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Los primeros trabajos arqueológicos en la ciudad palatina de Madinat al-Zahra (Córdoba) comenzaron en 1910, bajo la dirección de R. Velázquez. Pero el "salón rico", que se encontraba, como toda la ciudad, bajo un montón de escombros, fue excavado en 1923 por el arquitecto Félix Hernández. En este salón se mostraba el califa en las recepciones más señaladas del calendario islámico, acompañado de un riguroso protocolo y situado delante de un arco ciego a modo de mihrab, para recordar a sus súbditos su doble condición de jefe político y religioso. Algunas piezas halladas fueron estos fragmentos de relieves en piedra caliza, que formaban parte de las decoraciones murales del "salón rico". Cubrieron las paredes, los alfices y los arcos del interior del edificio, desde el zócalo a la techumbre, componiendo profusos diseños decorativos a base de motivos geométricos, vegetales y epigráficos. Los surcos de los relieves, tallados a bisel, creaban un denso efecto de luces y sombras, y éste, unido al empleo de mármoles de distintos colores en las columnas y de color blanco en el pavimento, transmitía una sensación de gran riqueza ornamental.
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El segundo de los edificios basilicales de Madinat al-Zahra plantea dudas acerca de su identificación con la Dar al-Yund o la Dar al-Wuzara de los textos, porque su arquitectura sólo evidencia un uso administrativo que hace difícil su caracterización para la gestión de asuntos civiles y militares. De manera hipotética lo identificamos con la sede del consejo de visires.
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A través de unas calles en rampa de Madinat al-Zahra se conecta la Dar al-Yund con la terraza inferior. Por este lugar pasaban obligatoriamente todas las embajadas que visitaban al califa. La calle desemboca en una gran galería porticada de quince arcos. Se trata de una estructura teatral, un telón de fondo para impresionar a los visitantes. Delante de la galería encontramos una amplia plaza a cielo abierto, lugar de concentración de tropas.
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Las calles en rampa de Madinat al-Zahra desembocan en la gran galería porticada que contaba con quince arcos, catorce de los cuales escarzanos y el central de herradura. Esta arquería estaba concebida como una organización teatral, un verdadero telón escenográfico que formaba parte de las representaciones del califa.