Construido para sustituir al poco eficaz tipo 89 B, que demostró sus carencias en la campaña de China, el tipo 94 fue, junto con el 95, el arma acorazada más utilizado por los japoneses en los primeros años de la guerra en Asia y el Pacífico. El 94, además de tomar parte en combates en China, se utilizó también en Malasia y Birmania, estando en servicio hasta 1942.
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Las dos máquinas que contemplamos en este dibujo son diseños de guerra creados por Leonardo para el duque de Milán. El diseño superior es un carro armado con cuchillas. El modelo precedente se encuentra en los carros de guerra de asirios y egipcios, que arrastraban tras de sí estructuras de cuchillas cuyo destino era cortar las patas de la caballería enemiga. Leonardo perfecciona el diseño, adelantando las cuchillas para abrir paso tanto al carro como a la infantería que debía acompañarlo. El punto débil de estas máquinas se reveló al ser atacadas también por infantería, en lugar de por los caballos, pues los soldados rodeaban la máquina con mayor movilidad y mataban al conductor sin ser alcanzados por las cuchillas.La máquina de abajo es un móvil con cúpula protectora, cuyo sistema de engranajes vemos primero al descubierto y montado después, con agujeros para sacar cañones y protegerlos durante el ataque.
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Durante la Edad Media fueron abundantes las Cofradías religiosas, que además ostentaban un gran poder sobre la administración de la ciudad. En 1486 El Bosco, autor de esta tabla, se implicó en la Cofradía de Nuestra Señora, relacionada con otra Cofradía de su ciudad natal llamada los Hermanos de la Vida en Común, más ascética aún, vigente desde finales del XIV. Sus ideales atacaban ferozmente la situación clerical, que se hundía en la corrupción, la simonía y la prevaricación. Los placeres que el clero disfrutaba sin ningún recato eran considerados por los Hermanos como el camino hacia el Infierno. Si consideramos la imagen que ofrece el tríptico cerrado, tenemos la visión del Camino de la Vida, el auténtico ideal de los cofrades. Abierto, se encuentra aquello que más repudiaban, que se puede registrar en el proverbio flamenco que reza: "El mundo es un carro de heno, del cual cada uno toma lo que puede", un heno carente de valor y por el cual diversos personajes pelean y se dan muerte. Todo tipo de personas se agolpa junto al carro, y desde el Papa a los más plebeyos arrancan los puñados de paja. Es una aplastante sátira de un mundo que ha abandonado a Dios.
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El carro de Strettweg (Steiermark, Austria) apareció entre el ajuar típico de un varón de alcurnia, consistente en una urna de bronce, varias placas de cinturón, una punta de lanza, piezas de guarnición de caballería, cerámica y un hacha de hierro. En el vehículo de cuatro ruedas viajan un buen número de figuras, reducidas a volúmenes geometrizantes, y simétricamente dispuestas. El centro lo ocupa un personaje femenino superior que lleva pendientes y cinturón como únicos adornos de su cuerpo desnudo. Eleva los brazos hacia atrás en una curva pronunciada y sostiene un vaso muy abierto que reposaría en su cabeza. Por delante y por detrás van dos personajes que sujetan las ramificaciones de la cornamenta de un cérvido. A ambos lados desfilan dos jinetes en sus caballos, armados ellos de escudo oval, casco cónico y lanza corta. A la figura central la preceden sendas parejas de hombres itifálicos con hachas y mujeres con pendientes. Cabezas de toros o de bueyes, emergen de las barras que sujetan las ruedas.