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Cuando Juan Guas fue designado maestro mayor de la catedral abulense decidió el traslado de la portada de los pies a uno de los brazos del crucero, procediéndose a la construcción de una nueva. Sus dos torres -una de ellas sin concluir- completan el aspecto fortificado del templo.
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Cuando Guas decidió realizar una nueva portada en los pies de la catedral de Ávila incorporó en sus jambas dos figuras con unas mazas, enmarcando el conjunto escultórico. Esta iconografía ya había sido empleada por el artista en el palacio del Infantado de Guadalajara, al igual que Simón de Colonia había hecho en la capilla de los Condestables de la catedral de Burgos. Se trata de una representación del salvaje, cuyo objetivo es proteger el templo.
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El maestro que trazó la doble girola de la catedral abulense logró plasmar en ella uno de los más antiguos ambientes góticos de la arquitectura castellana, evocando el recuerdo de la cabecera de Saint-Denis, que en la Península se difundió a través de modelos borgoñones. Un sencillo intercolumnio de soportes monocilíndricos y capiteles de cesta lisa dividió el deambulatorio que contorneaba la capilla mayor en dos pasillos anulares de anchura desigual (muy angosto el externo), cuyos tramos se cubrieron con bóvedas de gruesos arcos cruceros. La inadecuada resolución del sistema de equilibrios, y el consiguiente desplome de las columnas intermedias, obligaría más tarde a acodarlas por medio de tirantes, a la altura de los arranques de los nervios.
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Las naves de la catedral de Ávila -de considerable altura y estrechez, separadas por pilares compuestos de cuatro columnas semicilíndricas- están cubiertas con bóvedas cuatripartitas mientras que el crucero se cubre con terceletes, realizada en los últimos años del siglo XIII.
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La planta de la catedral de Ávila continúa el esquema románico propio del siglo XII, al menos en la cabecera donde trabajó el maestro Fruchel: se trata de una planta de cruz latina con crucero marcado, tres naves, un ábside central y una curiosa doble girola cubierta con bóveda de crucería trapezoidal a la que se abren capillas radiales vaciadas en el grueso de la muralla.
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En la portada septentrional de la catedral de Ávila está definida por el eclecticismo al mostrar cierta dependencia de León sin olvidarse de Burgos, fundiendo dos temas diferentes en el mismo espacio.
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En el tímpano de la llamada Portada de los Apóstoles de la catedral de Ávila, correspondiente a la septentrional del crucero, se representa el Pantocrátor como tema central, dentro de la mandorla, con dos filas de ángeles a los lados, guardadores del Señor y portando los símbolos de la Pasión. El tímpano se cierra con la Coronación de la Virgen, siendo el propio Cristo el encargado de colocar la corona a la Madre. Las figuras del dintel representan escenas de difícil identificación, apuntándose al Lavatorio y la cena de Cristo en casa de Leví. Las arquivoltas están ocupadas por los ancianos de Apocalipsis, santos que leen, la resurrección de los muertos, composiciones protagonizadas por diablos, ancianos sedentes con libros, monjas, eclesiásticos y frailes. En las jambas se representan los apóstoles, seis en cada lado.