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obra
Los servicios de Siloé fueron reclamados para el sepulcro del hermano muerto de Isabel la Católica, Alfonso. Luego, al concluir casi el siglo, se encarga del monumental retablo, de nuevo con original diseño, respecto a lo que era común entonces en Castilla. Aquí el material fue la madera. La policromía corrió a cargo del pintor Diego de la Cruz. El esplendoroso resultado final no oculta desigualdades en la talla que hay que atribuir al taller que dirigió Siloé para atender a los importantes encargos aceptados en una carrera aparentemente corta, pero intensa.
monumento
La Cartuja de Miraflores fue una edificación debida a Enrique III el Doliente que deseaba tener un lugar en las cercanías de Burgos para practicar la caza. Juan II se hizo posteriormente cargo de las obras y dio el palacio a los cartujos, no sin alguna oposición de los nobles burgaleses. En este lugar había decidido ser enterrado, pero en el momento de su muerte las obras estaban muy lejos de terminarse. El confuso reinado de su hijo Enrique IV no fue el más apropiado para terminar lo que ya era un importante centro religioso que albergaba una notable colección de pintura (Weyden), miniatura y orfebrería. Es Isabel, la hija de Juan II y hermanastra de Enrique, quien va a ocuparse personalmente en que todo termine convenientemente. La iglesia, cuyos planos iniciales eran de Juan de Colonia, será terminada por su hijo Simón, con la intervención poco relevante de otro arquitecto intermedio. Se trata de una iglesia de una sola nave con ábside poligonal, cubierto con bóvedas estrelladas. En su interior destacan los sepulcros del infante Alfonso, del rey Juan II y de su esposa, Isabel de Portugal, obras de Gil de Silóe, al igual que el magnífico retablo mayor.
obra
La fachada es obra en su mayor parte de Giovanni Antonio Amadeo, pero intervinieron también otros artífices como Solario, Mantegazza y Briosco. Este último fue el autor del portal en 1501. La abundante decoración contrasta con la tendencia a la desornamentación del clasicismo. Sintetiza la tradición románica de las arquerías con elementos clásicos como los que aparecen, sobre todo, en el eje central.
museo
Cerca de Zaragoza, en la carretera de Peñaflor, se sitúa la cartuja del Aula Dei, levantada durante el siglo XVIII. La iglesia de la cartuja sería decorada por Goya en 1774, formando un ciclo de 11 óleos sobre lienzo de los que en la actualidad sólo quedan siete debido al abandono durante la Guerra de la Independencia y la posterior desamortización. Los cuatro restantes fueron sustituidos a principios del siglo XX por lienzos realizados por los hermanos Buffet. Gracias a que su cuñado Manuel Bayeu era monje cartujo en el Aula Dei, Goya fue el elegido para realizar la decoración. Debido a que la cartuja continúa como monasterio, sólo está permitida la visita de hombres por imperativo de las normas monacales, siendo dos las mujeres que han podido apreciar recientemente las pinturas de Goya: la restauradora y la reina doña Sofía.
obra
Es obra característica de una tipología barroca netamente hispánica, en relación con imágenes o símbolos de devoción. Su espacio está ubicado a espaldas del presbiterio del templo. Sobre la expresión y función de este tipo de organismos se ha investigado ampliamente considerando a esta modalidad de espacios como una forma de cultivo de la expresión perceptual del enfoque visual en el proceso de una experiencia emocional religiosa. Por este motivo, el punto álgido es la visión de un símbolo sagrado, para lo cual el espacio se articula en dos o más cámaras concatenadas, y un clímax espectacular en el que se sincronizan los recursos sensoriales o perspectivos que sirven a una intención persuasiva. El complejo entramado de formas sobrepuestas a la arquitectura, se traduce en un aparato, en el que se orquesta una fusión de las artes, otorgándole especial valor a la decoración y a la luz como instrumentos que conducen a la ilusión de la unión con lo divino. En el variado y rico repertorio ornamental orgánico, emerge el toque intuitivo o de clara afinidad con el diseño musulmán que aparece en su belleza formal característica.
monumento
La fundación del Real Monasterio de Santa María del Paular se debe al obispo de Sigüenza, don Juan Serrano, quien otorgó al protoprior de El Paular, don Lope Martínez, en nombre del arzobispo de Toledo, don Pedro Tenorio, la posesión de la ermita y el sitio de El Paular. Don Lope Martínez y sus seis compañeros procedían de la cartuja de Scala Dei en Tarragona, por lo que la de El Paular es la primer Cartuja que se funda en Castilla. La primera piedra del edificio la puso el rey Juan I de Castilla el 29 de agosto de 1390. El primer espacio que se construyó fue el claustro, al que se abrían las celdas de los monjes, al disponer de una antigua ermita a la que acudían a rezar. En 1406 Enrique III encarga al prior la construcción de unos palacios a los que poder retirarse y dispone la edificación de una iglesia, levantada según las normas cartujas. Las obras incluyeron la reforma del primitivo claustro y fueron realizadas siguiendo el estilo gótico imperante en la época. Los monarcas castellanos continuaron protegiendo la fundación monástica, situación que sufrió un cambio significativo con la fundación del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial por parte de Felipe II. En el siglo XVIII se llevaron a cabo importantes obras en la Cartuja de El Paular. Francisco Hurtado Izquierdo será el encargado de las reformas de la capilla del Sagrario y del Transparente, obras que indican la importancia manifestada todavía por la Cartuja. Pero el siglo XIX llevará la decadencia a la fundación, ya que José Bonaparte decreta la exclaustración y en 1828 se produce la desamortización, por lo que el Monasterio fue abandonado, iniciando un amplio periodo de decadencia al que se intentó poner freno cuando en 1876 fue declarado Monumento Histórico Artístico. Desde ese momento se realizan restauraciones parciales que todavía hoy continúan. La cartuja y sus dependencias fueron entregadas en 1954 a los monjes benedictinos que hoy regentan la institución monástica.
Personaje Científico
En 1784 Cartwright inventa el primer telar mecánico, mejorando su creación al año siguiente al acoplarle la máquina de vapor de Watt. A pesar del progreso que suponía, la creación de Cartwright tuvo un amplio número de opositores lo que llevaron a que el inventor muriera en la miseria.