Busqueda de contenidos

monumento
Esta edificación de 1603 sirvió de primera residencia al shogun Tokugawa, en Heian. En su exterior aparece rodeado por una fosa externa y un muro con cuatro bases de protección orientados hacia los cuatro puntos cardinales, que coinciden con las zonas estratégicas. Entre las dos fosas se encuentran los jardines, el edificio del almacén y la casa de los guardias. Sus salas aparecen decoradas con mamparas, donde alberga magníficas obras de arte realizadas por artistas chinos. Los suelos son de madera y su estructura se conoce como "el piso del Ruiseñor", ya que al caminar sobre éste cruje y advierte de la presencia de extraños en medio de la noche. Uno de sus jardines más bellos es el Ninomaru, que dio nombre a dicho castillo a partir de 1867. En 1939, el Palacio de Ninomaru fue donado por la familia imperial a la ciudad de Kyoto y se abrió al público, recobrando su denominación inicial.
obra
Al regresar de Francia a principios del siglo XIV, Carlos III el Noble ordenó edificar este castillo de Olite para fijar en él su corte, por lo que en este lugar se celebraron numerosas reuniones de cortes. A mediados del siglo XVI el palacio se arrienda a los marqueses de Cortes y en 1718 es enajenado por el Virrey de Navarra. A finales del siglo XVIII sufriría un destructor incendio, episodio que se repetiría en la Guerra de la Independencia al ordenar el general Mina quemar el edificio para evitar la instalación de tropas francesas, extrayéndose previamente el plomo de las techumbres para la fabricación de balas. Las primeras obras de restauración se iniciaron hacia 1925, completando un espectacular castillo que parece sacado de un cuento de hadas. Ignoramos quienes fueron los arquitectos del castillo de Olite, tomando como modelos fortalezas francesas, especulándose que quizá vinieran de esas tierras. A fin de asegurar la persona del monarca, se construyó un irregular conjunto de torres formando un plano laberíntico, apuntando una tradición que contaba con tantas habitaciones como días cuenta el año. Unos muros de gran espesor y elevados techos eran las señas de identidad de este castillo, así como los jardines que estaban suspendidos en los terrados superiores de los muros. La capilla contaba con dos plantas, utilizando la inferior la servidumbre y la superior la nobleza. El castillo se divide en dos espacios denominados Palacio Viejo y Palacio Nuevo. El Palacio Viejo se distribuía originalmente alrededor de un patio central en forma de rectángulo donde se situaban las caballerizas, el granero y la despensa. De esta parte hoy en día, no quedan en pie mas que los muros y las torres: la Torre de San Jorge donde estaba la antigua capilla de su nombre, la Torre de la Prisión al nordeste, la Torre de la Cigüeña, al noroeste, y una cuarta sin nombre al sudoeste. El Palacio Nuevo se distribuye de una forma más desorganizada, constituyendo el núcleo principal una Gran Torre de planta trapezoidal, realizándose la comunicación entre los distintos niveles a través de una escalera de caracol. El muro sur nos conduce a la Torre Nueva o Palacio de la Reina, también de planta trapezoidal y en cuyo piso bajo encontramos una sala abovedada con medio cañón apuntado, denominada Sala de los Arcos. Este doble conjunto de la Gran Torre y la Torre Nueva, está rodeado de diversas torretas y gruesos contrafuertes exteriores.
obra
Pedro de Cartagena fue el impulsor de este castillo, construido en 1446.
monumento
Como buena parte de los castillos, el de Oropesa también se alza en una atalaya. Su construcción se remonta a los siglos XII y XIII, tomando como base una fortaleza romana anterior. Será en el siglo XIV cuando la villa y su castillo sean entregados a don García Álvarez de Toledo. Un nuevo castillo se alza en 1402, pasando algunos años más tarde a ser propiedad de los duques de Frías. Tras su abandono en el siglo XX, se rehabilitó como casa-cuartel de la Guardia Civil y en 1930 fue abierto al público como Parador de Turismo, actividad que hoy mantiene con el nombre de "Virrey de Toledo". Dos son los castillos que forman esta fortaleza: el antiguo, levantado por los musulmanes, y el nuevo, del siglo XV. El antiguo tiene planta rectangular, con cuatro torres circulares en las esquinas, de las que hoy sólo quedan dos. El nuevo tiene también planta rectangular, con torres en los ángulos. Por su única puerta se accede a la gran plaza de armas, desde donde se llega a las torres y el adarve por una sensacional rampa escalonada. La torre del Homenaje tiene planta cuadrada y alcanza los 25 metros de altura distribuidos en cinco plantas. Cuatro garitas y almenas defienden la estructura.
obra
Lo más sorprendente de este castillo no es su belleza o fortaleza sino la rapidez con que fue levantado, pues tan sólo llevó tres años construirlo. Es la mayor obra arquitectónica del período.
monumento
Esta fortificación es el símbolo de la ciudad y uno de sus principales atractivos turísticos. Fue construida en 1583 por el general japonés Toyotomi Hideyoshi, convirtiendo Osaka en capital de su feudo. Lo más sorprendente de este castillo no es su belleza sino la rapidez con que fue levantado, tan sólo llevó tres años construirlo.
monumento
Construido entre los siglos XIV y XV, el Castillo de Pambre está considerado como una de las mejores edificaciones de la arquitectura militar gallega. Se encuentra sobre un macizo rocoso y en su estructura se distingue un palacio central de planta rectangular, la torre del homenaje con base cuadra, y cuatro torres defensivas situadas en los flancos. En este complejo también se encuentra una iglesia románica y la muralla de circunvalación. Milagrosamente permaneció intacto en la revuelta de los Irmandiños.
monumento
Entre los siglos XIV y XVI se construyó este castillo, que fue adquirido por el pintor Ignacio Zuloaga para utilizar su torre del Homenaje como estudio. Anteriormente la fortaleza había pasado por manos de diferentes familias nobiliarias castellanas y en él estuvieron encerrados los hijos del rey francés Francisco I, en virtud de la firma del Tratado de Madrid. El castillo presenta un doble recinto, con torres cuadradas y rodeado de un foso.
monumento
En lo alto de un espigón que separa los valles del Duero y del Duratón, en la localidad vallisoletana de Peñafiel, se levanta el castillo que domina la zona. Tiene forma de barco, con una planta alargada en dirección norte-sur, con 210 metros de largo por 20 de ancho, finalizando hacia el norte formando un ángulo agudo. El castillo fue construido en su totalidad en piedra caliza, predominando la sillería. La Torre del Homenaje es de planta cuadrada, rematada con almenas y con torrecillas adosadas en las esquinas y en el centro de cada uno de los paños. En el interior hay dos plantas, con una cámara cubierta por bóvedas. Los lienzos del castillo están coronados al medio y en los ángulos con ocho torrecillas cilíndricas. El castillo cuenta con dos patios en los que encontramos restos de construcciones destinadas a diversas dependencias.