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monumento
Templo del siglo XIII, levantado en época de Alfonso X El Sabio. En 1253, el monarca, tras la toma de Sevilla por su padre, concedió el permiso de construcción de una sinagoga a los judíos que habitaban en la zona de San Bartolomé y Santa Cruz. Así continuó hasta 1391, cuando fue convertido en iglesia cristiana. El nombre y la advocación al nuevo templo se lo impuso el cabildo catedralicio. La iglesia de Santa María la Blanca se divide en tres naves separadas por columnas de mármol rojo y fue levantada, en su origen, en estilo gótico, típico de este momento histórico. Sin embargo, el templo se encontraba casi en ruinas a principios del siglo XVII, por lo que fue restaurado y decorado en estilo barroco, añadiéndose en las bóvedas la decoración en yeso, obra de los hermanos Borja. Entre 1642-1645 se construyeron la capilla bautismal y la sacramental, y en 1660 se reedifica la capilla mayor; un año después, se realizó la reforma interior, que condujo a la construcción de las nuevas bóvedas y a la hermosa decoración del interior, proyectada y ejecutada por el maestro mayor del arzobispado, Pedro Sánchez Falconete. La sobriedad exterior del templo contrasta con la riqueza del interior; la bóveda central está decorada a base de ángeles, guirnaldas, querubines y exuberante vegetación. El conjunto se completaba con cuatro grandes lienzos semicirculares de Murillo colocados bajo la cúpula y en las cabeceras de las naves laterales. El retablo mayor es barroco y está presidido por la imagen de la virgen de las Nieves, del siglo XIX. En las paredes cuelga un interesante Ecce Homo, de finales del Quinientos. En el centro de la capilla mayor hay un camarín donde se venera a la titular del templo, la virgen de las Nieves, bella escultura atribuida a Juan de Astorga.
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<p>Edificada en el siglo XIII, la Iglesia de Santa María la Blanca resulta imponente por sus magnitudes. Una centuria antes los templarios se habían asentado en Tierra de Campos y fue en Villasirga donde edificaron su más bella Encomienda de Castilla. De planta de cruz latina, se organiza en tres naves y cabecera recta, de la que parten cinco capillas. Antes de acceder a la portada meridional se encuentra un gran pórtico de estilo románico, de gran riqueza artística. En éste se distinguen más de cincuenta esculturas, presididas por un pantocrátor. En el interior de esta parroquia todavía se encuentra la talla de una Virgen de esta advocación, a la que Alfonso el Sabio hace referencia en sus Cantigas, donde describe los milagros que se la atribuían. Dentro del templo destacan tres sepulcros protogóticos decorados y policromados de gran calidad y donde se encuentran enterrados el príncipe Don Felipe, su segunda mujer Doña Leonor Ruiz de Castro y un caballero santiaguista. En la capilla Mayor se encuentra un retablo atribuido al maestro Alejo. También hay que mencionar otro retablo, dedicado a San Antonio de Padua, del maestro de Calzada y un retablo plateresco de Cristóbal Herrera. Los relieves de los capiteles que se encuentran en su interior son otra de las joyas de esta iglesia. En el siglo XVI Santa María la Blanca fue cedida a la diócesis de Palencia.</p>
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La iglesia parroquial de la capital de la Axarquía fue fundada en época visigoda, por san Epeneto según la tradición. La dominación árabe de la región hizo de ella una mezquita para ser convertida en parroquia en 1489 por los Reyes Católicos. Se trata de una importante obra mudéjar en la que se aprecian ecos del gótico -los arcos apuntados- y de la arquitectura islámica como la techumbre.
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Al exterior destaca su ábside semicilíndrico, decorado con siete arcos sobre columnas con delgados fustes. En estos espacios se abren tres ventanales. A cada lado del ábside se abren dos capillas planas.
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La iglesia de Santa María la Nueva fue construida en el siglo XII bajo la advocación de San Román pero a mediados de la centuria fue incendiado por el pueblo zamorano durante el Motín de la Trucha, reconstruyéndose por orden real y cambiando su nombre por el actual de Santa María la Nueva. Al exterior destaca su ábside semicilíndrico, decorado con siete arcos sobre columnas con delgados fustes. En estos espacios se abren tres ventanales. A cada lado del ábside se abren dos capillas planas. En la portada meridional encontramos un arco de herradura de tradición mozárabe. En el interior, la disposición original de tres naves fue sustituida durante la reforma de mitad del siglo XII por un espacio unificado con grandes arcos fajones.
obra
Fotografía cedida por la Sociedade Anónima de Xestión do Plan Xacobeo
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Fotografía cedida por la Sociedade Anónima de Xestión do Plan Xacobeo