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monumento
<p>Sus orígenes se remontan al año 1074, momento en que Alfonso VI decidió el traslado a ella del obispado de Oca. La iglesia que puede verse actualmente data del siglo XIV y fue construida en estilo gótico, con influencias germánicas, aunque conserva detalles arquitectónicos del siglo anterior, como la alta torre. El interior está formado por una sola nave, con planta de cruz latina y ábside cuadrado. Santa María la Real fue colmada de mercedes y privilegios, tanto por parte de los reyes como de las autoridades eclesiásticas de Burgos. En el pórtico se puede ver un Calvario gótico y una puerta mudéjar. Cuenta con un bello crucero gótico con el Crucificado y la Virgen con el Niño, y el retablo, del siglo XIX, sustituye a uno más antiguo que, sin embargo, ha mantenido la imagen de Nuestra Señora de la Antigua (siglo XIV).</p>
obra
La única construcción realizada por Piranesi, el magnífico arquitecto de imágenes del siglo XVIII, lejos de ser una mera remodelación ornamental de un viejo edificio constituye una espléndida oportunidad de entender la complejidad de su discurso teórico y figurativo. El encargo lo recibió del cardenal G. B. Rezzonico y es contemporáneo de una de sus obras más significativas, el "Parere su l'architettura" (1765). Una decoración simbólica y emblemática sirve para acentuar el carácter funerario de la iglesia y la estructura del edificio.
monumento
La única construcción realizada por Piranesi, el magnífico arquitecto de imágenes del siglo XVIII, lejos de ser una mera remodelación ornamental de un viejo edificio constituye una espléndida oportunidad de entender la complejidad de su discurso teórico y figurativo. El encargo lo recibió del cardenal G. B. Rezzonico y es contemporáneo de una de sus obras más significativas, el "Parere su l'architettura" (1765). Una decoración simbólica y emblemática sirve para acentuar el carácter funerario de la iglesia y la estructura del edificio.
obra
Su fachada, con acusados avances y retranqueos, presenta claras derivaciones del Norte de Italia en el motivo de los dobles edículos superpuestos y de P. da Cortona en los remates, a lo que se añade el gusto romano en la abundancia de columnas.
monumento
Después de la muerte del padre, con el que colaboró siempre, la personalidad de Carlo Rainaldi emerge decidida, con estilo autónomo y grandioso en el que mezcla elementos del Cinquecento tardío con otros barrocos, evidente en Santa Maria in Campitelli (1663-67). Su fachada, con acusados avances y retranqueos, presenta claras derivaciones del Norte de Italia en el motivo de los dobles edículos superpuestos y de P. da Cortona en los remates, a lo que se añade el gusto romano en la abundancia de columnas. La límpida nave interior que, a primera vista, parece ser un espacio de planta longitudinal, es el resultado de yuxtaponer dos plantas de cruz griega. Se conforma así un ficticio espacio camino que, cual tramoya, surge por la ingeniosa disposición de las columnas y pilastras, además de por la sabia alternancia de saledizos y retranqueos a que se somete el entablamento, y por la escénica sucesión de capillas abiertas a ese espacio longitudinal. Por demás, la vista es guiada de modo progresivo e imperceptible hacia el fondo de la iglesia por obra del rompimiento de luz que, desde la cúpula, inunda el interior.
obra
En tiempos del pontificado de Adriano I se realizaron importantes obras en Roma. Una de las más interesantes es la iglesia de Santa Maria in Cosmedin, un templo con tres naves y tres ábsides, con una tribuna simulada para las mujeres, sustituyendo a las antiguas galerías. De esta manera, la iglesia parecía más amplia. Bajo el presbiterio se construyó una cripta cuyas naves se separaron mediante columnas unidas con arquitrabes.
obra
El papa Julio I mandó construir en las zona del Trastevere una iglesia en época paleocristiana. En el siglo XII, durante el pontificado de Inocencio II, se reconstruyó el templo, uno de los más importantes de Roma. Se trata de un edificio de tres naves que apenas ha sufrido modificaciones.
monumento
Según la tradición, en el año 38 a.C., una fuente de aceite nauseabundo, sin duda petróleo, surgió en este lugar. El punto de la "fons olei" está indicado todavía en el centro de la basílica. La población judía vio en ello el signo premonitorio de la llegada del Mesías, pero el primer culto cristiano que conmemora este milagro no surgió hasta el siglo III. Según la leyenda, una riña estalló entonces entre cristianos y taberneros. El emperador dio la razón a los cristianos y prefirió que un lugar público fuera ocupado por un espacio de culto y no por unos borrachos. Sin embargo, el "Liber pontificalis" ofrece otra versión: el papa Calixto fue quien invitó a los fieles a asistir a una misa en una iglesia doméstica convertida más tarde en basílica. Entre el año 772 y el 795, Adriano I añadió las naves laterales. Con Gregorio IV el edificio pasó por profundas remodelaciones; el Papa hizo sobrealzar el coro, cubrir el altar con un cimborrio y habilitar una cripta que albergara las reliquias de los mártires Calixto, Calépodo y Cornelio. También mandó construir una capilla del Pesebre, a imitación de Santa Maria Maggiore y añadir un monasterio para atender la basílica. La fachada de esta iglesia está adornada con un mosaico de influencia bizantina realizado entre los siglos XII al XIV. En 1702, Carlo Fontana añadió el pórtico.