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monumento
Uno de los empeños fundamentales de los concejos en el siglo XVI fue la renovación de las puertas de ingreso a la ciudad, por razones tanto funcionales como de carácter estético y emblemático. Buena prueba de ello es el Arco de Santa María de Burgos, construcción en la que se combinan aspectos góticos y renacentistas, y cuyo programa iconográfico sirve, en este marco monumental, de permanente glorificación del emperador Carlos y de la historia de la propia ciudad. De marcado carácter defensivo, fue sede del cabildo burgalés. Los encargados del proyecto fueron Francisco de Colonia y Juan de Vallejo mientras que las esculturas son obra de Ochoa de Arteaga. La puerta de Santa María simula un castillo, con dos robustos cubos que encuadran el arco de ingreso. Sobre el arco hay distintas hornacinas en las que se ubican las estatuas de famosos burgaleses y del emperador Carlos V, todo ello presidido por Santa María la Mayor. En su interior destaca la típica escalera medieval y algunos restos mudéjares de su obra original.
obra
El triple arco de Septimio Severo fue realizado en el año 203, de travertino y ladrillo forrados de mármol; era una merecida compensación a la renuncia del emperador a celebrar del modo habitual en Roma sus triunfos sobre los árabes y los partos. Toda su decoración se relaciona con la campaña pártica. Cuatro columnas de capiteles compuestos, sobre altos pedestales, se adelantan en las dos fachadas, enfrente de las pilastras. De las claves de los arcos sobresalen, como idolillos portátiles, figuritas de dioses: Marte en las dos del arco central, Hércules, y otras tres divinidades irreconocibles por su mal estado, en las de los laterales. Cuatro Victorias portadoras de trofeos, cada una de ellas con el genio de una estación bajo sus pies, rellenan las enjutas del arco grande. Esa misma función de relleno corresponde en los arcos menores a los dioses del Tigris, Eúfrates y otros ríos, por debajo de un minúsculo friso de un triunfo que actúa como banco o zócalo que los cuatro relieves que coronan los pilares del arco. Todo lo mencionado hasta aquí, los relieves de las tres caras visibles en los pedestales de las columnas -prisioneros conducidos por soldados romanos- entra en la esfera del arte clásico. Sus figuras dan una impresión convincente de estar de pie (las Estaciones), volar (las Victorias) y caminar (los soldados) libres del fondo neutro, ofreciendo las torsiones y los escorzos oportunos para producir el efecto espacial.
obra
Conmemora las victorias del emperador Septimio Severo sobre los árabes y los partos. La arquitectura y la escultura de época severiana son las más barrocas de la historia del arte romano.
obra
El triple arco de Septimio Severo fue realizado en el año 203, de travertino y ladrillo forrados de mármol; era una merecida compensación a la renuncia del emperador a celebrar del modo habitual en Roma sus triunfos sobre los árabes y los partos. Toda su decoración se relaciona con la campaña pártica.
monumento
El más hermoso y homogéneo de los arcos romanos conservados, conmemora las victorias del emperador Septimio Severo sobre los árabes y los partos. La arquitectura y la escultura de época severiana son las más barrocas de la historia del arte romano, como se echa de ver comparando este arco con el más próximo, sencillo y pequeño del otro extremo del foro, el Arco de Tito. Visto desde la ladera del Capitolio, junto al Coliseo, como lo está en esta fotografía, resplandece la armonía de sus proporciones.
obra
El autor de este cuadro, Martínez del Mazo, era yerno de Velázquez. En 1657 realizó un viaje a Italia, en el transcurso del cual pintó este paisaje; el estilo, la fecha y el tema hicieron que a veces se atribuyera el lienzo al propio Velázquez, quien también viajó a Italia y realizó allí un par de paisajes, algo poco frecuente en los pintores barrocos españoles. Además, Martínez del Mazo imitó el estilo de su suegro, por lo que resulta comprensible la dificultad en la atribución. Era frecuente que los pintores europeos viajaran a Italia para completar su formación. Los españoles lo tenían más difícil, por la falta de becas y pensionados. Del Mazo fue uno de los privilegiados, y se puede ver en el paisaje que nos dejó que supo aprovechar las enseñanzas de Claudio de Lorena y los avances del Barroco italiano: las masas boscosas se basan en manchas indefinidas, los efectos de luz y color sugieren una atmósfera cargada, en movimiento, el dominio de la luz crepuscular es magistral... Realmente se trata de un lienzo de calidad, sorprendente por la falta de tradición en España.
obra
Arco de un solo vano, es el más antiguo que se conserva en Roma ciudad. Toda la información escrita que tenemos sobre él es la de la inscripción del lado este, que dice "Senatus populusque Romanus divo Tito divi Vespasiani (filio) Vespasiano Augusto".