Construida en el siglo XIV, se trata de una de las iglesias más importantes de Lumbier. De planta de cruz latina, nave única de cinco tramos, amplio crucero y cabecera pentagonal tiene, además un retablo mayor de grandes proporciones, realizado por Pedro de Moret y Fray Juan de Beauves y pintado por Juan de Landa en el siglo XVI. Además del retablo mayor, tiene otros dos en los muros laterales del crucero, de estilo barroco. En el exterior destaca su torre, en forma de bloque prismático. Frente a la puerta de ingreso hay un crucifijo gótico datado en el siglo XVI y procedente de la Ermita de San Adrián.
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La vieja iglesia medieval de Santa María llegó a ser insuficiente para una población que crece una vez que deja de ser frontera con el reino de Granada. Por esta razón, el obispo don Cristóbal de Rojas y Sandoval promueve la construcción de un nuevo templo parroquial, que se levanta junto a la vieja muralla de la población y al pie del Castillo. Sus obras se iniciaron en 1557 con trazas de Hernán Ruiz II y se prolongaron hasta 1598. Sucediéndose en la dirección de las obras maestros como Sebastián de Peñarredonda, Hernán Ruiz III, Juan de Ochoa, Juan Aranda Salazar y Eufrasio López de Rojas, aunque será el último de los Hernán Ruiz el maestro principal de las obras. Como era tradicional en la tierra, la parroquia se concibió como un edificio de tres naves, muy espaciosas y labradas en magnífica sillería, plan que viene a ser derivación de las parroquias fernandinas o de reconquista. Como en éstas, carece de crucero, y su cabecera es triple, destacando la Capilla Mayor por su amplitud, si bien todas tienen un testero recto. Las naves están formadas por arcos triplicados de medio punto, que se elevan en elegante pilares cruciformes con media columnas bajo dichos arcos, cubriéndose la nave central por un magnífico artesonado de madera de par y nudillo con tirantas, que lleva lacería estrellada de tradición mudéjar en tramos alternantes. Este artesonado fue labrado por los carpinteros de Baena Luis Valverde y Pedro Palomino, bajo diseño del pintor de Córdoba Pedro de Mesa, aunque no todo lo que hoy vemos es original, ya que en 1630 tuvo que ser rehecho en parte, ahora por el maestro Benito de León. Sólo en las capillas de la cabecera se utilizan bóvedas según era usual, empleándose de acuerdo con la moda de la época bóvedas vaídas para las laterales y una bella cúpula sobre pechinas decoradas por óvalos para la central o presbiterio. Contemporánea al templo es la Sacristía, que se emplaza en el lado de la epístola de la Cabecera. Conserva una hermosa portada, rematando su dintel un entablamento con ornamentación geométrica de óvalos y rombos, todo ello sobre ménsulas. A continuación de esta sacristía y asomando a la nave correspondiente se suceden algunas capillas de finales del siglo XVI y comienzos del XVII, con lúcidas portadas de esa época que ofrecen sistemáticamente pilastras enmarcando el medio punto de ingreso, y sobre ellas, frisos con triglifos, donde a su vez asientan frontones rectos, en un caso roto. En los interiores de esas capillas hay cúpulas con yeserías y labores ornamentales muy interesantes del Seiscientos, siendo las más tempranas las de la capilla del Santo Sepulcro El exterior de la Parroquia muestra una sencilla pero noble arquitectura de cantería, siendo especialmente visible el muro del Evangelio, que da a la Plaza de España. Lo centra entre contrafuertes una portada con columnas acanaladas y frontón curvo de acentuado clasicismo, apareciendo en ella el año 1659. Este dato indica que la Parroquia no fue completada hasta el siglo XVII. Durante esta centuria se edificó la alta torre que, grandiosa, se alza en uno de los ángulos de los pies. Sus trazas fueron confeccionadas por Hernán Ruiz III en 1592, y a partir de entonces se puso manos a la obra, una vez terminada la fábrica del templo (se sucederán en estos años como maestros de obras el citado H. Ruiz III y Aranda Salazar). El último maestro que interviene en la torre es Eufrasio López de Rojas, que terminara el cuerpo de campanas y el remate en chapitel de la misma. Se piensa (Vicente Estrada Carrillo), que la Puerta del Perdón pueda ser obra suya, al ser él el maestro de obras durante los años de realización de la misma. Del retablo mayor es arquitecto Acisclo Manuel Balén, con Manuel de Miranda y Atanasio Tribaldos como escultores, Pedro Félix Vázquez como dorador y Agustín Roldán y José Jiménez como autores del tabernáculo. Fue realizado en madera tallada y dorado con policromía en rojo y azul. Está organizado en tres cuerpos clásicos: predella, principal y coronamiento. Este esquema se rompe en la calle central -más ancha que las laterales- en la que, ocupando los dos primeros tramos, se incluye un profundo hueco con remate de arco de medio punto con lunetos, enmarcado mediante un moldurón, con orejetas en la parte superior y decorado con hojarascas. En su centro se encuentra la figura simbólica del Espíritu Santo. Están representadas las siguientes escenas: Santiago Peregrino, San Bartolomé (patrón del pueblo), San Pablo, San Pedro, la Asunción de la Virgen y La Crucifixión. El uso de columnas salomónicas nos indica el auge del barroquismo en esta época (1683-1698). Este asombroso retablo fue restaurado por la Junta de Andalucía en 1992. Existe también un San Juan Bautista, una talla de 119 cm. de altura. Prodigio escultórico de autor desconocido hasta el momento, aunque son muchas las atribuciones que se le hacen, siendo la de Martínez Montañés, la que suena con más fuerza. Se trata de una imagen posando su pie izquierdo sobre una piedra en la que se halla echado, el cordero, lo que permite un sinuoso movimiento de la figura que con su mano derecha señala el símbolo de Cristo. El Crucificado es una talla de 67 cm. De gran corrección anatómica, muestra a Cristo muerto con la cabeza ligeramente inclinada sobre el hombro derecho. Perteneciente a la escuela granadina, es del siglo XVIII. El Cristo de la Expiración es un óleo sobre cobre, de 30,5 x 43 cm. Con el cuerpo levemente contorsionado, se halla clavado con tres clavos en una cruz plana en la que aparece la cartela con el INRI. La pincelada es menuda, de gran calidad y con buen estudio anatómico. El marco original es de taracea, enmarcado a su vez, para aumentar su tamaño, con otro, dorado, con decoración manierista. Se fecha a comienzos del siglo XVII. Acaba de ser restaurado.
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Iglesia levantada en el año 1515, aprovechando diversos materiales de derribo y fustes de columnas romanas. Está situada en lo alto del cerro, al igual que el castillo. Se trata de un templo de estilo gótico - mudéjar construido en el siglo XVI y con reformas barrocas en el XVIII. Consta de tres naves separadas por arcos apuntados, que descansan en gruesas columnas. El crucero está formado por tres cúpulas, todas ellas de piedra tallada. La cabecera del crucero, hermoso conjunto renacentista, localizado debajo de las tres cúpulas, se atribuye a Hernán Ruiz II. Contaba con un artesonado y el techo era de tablas pintadas con dibujos ornamentales. El retablo del altar mayor es obra de Pedro Freila Guevara, realizado en 1633; lo preside una imagen de San Acacio, patrón de la villa. Tanto el templo como el retablo fueron dañados durante la Guerra Civil (1936 - 39). Entre los siglos XVI - XVIII el templo se enriqueció con diversas capillas, entre ellas la del Sagrario, construida en el siglo XVIII por Gaspar Lorenzo de los Cobos, autor también del retablo, decorado con hermosas yeserías policromadas. Bajo el coro de la parroquia, y aprovechando unos recintos abovedados que pudieron acoger un osario y un aljibe, se ha creado un pequeño museo -denominado Museo de Ulia- en el que se exhiben numerosas piezas ibéricas y romanas. Por último, destacar la pila bautismal, hermoso ejemplar en piedra de una sola pieza, de estilo plateresco, realizado en 1539.
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La iglesia es un proyecto de Juan de Vallejo, iniciando su construcción Hernando de Minorza y acabandose en el XVII por Juan Pedro de Solarte. La portada constituye un retablo de dos cuerpos divididos en dos calles, en cada una de las cuales hay un portón en el cuerpo inferior y una ventana en el superior. También las columnas que las separan difieren entre la parte inferior, jónicas, y la superior, corintias. El retablo está coronado, en la hornacina, por una imagen de la Asunción, que da nombre a la iglesia. En su visita a Navarrete, Jovellanos estimó su diseño como obra de Herrera, constructor de El Escorial; sin embargo, es sabido que el autor es Aguilera, y que sus honorarios fueron de 24.000 ducados. La planta de la iglesia consta de tres naves. La central es más alta que las laterales, las cuales terminan en sendas capillas -dedicadas a San José y Nuestra Señora del Rosario- de bóvedas de horno y cañón casetonado con decoración renacentista y columnas corintias. El retablo barroco consta de tres cuerpos con cinco calles separadas por columnas salomónicas, cuajadas de uvas doradas. El cuerpo superior es una representación de la Asunción de la Virgen. En la calle central hay un crucifijo del siglo XVI. Consta, en la parte inferior, de banco que, en cualquier otro retablo menos espectacular, habría de ser considerado el primer cuerpo del retablo. A los pies de la iglesia se encuentra la torre, con tres cuerpos y chapitel piramidal en sillería. El primer cuerpo, con decoración de resalte; el segundo, con doble orden de vanos adintelados enmarcados bajo frontón recto en el vano inferior y curvo en el superior; y el tercero, con huecos de campanas entre pilastras pareadas. La construyó Pedro de Aguilera, creando un prototipo clasicista que tendría un gran impacto a lo largo del siglo XVII.
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Frente al monasterio de San Salvador se encuentra la iglesia parroquial de la Asunción, edificada a finales del siglo XII y de estilo románico, que perteneció a la Orden del Temple hasta el año 1287. Fue reformada con posterioridad, en el siglo XVIII. Es de una sola nave con bóveda de cañón partida por varios arcos fajones.
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<p>Construcción realizada en piedra de época tardorrenacentista de finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. Destaca su torre de planta cuadrada, rematada por una linterna.</p>
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<p> La iglesia de la Asunción es un edificio de origen barroco (siglo XVI), ha tenido varias reformas posteriores que incluyeron elementos del gótico. Posee una nave única, dividida en cuatro tramos con cabecera poligonal cubierta de bóveda de crucería estrellada. </p>
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Consagrada a Nuestra Señora de la Asunción, como muchas otras de las que jalonan el camino de los peregrinos en la ruta jacobea, esta iglesia es uno de los principales monumentos de Villalbilla de Burgos, junto con el legendario Puente del Arzobispo.
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Los orígenes de este templo se remontan al siglo XII, pero un incendio provocó una intensa reparación a mediados del siglo XV, volviendo la iglesia a ser consagrada. Se trata de una construcción en sillería, con una sola nave cubierta con bóveda de crucería, soportada por apuntados arcos fajones que se reflejan al exterior en poderosos contrafuertes. En las columnas encontramos una interesante mezcla de formas fasciculadas y poligonales, sosteniendo capiteles historiados de bella factura. El ábside, al que se abren dos ventanales de factura gótica, se cubre por el sensacional retablo mayor, una pieza plateresca realizada por Pedro Izquierdo y Juan Imberto en el siglo XVII. Consta en su parte superior de un Calvario y dos trípticos -dedicados a la Asunción y a san Veremundo, respectivamente- colocados en los cuerpos inferiores. La portada principal se abre en el lado del Evangelio y presenta el característico esquema de época gótica, con un arco apuntado rodeado de arquivoltas que confieren al conjunto un aspecto abocinado. En la lado de la Epístola nos encontramos con una portada del siglo XIII, procedente de la ermita de San Román. La torre campanario fue reformada a finales del siglo XIV, mientras que la sacristía se añadió en el siglo XVIII.