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obra
En 1327, la entonces abadía de Gloucester, acogió el cuerpo del rey asesinado Eduardo II. El nuevo rey Eduardo III, hijo del fallecido, inicio nuevas construcciones en la abadía, entre las que destaca este fabuloso claustro, donde destacan las bóvedas de abanico muy abiertas que dejan entre ellas rombos que a su vez se cubren con una superficial trama de líneas, habituales en el denominado perpendicular style.
monumento
Concebida como símbolo de la cristianización de la última ciudad musulmana de España, su primitiva disposición gótica, que de acuerdo a las trazas de Enrique Egas magnificaba las de la catedral de Toledo, fue radicalmente transformada por Silóe para convertir el conjunto en un edificio clásico, dotándole a su vez del carácter de panteón regio al tener adosada la Capilla Real. Para ello Silóe concibió la cabecera como un gran espacio central cubierto por cúpula y ordenó los alzados -de más de 60 metros- con unos potentes pilares camuflados por cuatro colosales medias columnas, trasdosadas por pilastras del mismo orden itálico, que articulan las naves axiales del templo. En Granada coexisten dos concepciones diferentes dentro del espacio de la catedral al encontrar por un lado las cinco naves, respuesta a la tradicional disposición longitudinal de tipo basilical, y por otro la cabecera, con tendencia a convertirse en un elemento autónomo. Las naves están separadas por pilares de orden corintio, apoyados en altos plintos. Cuando Cano proyectó la fachada principal la concibió como un monumental arco de triunfo. Molduras y pilastras proporcionan al conjunto un intenso ritmo lineal, acentuado por los contrastes luminosos y por el marcado entablamento que le recorre a la mitad de su altura. La utilización de motivos vegetales y placas geométricas en la decoración es consecuencia del mayor interés ornamental qué imperó en la arquitectura de la segunda mitad del siglo XVII, tras la austeridad de las décadas anteriores.
obra
Enrique Egas trazó esta catedral a principios del siglo XVI en estilo gótico, aunque la construcción fue dirigida por Diego de Silóe siguiendo el nuevo lenguaje renacentista. Cuando Cano proyectó la fachada principal la concibió como un monumental arco de triunfo con tres calles retranqueadas entre pilastras cajeadas, lo que proporciona al conjunto intensos contrastes luminosos que acentúan la fuerza del diseño. Molduras y pilastras dotan a la construcción de un intenso ritmo lineal, acentuado por los contrastes luminosos y por el marcado entablamento que le recorre a la mitad de su altura. La utilización de motivos vegetales y placas geométricas en la decoración es consecuencia del mayor interés ornamental que imperó en la arquitectura de la segunda mitad del siglo XVII, tras la austeridad de las décadas anteriores, sirviendo de fuente de inspiración a las construcciones granadinas posteriores.
obra
Cuando Alonso Cano proyectó la fachada principal de la catedral en 1667, la concibió como un monumental arco de triunfo. Molduras y pilastras proporcionan al conjunto un intenso ritmo lineal, acentuado por los contrastes luminosos.