La iglesia de San Luis se sitúa en la que fuera casa de los Señores Enríquez de Riera, cediendo el terreno doña Lucía de Medina a la Compañía de Jesús para la construcción de un Noviciado, a condición de dedicarse el templo a san Luis, rey de Francia y poder ella ser enterrada en la Capilla Mayor. Para atribuir esta obra a un círculo artístico vale el estudio comparado de los detalles arquitectónicos, ya que cada elemento gráfico interviene como un seguro testimonio documental. Esta obra, construida por Leonardo de Figueroa, se pone en relación con alguna de las personalidades artísticas del Colegio Romano ya que la concepción planimétrica y distributiva del espacio central en cruz griega, con su domo imponente, se acompaña con ejes diagonales que se proyectan en sistema cruzado, encuadrados y reforzados por pareadas columnas salomónicas. La precisión del proyecto y su calidad está en relación con obras en las que la Orden jesuita utiliza el centralismo clásico. Se considera también una recreación simplificada de la iglesia de Santa Inés en Roma, obra de Rainaldi. En el aspecto decorativo se mantiene una filiación con la tradición barroca sevillana. La fachada presenta dos cuerpos en los que se alternan piedra y ladrillo, flanqueando la estructura dos torres de sección poligonal, con chapiteles vidriados que aportan una atractiva policromía al conjunto. El conjunto en su interior es de gran belleza por la riqueza de los elementos decorativos, entre los que destacan las pinturas de la cúpula, obra de Lucas Valdés, y el Retablo Mayor de Pedro Duque Cornejo, joya del Barroco realizada en 1730, presidida por el lienzo de Zurbarán dedicado a San Luis de los Franceses, patrono del templo. En la actualidad, el edificio es propiedad de la Diputación de Sevilla.
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monumento
Esta feligresía, aneja de la parroquia de Santa María de Cuiña y perteneciente al arciprestazgo de Ulloa, es de origen medieval. Como muchas otras ermitas de la zona su estructura original se identifica con el estilo románico.
obra
En San Marcello, Fontana hace una cita libre de los grandes maestros, especialmente de Borromini. La ligera concavidad confiere elasticidad a su estructura que vibra por el empleo plástico de los haces de columnas (casi quinientistas), que flanquean el pórtico, o por el uso pictórico de las turgentes palmas, que funcionan como volutas de enlace del alto cuerpo central con las alas más bajas.
obra
La curvatura de esta fachada la convertirá en una de las más populares, con su libre y fantasiosa interpretación de los grandes maestros. Se antepone a la iglesia que había sido construida siguiendo los diseños de Sansovino y Antonio da Sangallo el Joven.
monumento
<p>Colaborador del gran maestro Carlo Rainaldi, Fontana fue la figura dominante de la arquitectura romana del final del siglo XVII, con su libre y fantasiosa interpretación de los grandes maestros, como se aprecia en la fachada de San Marcello al Corso (1682-83), destacando también como teórico de la arquitectura con sus consideraciones sobre la basílica de San Pietro. En San Marcello, Fontana hace una cita libre de los grandes maestros, especialmente de Borromini. La ligera concavidad confiere elasticidad a su estructura que vibra por el empleo plástico de los haces de columnas (casi quinientistas), que flanquean el pórtico, o por el uso pictórico de las turgentes palmas, que funcionan como volutas de enlace del alto cuerpo central con las alas más bajas. A destacar, la ventana puesta en el centro del edículo superior que no ilumina, ni ventila, pero sí activa el vacío.</p>
museo
En este templo se conservan algunos cuadros de Sebastiano Ricci y un pequeño cuadro de Tiziano sobre el asunto bíblico de Tobías y el ángel.
obra
La preocupación barroca por la experimentación geométrica longitudinal, en elipses en intersección, integrándose las unas con las otras, se manifiesta en esta obra realizada en la primera etapa del artista. El autor esboza el proyecto con plena libertad y reduce los detalles ornamentales a un ejercicio marginal, aunque realizado con cuidadoso dibujo y complacida atención artesanal. Para enfatizar el movimiento integrado de los componentes se recurre a la convergencia estructural, la cual conduce al devoto a la visión de la cámara de la imagen. La sencilla estructura exterior no nos pone en aviso de la compleja distribución interna, seccionada en células de diferentes tamaños, longitudinales y transversales, en las que rigen en sus líneas de adyacencia los juegos de concavidades y convexidades inspirados en esquemas borrominianos y diseños del barroco piamontés.
obra
Dependiente de la abadía benedictina de San Martín de Madrid, se construyó siendo abad fray Martín Sarmiento (1746-1749). La primera gran obra de Rodríguez partió de la limitación espacial de una parcela irregular, en la cual adaptó para la nave un proyecto de Juvarra para San Felipe Neri de Turín, y del atrio de Bernini en San Andrés del Quirinal de Roma para la fachada. De ahí el dinámico efecto de toda la nave que, a pesar de sus pequeñas proporciones, es el producto de la concatenación e intersección de cinco elipses con ejes mayores dispuestos longitudinal o transversalmente respecto al eje principal del conjunto. En el interior, el arquitecto recurrió al ejemplo de Borromini en San Carlino de Roma y los muros con pilastras planas quedan unificadas con el terso entablamento y las bóvedas, acentuando la expansión espacial y luminosa.