urartias y de las estepas. No obstante, R. Ghirshman atribuía el conjunto a un príncipe escita, señor temporal de lugar.
Personaje
Militar
Político
Miembro del Ejército ruso, combatió en la guerra ruso-japonesa de 1905, con el grado de teniente. En 1906, participa en una expedición a través de Asia Central y China. En 1917, tras la Revolución de Octubre, vuelve a Finlandia y se hace cargo del mando de las fuerzas que apoyan la independencia del país. Tras la gran victoria obtenida en Tampere sobre el Ejército Rojo, consigue la independencia para su país en el año 1918. Regente del nuevo Estado, obtiene para éste el reconocimiento oficial de los aliados en diciembre de ese mismo año. A partir de entonces, considerado ya como un verdadero mito nacional, se retira a la vida privada. En 1939, con ocasión del ataque soviético contra Finlandia, vuelve a representar las ansias de libertad de su pueblo. En 1941 es ascendido al mariscalato y, por espacio de tres años, comanda los ejércitos fineses en su lucha contra el agresor de antes. Sin embargo, la victoria final de la URSS impondrá a Finlandia unas fuertes reparaciones con la conclusión del conflicto. En 1944, firma el armisticio con Moscú en calidad de Presidente de la República. Conservando intacto su prestigio personal, abandona la vida política y se retira a Suiza, en cuya ciudad de Lausana muere en el año 1946.
obra
Entre 1992 y 1997 el artista colombiano Fernando Botero inicia la serie de exposiciones en las grandes avenidas del mundo, que cambian la forma de acercar el arte al público, con la exposición de sus gigantescas esculturas en los campos Elíseos, de París. Lo hará luego en Park Avenue de Nueva York, el centro de la Castellana en Madrid, el Mall de Washington, Los Ángeles, Buenos Aires, Río de Janeiro y Santiago de Chile.
obra
En los últimos años de su vida Manet se interesará de manera especial por las naturalezas muertas. Los floreros, las frutas e incluso los espárragos protagonizan estos lienzos, que tuvieron bastante éxito entre sus clientes. Concretamente éste que observamos fue adquirido por Charles Ephrussi por 1.000 francos, subiendo el precio previamente fijado que estaba en 800. Manet sitúa el manojo de espárragos en primer plano, sobre una cama de hierba, recortando su silueta sobre un fondo neutro, como recuerdo de las composiciones barrocas. Sin embargo, la novedad está en la rapidez con que trabaja el artista, alejándose de la representación hiperrealista de los elementos. Un potente foco de luz ilumina el manojo y acentúa el color de los espárragos, especialmente las puntas grisáceas, y el de la hierba.
Personaje
Otros
Nacido en el seno de una familia dedicada al toreo, Manuel Rodríguez decidió seguir los pasos de su progenitor, también matador. Aunque su padre murió cuando tan sólo tenía cinco años, su abuelo y sus tíos también le inculcaron este arte. Entre ellos cabe citar a José Damaso Rodríguez y José Rodríguez Sánchez, además del banderillero Rafael Sánchez. Por otra parte, su madre ya había estado casada anteriormente con Lagartijo Chico. De este modo, su adolescencia transcurre en compañía de otros toreros con los que da sus primeros capotazos. En 1930 ya queda constancia de sus primeras apariciones en público en la Escuela Taurina de Montilla. A partir de este momento su nombre comienza a ser una referencia cada vez más frecuente. En 1933 intervino en una corrida de toros celebrada en Cabra y formó parte del espectáculo cómico-taurino-musical "Los Califas". En este mismo año se viste por primera vez de luces para lidiar una corrida con Rafael Morales, Piripi, y los hermanos Gárcena, en la localidad gala de Arlés. El 1 de mayo de 1935 tomó la alternativa con el nombre de Angel Rodríguez en la madrileña plaza de Tetuán de las Victorias. Aunque remató la faena de forma impecable, la prensa criticó su actuación. El matador continuaría su trayectoria en otros ruedos, pero el estallido de la Guerra Civil en 1936 provocó una pausa en su carrera al disminuir el número de actuaciones. En 1939 reanuda su actividad y aparece en las plazas de Córdoba, Sevilla, Cádiz, Algeciras y Cabra. En este tiempo consigue limar sus defectos y depurar su estilo. Es entonces, el 25 de junio de 1939, cuando deja de ser novillero para convertirse en matador. Una tarde del 2 de julio de 1939, Manuel Jiménez, Chicuelo, le concede la alternativa en Sevilla. Unos meses después, el 12 de octubre, confirma la alternativa, apadrinado por Marcial Lalanda. Esa temporada, Manolete cosechó grandes éxitos. Al año siguiente realizó medio centenar de corridas, recibiéndo muy buenas críticas. En los años sucesivos, Manolete continuaría toreando de plaza en plaza, aumentando su prestigio hasta convertirse en uno de los toreros con mayor proyección. En estos años también sufrió algunas cogidas, aunque logró recuperarse de ellas. El último cartel en que aparecía el nombre de Manolete, anunciaba una corrida en Linares el 28 de agosto de 1947. Junto con él, compartían cartel Gitanillo de Triana y Luis Miguel Dominguín. Esa tarde el quinto toro de la ganadería de Miura, llamado "Islero", enganchó a Manolete por el muslo. Su lentitud en la estocada provocó la cogida. Fue conducido a la enfermería, donde apreciaron una cornada en el triángulo de Scarpa. Aunque en un principio se creyó que la cornada fue lo que provocó su muerte, en 1997 el hijo del médico de Linares que atendió al torero, Fernando Garrido, reveló lo ocurrido. Manolete, tras la cogida, recibió varias transfusiones que permitieron su mejoría. Cuando llegó el doctor Giménez Guinea, médico de confianza del matador, ordenó que se interrumpieran las transfusiones y se le aplicara un plasma noruego. A penas transcurrieron unos segundos desde su aplicación, cuando falleció. De personalidad seca y austera, Manolete fue una de las grandes figuras de su tiempo. Con su forma de toreo consiguió dar su personalidad a la suerte del toreo.