Busqueda de contenidos

Personaje
Cacica Principal (Capullana) de los indios de Tangarará y de la Muñuela, tenía en Sechura 49 indios tributarios, en tiempo del virrey de Perú Don Francisco de Toledo. Mujer de armas tomar, en 1578 discutió con el cura de Catacaos, Don Melchor de Morales, se negó a reconocer su autoridad e incitó a los indios de su jurisdicción a hacer lo mismo. El alcalde de San Francisco de Buena Esperanza de Paita, Ruy López Calderón tuvo que mediar para hacer entrar en razón a la cacica. Esposa de Luis de Colán, hijo del Cacique de Colán. Tanto Sechura como La Muñuela, fueron encomiendas de don Gaspar Troche Buitrago que vivía en Piura, el que era descendiente del conquistador Gaspar Troche Buitrago "el viejo". Los Temoche y los Colán prolongaron por muchas décadas el ejercicio de la autoridad como caciques de esos pueblos por transmisión familiar.
derechos
Personaje Político
El 12 de agosto de 1566 nacía la primera hija de Isabel de Valois y Felipe II. Recibió los nombres de Isabel Clara Eugenia; Isabel en honor a su madre, Clara por el día que nació y Eugenia en honor a san Eugenio que tanto había hecho por este alumbramiento. Doña Isabel comentó tras dar a luz: "Gracias a Dios el parir no es tan trabajoso como yo creía". El embajador francés nos cuenta que "Felipe se portó muy bien, como el mejor y más cariñoso marido que se pudiera desear, puesto que en la noche del parto estuvo cogiéndole todo el tiempo la mano, y dándole valor lo mejor que podía y sabía". La infanta sería bautizada el 25 de agosto de ese año. Dos años después moría su madre. Pronto Felipe pensó en casar a su pequeña hija, algo habitual en las cortes renacentistas, eligiendo como candidatos a don Sebastián de Portugal y don Juan de Austria, pero ambos fallecieron en 1578. Tras el fallecimiento de Anna de Austria, Isabel se convierte en la persona de máxima confianza del rey, iniciándose en los asuntos de Estado. Los planes de Felipe para con su hija eran tremendamente ambiciosos ya que intentó colocar en sus sienes la corona de Francia, involucrándose directamente en los conflictos existentes en el país galo. Isabel era nieta de Enrique II y el monarca francés Enrique III no tenía sucesión. Los planes de Felipe se vinieron abajo al ser nombrado rey de Francia Enrique IV por lo que en 1598 decidió nombrar a su hija soberana de los Países Bajos, con determinadas condiciones entre las que destaca la devolución del territorio a la corona española si no tenían descendencia, como ocurrió. Ese año se concertó su matrimonio con el archiduque Alberto de Austria, realizado al año siguiente. La corte de Bruselas se convirtió en una de las más importantes de Europa, realizando una importante labor de mecenazgo. Tras el fallecimiento del archiduque en 1621, y al no haber nacido hijos en el seno matrimonial, los Países Bajos revirtieron a España, confirmando Felipe IV a su tía como gobernadora hasta su fallecimiento en 1633. En todo momento defendió Isabel los intereses españoles, recibiendo el cariño unánime de sus súbditos.
obra
Los retratos femeninos pintados por Goya en los primeros años del siglo XIX quizá sean lo mejor de su producción. La Condesa de Chinchón, la Marquesa de Santa Cruz, la Marquesa de Lazán o éste de Isabel Cobos de Porcel que aquí contemplamos son magníficas muestras. La dama, ataviada con la mantilla típica de las majas madrileñas, dirige la mirada hacia la izquierda, en un gesto muy chulesco pero totalmente naturalista. La belleza del rostro, con esas facciones grandes, el cabello rubio y los ojos claros, sitúa a este retrato entre los más populares al desear mostrar el aragonés la belleza española universal. Trabaja con una pincelada segura, lo que permite mostrar el encaje de la mantilla de fina transparencia, pero sin recurrir a detalles preciosistas que recargarían la imagen. El fuerte foco de luz que resbala por el pecho acentúa el elegante color negro de la mantilla. Pero será su inolvidable rostro lo que cautive al espectador, por encima de detalles preciosistas de otros pintores como Vicente López.
obra
Isabel d'Este fue una de las personalidades más fascinantes de su época. Era la duquesa de Mantua y se hallaba ligada por lazos familiares con los Sforza de Milán, además de con otras poderosas familias italianas. Su cultura e inteligencia eran proverbiales y su colección de arte es uno de los legados más importantes en la historia del arte.Isabel conoció a Leonardo en Milán y le pidió que le hiciera un retrato. El artista realizó un apunte, o según algunos autores, otros dos más. Cuando Milán fue tomado por los franceses, Leonardo huyó temporalmente a Mantua, momento en el que Isabel le ofreció su protección y mecenazgo. Por razones desconocidas, Leonardo no aceptó y parece que tampoco concluyó el retrato, a pesar de que Isabel utilizó a todos sus agentes y contactos diplomáticos para presionar a Leonardo allí donde estuviera. No obstante, existe la hipótesis de que además de los bocetos, Leonardo realizara una priemra pintura, ya que este dibujo presenta agujeros que indican que fue pasado a tabla. En cualquier caso, todo lo que nos queda es este perfil, impresionante pese a su mal estado conservación. El perfil es poco frecuente en Leonardo. El dibujo está realizado a carboncillo -negro-, sanguina -roja- con ligeros toques de amarillo en el vestido y adornado con estarcido (perforaciones en el papel que forman guirnaldas y adornos, como la cinta del pelo o el encaje del escote).
obra
Este retrato nos muestra a la primera esposa de Felipe IV de más de medio cuerpo sobre un fondo neutro, mirando al espectador; lleva su mano izquierda a la cadera y la derecha la apoya en un abanico. Viste un elegante traje gris labrado con flores verdosas, adornado con grandes puños y cuello de encaje. Sorprende la cantidad de joyas que porta: pendientes, anillos y diversa pedrería por el vestido, destacando el "joyel rico" sobre su pecho con la famosa perla "Peregrina". El estilo de este pintor anónimo se relaciona con los retratistas de la segunda mitad del s. XVI e inicios del XVII: Antonio Moro, Sánchez Coello o Pantoja de la Cruz, caracterizado por la filigrana de los vestidos, la fuerte iluminación empleada y la atención al rostro y las manos. Su atribución resulta complicada, considerando Allende-Salazar que podría tratarse de un retrato ejecutado por Angelo Nardi, pintor italiano que llegó a España en 1607, trabajando hasta su fallecimiento en 1665.
obra
La reina Isabel de Borbón sería la pareja del retrato ecuestre de Felipe IV en una de las paredes menores del Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro. Sobre la puerta que separaba ambos cuadros se situaba el retrato ecuestre de su hijo Baltasar Carlos. Este lienzo plantea los mismos problemas que los de Felipe III y Margarita de Austria, ya que el vestido de su majestad y la gualdrapa del caballo están realizados tan minuciosamente que no corresponden con el estilo que hace gala Velázquez por esos años. Se piensa que la obra la iniciaría el maestro antes de irse a Italia en 1629, la continuaría otro autor en un estilo diferente y la finalizaría el sevillano en 1635, especialmente la cabeza de la reina y la del caballo. Precisamente en ambas zonas se aprecia la soltura característica de Velázquez en la década de 1630, destacando el mechón de pelo que cae sobre la cabeza del animal. El fondo de paisaje también podría ser de mano del maestro, al haberse conseguido el efecto de profundidad típico del Cinquecento Italiano.
Personaje Político
Descendiente de los rey del Portugal, Juan VI, contrajo matrimonio en 1816 con Fernando VII. Gracias a la amabilidad de su carácter, su inclinación por las artes y las ciencias y su cercanía al pueblo, rápidamente contó con el apoyo de éste. Su temprana muerte fue muy sentida por todos.