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acepcion
Palabra utilizada en Micronesia que define un lugar de reunión con los laterales abiertos, típico de Kiribati.
lugar
Se cree que el pueblo perteneció en el siglo XIII a la Orden de los Templarios y, posteriormente, a la del Hospital. Es vía de paso en el Camino de Santiago y su edificio más importante es la Iglesia de San Pedro. En su término municipal se encuentra la Ermita de Santa Bárbara, de estilo rural. Por lo demás, Mañeru llama la atención por la gran cantidad de casas blasonadas de amplias fachadas pétreas, de los siglos XVII - XVIII, y por la Plaza de los Fueros, donde se ubica la Casa Consistorial. El casco urbano de Mañeru está rodeado de extensos viñedos.
Personaje Pintor
Resulta difícil situar la obra de Edouard Manet; si es cierto que introdujo grandes novedades temáticas y técnicas en sus lienzos que le sitúan en el Impresionismo, todo su deseo fue triunfar en el Salón de París, el lugar oficial del momento, alejándose de los foros independientes. Quizá este debate proporcione mayor encanto a sus cuadros, al no saber con certeza dónde situarnos, si ante un realista reconocido o ante un impresionista por reconocer. Manet nace en París el 23 de enero de 1832; su padre, Auguste, era jefe de personal del Ministerio de Justicia y su madre, Eugénie-Désirée, era hija de un diplomático, es decir, formaba parte de una familia alto burguesa. Sus primeros pasos artísticos los daría a temprana edad, cuando inicia su etapa escolar. Será su tío materno, Edmond-Edouard Fournier, quien le enseñe las primeras nociones y acompañe al pequeño Edouard y a su inseparable amigo Antonin Proust al Museo del Louvre. Pero los niños prefieren dibujar las cabezas de sus compañeros de clase a tener modelos inanimados, por lo que el curso de dibujo en el que se han matriculado les decepciona bastante. Acabados los estudios en el colegio Rollin, el padre de Manet desea que su hijo inicie la carrera judicial para llegar a ser un prestigioso abogado. Pero Edouard prefiere presentarse al examen de ingreso en la Academia Naval, donde es rechazado. Su deseo de navegar es tan grande que se alista en un buque mercante, en el que llegará hasta Río de Janeiro. De regreso a París, intenta nuevamente ingresar en la Academia Naval, obteniendo el mismo resultado. Estaba claro que Manet no deseaba ser abogado, por lo que solicitó el permiso paterno para iniciar estudios de pintura. El padre accede de mala gana y Manet frecuenta el taller de Thomas Couture, cuyo éxito en el Salón de París era reciente. Hacia 1849 Manet se integra en el taller, enfrentándose con su maestro en numerosas ocasiones, principalmente por considerar anticuadas sus enseñanzas. Y eso que el taller de Couture era bastante progresista, al acceder al modelo y alejarse de la preparación tradicional académica. Las clases se completaban con frecuentes visitas a los museos, donde Manet sentirá gran atracción por la pintura española, especialmente Velázquez y Goya. Tiziano, Giorgione y Delacroix también atraerán al joven artista. De éste último copiará la Barca de Dante. La buena base dibujística aprendida con Couture se aprecia en toda la obra del maestro. En 1856, Manet abandona el taller de Couture y comparte un estudio con Albert de Balleroy, especialista en temática de caza. Ese mismo año vuelve a visitar Italia - había estado en Florencia en 1853 - viajando también por Holanda, Alemania y Austria. Rembrandt y la Escuela veneciana serán descubiertos por el maestro, que los añade a sus fuentes anteriores. De nuevo en París, continúa sus visitas al Louvre, donde conoce a Fantin-Latour, con quien entablará sincera amistad. Será en 1859 cuando Manet presente su primera obra al Salón de París, sala de exposiciones controlada por un jurado conservador cuyos miembros nombraba el gobierno. Era el único lugar donde si se triunfaba se aseguraba el éxito inmediato. Presentó el Bebedor de absenta, obra rechazada de manera unánime por el jurado, a excepción de Delacroix. Dos años después vuelve a intentarlo con dos obras: Retrato de M. y Mme. Manet y Guitarrista español; con esta escena consigue una mención de honor y el elogio de algunos críticos. Su estilo incluye el homenaje a la pintura española del Barroco junto al empleo de sugerencias de la estampa japonesa, como la articulación de las tonalidades a través de contrastes y la renuncia al claroscuro tradicional. Estas novedades le valieron la admiración de los artistas jóvenes, en especial Degas, que se agrupan en torno a él y le animan a realizar obras más ambiciosas. El gusto por lo español, muy enraizado desde el Romanticismo y reforzado tras el matrimonio de Napoleón III con la española Eugenia de Montijo, provoca que Manet emplee esta temática en buena parte de sus trabajos: Victorine Meurent con traje de espada o Lola de Valencia, inspirada en las figuras de un ballet español que triunfaba por aquellas fechas en París. Pero de manera paulatina el artista va incorporando en sus obras escenas de la vida parisina del momento, convirtiéndose en un pintor de su ciudad; así surgen obras como Música en las Tullerías, por la que sentirá debilidad el poeta y escritor Charles Baudelaire. Será en 1863 cuando Manet dé el golpe definitivo a las estructuras del Salón, quizá sin pretenderlo. Un año antes había heredado la fortuna que le legó su padre al morir, por lo que no necesita vivir de la pintura, sino que tiene su propia fuente de ingresos. Así, presenta al Salón su obra más controvertida: Desayuno en la hierba que, junto a 2800 cuadros más, fue rechazado por el jurado oficial. En una actitud propagandística, Napoleón III decide crear el Salón de los Rechazados en el que se permitiría al público contemplar aquellas obras que su jurado se había permitido defenestrar. El Desayuno sobre la hierba fue totalmente censurado por la crítica, a pesar de recibir un fuerte espaldarazo de los artistas jóvenes, que se sintieron francamente atraídos por la obra. Con ella, Manet presenta un desnudo de la vida cotidiana, sin necesidad de recurrir a figuras mitológicas para mostrar la belleza femenina desprovista de ropajes. Ese mismo año, Manet frecuentará la tertulia del café Guerbois, donde se relaciona con el fotógrafo Nadar y los pintores Degas, Monet y Pissarro. Aquí se inicia claramente la relación de Manet con el grupo impresionista. También en 1863 se casa con Suzanne Leenhoof, a la que conocía desde que era su profesora de piano - en 1849 - con la que llevaba conviviendo mucho tiempo y con quien supuestamente tenía un hijo, Léon Edouard Köella, aunque también se piensa que sería hijo del padre de Manet. Al Salón de 1865 presentó de nuevo dos obras: la Olimpia y Cristo escarnecido por tres soldados. La figura de la prostituta de alto copete desnuda ante los ojos de los parisinos supuso un nuevo escándalo, aunque en el fondo no dejaba de ser un homenaje a Tiziano. Este rechazo provocó un viaje a España, donde profundizará en su admiración por la pintura de Velázquez, al que consideraba el "pintor de los pintores", homenajeándole en el Pífano; lo español vuelve a aflorar en sus obras, como observamos en el Torero que saluda. La Exposición Universal de París del año 1867 supone otro varapalo para el maestro al ser rechazado de la sección artística. Esto motivó el total apoyo de Émile Zola, quien se dedicaría a defender su obra, viéndose recompensado con el excelente retrato del año siguiente. Pero Manet consideró que el rechazo de la Exposición no era suficiente para agotar sus fuerzas, por lo que decidió montar una exposición privada, financiada con el dinero que le prestó su madre, frente a los recintos feriales de los campos de Marte. El público se burla de las obras de Manet y los críticos son muy severos, lo que provoca desolación en el artista. Como crítica a la política de Napoleón III pinta la Ejecución de Maximiliano, interesándose por la luz que se filtra por las figuras y moldea las formas, buscando la inspiración en los Fusilamientos del 3 de mayo de Goya. También realiza el Almuerzo en el estudio y el Balcón, obras más intimistas con las que tampoco cosecha éxitos. El año 1870 no será muy agradable para el artista; primero sufrirá leves heridas en un duelo con el crítico Duranty; después será movilizado durante la Guerra Franco-Prusiana, trasladándose tras la toma de París por los ejércitos prusianos al sur de Francia. Para mostrar la impresión que le produjo este enfrentamiento militar realizó algunos cuadros, entre ellos la Barricada, y numerosos grabados. El deseo de triunfo en el Salón le lleva a presentar anualmente varias obras que son rechazadas sistemáticamente, hasta que en 1873 obtiene gran éxito con Le Bon Bock. Quizá sea éste el motivo por el que Manet no participó en la exposición de 1874 con los impresionistas, ni en las siete que vinieron después. Sinceramente, compartía muy pocas cosas con estos jóvenes artistas, aunque en el verano de ese año, durante su estancia en Gennevilliers, cerca de Argenteuil, donde vivía Monet, realizó sus obras más marcadas por el nuevo movimiento: Argenteuil, Pareja en un balandro o Claude Monet con su esposa en su estudio flotante. Sus pinceladas serán rápidas y se preocupará por los efectos lumínicos, apegándose sin embargo a los tonos negros, casi prohibidos por los impresionistas. Ese año, Berthe Morisot - una de sus principales modelos - se convertía en su cuñada, motivando su mayor interés por los conceptos del Impresionismo. En 1876 Manet prepara una exposición individual en su nuevo estudio de la rue Saint-Pétersbourg debido al nuevo rechazo de sus obras en el Salón. Al año siguiente presenta Nana, con el mismo resultado, aunque le admiten el retrato de Faure como Hamlet. Precisamente este cantante había comprado algunas obras a Manet, permitiéndole salir de la crisis económica que se vivía en todo París. Por estas fechas sufre los primeros dolores en el pie izquierdo, iniciándose la enfermedad que le llevará a la muerte: ataxia, que afecta a los movimientos voluntarios. Para curarse, tomará en varias ocasiones las aguas en Bellevue. Pero esta enfermedad no impide que Manet continúe con su creación: así, presentó al presidente del consejo municipal de París un proyecto para la decoración del nuevo Hôtel de Ville, sin obtener ninguna respuesta. Ahora emplea más el pastel - Bebedoras de cerveza - y realiza numerosos retratos de amigos y jóvenes que visitan su estudio, obteniendo en 1881 una segunda medalla en el Salón (con gran escándalo en los medios oficiales) y, por fin, el gran éxito con la Primavera, un año después. Ese mismo año presentaba la Barra del Folies Bergère, con el que retoma su facilidad para mostrar la vida cotidiana de París, anticipándose a Toulouse-Lautrec. Cada vez podía pintar menos debido a su enfermedad, por lo que realiza pequeños cuadros. El 14 de abril aparece la gangrena en su pierna izquierda, amputada seis días después. El 30 de abril de 1883 fallecía Manet en París, publicándose numerosas esquelas en los periódicos más importantes, siendo considerado por algunos críticos como el pionero del arte francés moderno. Efectivamente, en sus escenas presentó numerosas innovaciones con las que se enfrentó al arte académico y dispuso a los jóvenes artistas para que continuaran en esa línea; pero Manet siempre consideró el triunfo en el Salón como el único objetivo de su carrera, una carrera entre el Realismo y el Impresionismo.
contexto
Según Matisse, Manet "fue el primero que obró por reflejos y simplificó así el oficio de pintor... no expresando sino lo que le impresionaba a sus sentidos inmediatamente". Este pintor se debatiría siempre en la ambigüedad y la contradicción, porque queriendo permanecer dentro de la tradición se convirtió en portavoz y líder de un movimiento revolucionario como fue el Impresionismo, al cual nunca deseó pertenecer. De familia perteneciente a la alta burguesía y de posición desahogada, Eduard Manet nació en París, en 1832. A los doce años de edad ingresó como pensionista en el colegio Rollin, donde coincidió con Antonin Proust, futuro ministro de Bellas Artes, quien al cabo de los años le apoyaría fielmente. Alumno mediocre, aficionado al dibujo y a los museos debido a la influencia de su padrino y sufragador de sus primeras clases, Fournier, acabó enfrentándose con su padre que deseaba para su hijo la carrera de abogado o de marino. Si bien intentó esta última, no logró por dos veces, en 1847 y 1848, ingresar en la Escuela Naval, lo que le decidió a embarcarse en el mercante Le Havre Guadalupe, rumbo a Río de Janeiro. A su regreso a Francia, y ya convencido de su vocación artística, Manet vence la resistencia de su familia y entra en uno de los talleres más reputados. Se trata del de T. Couture, donde adquirió una sólida formación, complementada con dos viajes a Austria, también en 1856, y con la copia en el Louvre de obras de Tiziano, Rembrandt, Velázquez y Hals. Su personalidad le revela como un hombre brillante, refinado, culto, enamorado de la música y de la literatura. Tuvo como amigos íntimos a Baudelaire y Mallarmé, dos grandes poetas de su tiempo. Sin embargo, su actividad artística tuvo unos principios marcados por las dudas y los fracasos, como los que cosechó en los Salones de 1857 y de 1859. En el de 1861 es premiado, sin embargo, con una medalla por su Guitarrista (Nueva York, Col. Osbom), lo que le anima a iniciar un año después una serie de cuadros muy ambiciosos. Victoria Meurent, modelo preferida del artista durante muchos años, posó para su caballete en dos de sus obras más conocidas: Cantante callejera (Boston, Museum of Fine Arts) y La señorita torera (Nueva York, Metropolitan). La boda del emperador francés con una española, Eugenia de Montijo, vino a reavivar la moda ya vigente del romanticismo español. Manet no fue ajeno a ello y pinta Ballet español (Washington, Col. Phillips) y Lola de Valencia, cuya protagonista era una bailarina de una compañía que por entonces triunfaba en París y a la que Baudelaire dedicó un cuarteto en su "Flores del mal": "Entre tanta belleza como la vista alegra/, comprendo, amigos míos, que vacile el deseo;/mas, entreabrirse en Lola de Valencia yo veo/ el encanto imprevisto de una flor rosa y negra". Manet lleva a cabo en 1862 su primera obra contemporánea. Se trata de una escena urbana, Concierto en los jardines de las Tullerías (Londres, National Gallery), una animada evocación de la vida del Segundo Imperio, en la que se representa a una multitud congregada en dichos jardines para asistir a un concierto al aire libre. Según Antonin Proust, el artista "acudía casi a diario a las Tullerías, entre las dos y las cuatro de la tarde, para hacer al aire libre, bajo los árboles, estudios de los niños que jugaban y de las señoras que se dejaban caer en las sillas". Muchas de las personas representadas en esta obra pueden ser identificadas con personajes de la época, entre ellas la del propio pintor, que figura a la izquierda del lienzo. Un año después, en 1863, Manet vuelve a pintar escenas de la vida moderna que produjeron gran escándalo. Así, en El almuerzo sobre la hierba, presentado en el Salón de los Rechazados, el pintor se inspira en el Concierto campestre de Giorgione y en un grabado de un cuadro de Rafael, El juicio de Paris, hoy desaparecido, para realizar una versión moderna que se burla de la tradición. La composición presenta a su ya citada modelo Victoria Meurent, desnuda y en actitud de animada conversación con dos hombres vestidos, su cuñado y su hermano Eugène. De nuevo en 1865 produjo un gran revuelo con su cuadro Olimpia (París, Museo d'Orsay), pintado dos años antes. También aquí el artista realizó una versión modernizada de temas tratados por maestros antiguos, en este caso con la Venus de Tiziano y con La Maja desnuda de Goya. Público y crítica no vieron en este cuadro más que una escandalosa apología de la prostitución, desmarcándose de esta corriente descalificadora solamente unos pocos, entre ellos Zola y Baudelaire. Con motivo del centenario de Manet, Paul Valery glosaría esta obra en los siguientes términos: "Olimpia choca, despierta un horror sagrado, se impone y triunfa. Olimpia es escándalo, ídolo; potencia y presencia pública de un miserable arcano de la sociedad. Su cabeza está vacía: un hilo de terciopelo negro la separa de lo esencial de su ser. La pureza de un trazo perfecto esconde a la Impura por excelencia, aquella cuya función exige la ignorancia sosegada y cándida de todo pudor. Vestal bestial consagrado al desnudo absoluto, lleva a soñar todo lo que esconde y conserva de barbarie primitiva y de animalidad". Contrariado por la incomprensión, Manet se traslada ese mismo año a España a fin de conocer la pintura española. Contempla la obra de Goya, pero por quien se siente cautivado es por Velázquez, al que considera como "el pintor de los pintores". Inicia entonces su segunda incursión de españolismo, pintando Corridas de toros, El actor trágico y El Pífano, inspirados en Velázquez. También realiza, ya en 1867 y esta vez mirándose en Goya, La ejecución de Maximiliano (Ny, Carlsberg Glyptothek, Copenhague), tema de historia contemporánea para el que se auxilia con crónicas y fotografías publicadas en la prensa de la época. Excluido de la Exposición Universal de 1867, organizó su propia exposición en la Place de l'Alma, justamente enfrente de la que montó el realista Courbet. En total, Manet colgó cincuenta telas de su firma, provocando el entusiasmo de los futuros impresionistas. Como testimonio de gratitud a Zola, cuyo apoyo incondicional nunca le faltó, Manet presentó en el Salón de 1868 un retrato del escritor, cuya figura sitúa en el interior de un gabinete de trabajo, apreciándose entre otros elementos decorativos un biombo japonés, una estampa de Utamaro, una reproducción de su Olimpia y un grabado de Los borrachos de Velázquez. En el Salón de 1869 le fueron admitidos El almuerzo en el taller y El balcón. En este último lienzo figura en una composición de inspiración goyesca Berthe Morisot (1841-1895), pintora que influenciada por Corot y luego por Jongkind orientaría su labor en el campo de la acuarela paisajística. Morisot conoció a Manet en 1868, posando para su caballete en cuatro retratos, de los que el más destacado fue el titulado El sombrero negro (París, Col. Rouert). Y a Morisot se debe, con independencia de que se casara con el hermano de Manet, el ya citado Eugène, en 1874, que el pintor se acercara al impresionismo y a la pintura al aire libre. En 1873 pinta La partida de croquet (Francfort, Städelsches Kunstinstitut) y El ferrocarril (Washington, National Gallery), obras que constituyen un preclaro logro de la fusión de las figuras y el aire libre. Sin embargo, es a partir de 1874 cuando, en compañía de Claude Monet, pinta del natural en Argenteuil y aplica una técnica más vibrante y provista de colores más nítidos y vivos. Son ejemplos de ello En la barca (Nueva York, Metropolitan), Argenteuil (Tournai, Museo de Bellas Artes), Claude Monet pintando con su esposa en su estudio flotante (Munich, Neue Pinakotek) y La familia Monet en el jardín (Nueva York, Col. privada), así como algunas vistas del gran canal veneciano, correspondientes a la visita que en 1875 realizara a esa ciudad italiana. No obstante estas composiciones, Manet continuó siendo un pintor independiente que se interesaba por la vida contemporánea. Así lo demuestra con sus obras En la pista de patinar (Cambridge, Massachusetts, Fogg Art Museum), Nana (Hamburgo, Kunsthalle), En el invernadero (Berlín, Staatliche Museen) y En casa del tío Lathuille (Tournai, Museo de Bellas Artes). En el verano de 1878, y antes de abandonar su taller de la rue de Saint Petesbourg de París, Manet quiso perpetuar el paisaje que había contemplado desde su ventana. Para ello realizó una rica serie de paisajes urbanos, entre los que no faltaron cervecerías, cafés y otros centros de animación y moda propios de la capital francesa. A partir de 1879 Manet sentiría los primeros síntomas de su enfermedad, ataraxia locomotriz. Es entonces cuando utiliza el pastel para retratar a numerosas figuras femeninas. Fallecido el 30 de abril de 1883, una de sus últimas obras más significativas, y expuesta en el Salón de 1882, fue la titulada El Bar del Folies Bergére (Londres, Col. Courtland). Se trata de una composición misteriosa, en la que el artista juega con las ampliaciones del espacio, la vibración de la luz y la animación lúdica del local, todo ello a través del espejo del mostrador. Su amigo Jenniot dijo al respecto: "Cuando volvía París, en enero de 1882, mi primera visita fue para Manet. Pintaba entonces el bar, en el Folies Bergére, y la modelo, una hermosa mujer, posaba detrás de una mesa llena de botellas y vituallas... Manet, aunque pintaba sus cuadros con modelo, nunca copiaba exactamente del natural; me di cuenta de sus magistrales simplificaciones. Todo estaba abreviado; los tonos eran más claros, los colores más vivos y los valores más próximos. Todo ello formaba un conjunto de una armonía tierna y rubia... Manet dejó de pintar para ir a sentarse en el diván. Me dijo cosas como ésta: La concisión en el arte es una necesidad y una elegancia... En una figura hay que buscar la gran luz y la gran sombra; el resto vendrá naturalmente". Unas consideraciones del pintor, acaso las últimas, que acaso sean las que mejor definen el secreto y la profundidad de su pintura.
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Resulta difícil situar la obra de Edouard Manet; si es cierto que introdujo grandes novedades temáticas y técnicas en sus lienzos que le sitúan en el Impresionismo, todo su deseo fue triunfar en el Salón de París, el lugar oficial del momento, alejándose de los foros independientes. Quizá este debate proporcione mayor encanto a sus cuadros, al no saber con certeza dónde situarnos, si ante un realista reconocido o ante un impresionista por reconocer. Manet nace en París el 23 de enero de 1832 en el seno de una familia alto burguesa. Alumno mediocre, aficionado al dibujo y a los museos debido a la influencia de su padrino, Manet acabó enfrentándose con su padre que deseaba para su hijo la carrera de abogado o de marino. Si bien intentó esta última, no logró por dos veces ingresar en la Escuela Naval, lo que le decidió a embarcarse en un mercante, rumbo a Río de Janeiro. A su regreso a Francia, y ya convencido de su vocación artística, Manet vence la resistencia de su familia y entra en uno de los talleres más reputados: el de Thomas Couture. Las clases se completaban con frecuentes visitas a los museos, donde Manet sentirá gran atracción por la pintura española y por la escuela veneciana del Renacimiento. Delacroix y Rembrandt serán dos pintores también admirados por el joven artista. Dos viajes a Italia completaron la formación de Manet. En 1859 presenta su primera obra al Salón de París: el Bebedor de absenta, obra rechazada de manera unánime por el jurado, a excepción de Delacroix. Dos años después vuelve a intentarlo con dos obras: Retrato de sus padres y Guitarrista español, consiguiendo con este lienzo una mención de honor y el elogio de algunos críticos. El estilo de Manet en estas fechas incluye el homenaje a la pintura española del Barroco junto al empleo de sugerencias de la estampa japonesa, como la articulación de las tonalidades a través de contrastes y la renuncia al claroscuro tradicional. Estas novedades le valieron la admiración de los artistas jóvenes que se agrupan en torno a él y le animan a realizar obras más ambiciosas. El gusto por lo español provoca que Manet emplee la temática hispana en buena parte de sus trabajos. Pero de manera paulatina el artista va incorporando en sus obras escenas de la vida parisina del momento, convirtiéndose en un pintor de su ciudad; así surgen obras como Música en las Tullerías, por la que sentirá debilidad el poeta y escritor Charles Baudelaire. Será en 1863 cuando Manet otorgue el golpe definitivo a las estructuras del Salón de París, quizá sin pretenderlo. Así, presenta al Salón su obra más controvertida: Desayuno en la hierba que, junto a 2800 cuadros más, fue rechazado por el jurado oficial. El Desayuno sobre la hierba fue totalmente censurado por la crítica, a pesar de recibir un fuerte espaldarazo de los artistas jóvenes, que se sintieron francamente atraídos por la obra. Con ella, Manet presenta un desnudo de la vida cotidiana, sin necesidad de recurrir a figuras mitológicas para mostrar la belleza femenina desprovista de ropajes. Al Salón de 1865 presentó de nuevo dos obras: Cristo escarnecido por tres soldados y la Olimpia. La figura de la prostituta de alto copete desnuda ante los ojos de los parisinos supuso un nuevo escándalo, aunque en el fondo no dejaba de ser un homenaje a Tiziano. Este rechazo provocó un viaje a España, donde profundizará en su admiración por la pintura de Velázquez, al que consideraba el "pintor de los pintores", homenajeándole en el Pífano; lo español vuelve a aflorar en sus obras, como observamos en el Torero que saluda. La Exposición Universal de París del año 1867 supone otro varapalo para el maestro al ser rechazado de la sección artística. Manet consideró que el rechazo de la Exposición no era suficiente para agotar sus fuerzas, por lo que decidió montar una muestra privada. El público se burla de las obras de Manet y los críticos son muy severos, lo que provoca desolación en el artista. Como crítica a la política de Napoleón III pinta la Ejecución de Maximiliano, buscando la inspiración en los Fusilamientos del 3 de mayo de Goya. En el Salón de 1869 le fueron admitidos El almuerzo en el taller y El balcón, lienzo de clara inspiración goyesca. La crítica volvió a ser contundente respecto a sus trabajos. El deseo de triunfo en el Salón le lleva a presentar anualmente varias obras que son rechazadas sistemáticamente, hasta que en 1873 obtiene gran éxito con Le Bon Bock. En estas fechas pinta una serie de obras que constituyen un preclaro logro de la fusión de las figuras y el aire libre. Será en el verano de 1874 cuando, en compañía de Claude Monet, pinta del natural en Argenteuil y aplica una técnica más vibrante y provista de colores más nítidos y vivos. Son ejemplos de ello En la barca, Argenteuil, Claude Monet pintando con su esposa en su estudio flotante y La familia Monet en el jardín, así como algunas vistas del gran canal veneciano, correspondientes a la visita que en 1875 realizara a esa ciudad italiana. Sus pinceladas serán rápidas y se preocupará por los efectos lumínicos, apegándose sin embargo a los tonos negros, casi prohibidos por los impresionistas. No obstante estas composiciones, Manet continuó siendo un pintor independiente que se interesaba por la vida contemporánea. Así lo demuestra con sus obras En la pista de patinar, Nana, En el invernadero o En casa del tío Lathuille. En el verano de 1878, y antes de abandonar su taller de la rue de Saint Petesbourg de París, Manet quiso perpetuar el paisaje que había contemplado desde su ventana. Para ello realizó una rica serie de paisajes urbanos, entre los que no faltaron cervecerías, cafés y otros centros de animación y moda propios de la capital francesa. A partir de 1879 Manet sentiría los primeros síntomas de su enfermedad, ataraxia locomotriz. Es entonces cuando utiliza el pastel para retratar a numerosas figuras femeninas. Fallecido el 30 de abril de 1883, una de sus últimas obras más significativas, y expuesta en el Salón de 1882, fue la titulada El Bar del Folies Bergére, una composición misteriosa, en la que el artista juega con las ampliaciones del espacio. En sus escenas Manet presentó numerosas innovaciones con las que se enfrentó al arte académico y dispuso a los jóvenes artistas para que continuaran en esa línea; pero Manet siempre consideró el triunfo en el Salón como el único objetivo de su carrera, una carrera entre el Realismo y el Impresionismo.
Personaje Científico Religioso
Fue sacerdote en el templo de Heliópolis. De su vida apenas se tienen datos, a excepción de que fue un gran conocedor de la escritura jeroglífica. Parece ser que fue autor de obras como el "El Libro Sagrado", "Epítome de Doctrinas Físicas" y trabajos como "Sobre los Festivales", "Sobre la antigüedad y la piedad" y "Sobre la fabricación del Kvfti". Aunque pasó a la historia por "Aigyptiaká", donde hablaba de la Historia del Antiguo Egipto y sus dinastías. Autores como Flavio Josefo, Julio el Africano, Eusebio o Syncello, hacer referencia a esta obra.
Personaje Pintor
Educado bajo los consejos de Pomarancio y del Caravaggio. De su producción son dignos de mención Los vendedores arrojados del templo y La gitana diciendo la buenaventura.
Personaje Político
Hijo natural del emperador alemán Federico II, Manfredo fue nombrado en 1254 regente de la Italia meridional y Príncipe de Tarento. Alcanzó el trono en 1258, siendo excomulgado inmediatamente por el Papa, con quien se enfrentaría victoriosamente después. Anexionó Toscania a sus territorios, si bien el Papa le despojó de sus dominios y los entregó a Carlos de Anjou. Falleció en la batalla de Benevento.