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La ciudad del Medievo se levantaba en las cercanías del castillo para servir de refugio a los habitantes en caso de ataque exterior. El castillo era casi inexpugnable para el enemigo y solía situarse en un terreno elevado, rodeado de foso, estando construido principalmente en piedra. Un primer recinto de murallas y torres defensivas le otorgaban un aspecto inaccesible. A través de un puente levadizo se accede a la barbacana que da paso a la fortaleza. Por la barbacana también podemos acceder al patio exterior, lugar que sirve de refugio a la población cercana y donde se hallan los establos. La puerta principal se sitúa en un potente torreón, en cuyo interior se suele ubicar la capilla. Una vez atravesada la puerta nos encontramos en el patio de armas, espacio vertebrador del conjunto. Desde aquí podemos contemplar la residencia señorial, la capilla privada del noble propietario del castillo, el salón principal, las cocinas, los aposentos de los caballeros y los talleres. La torre del homenaje, flanqueada por sendas torres de defensa, era el núcleo original del castillo y allí se guardaban las provisiones de alimentos, armas y combustible. Al salón principal se accede por una triple arquería; en este lugar celebraba el señor sus banquetes y reuniones. La sala se organizaba a través de amplias mesas rectangulares a cuyo alrededor se colocaban bancos para asentar a los comensales. Sobre una tarima se ubicaba la mesa principal, donde el señor y su familia presidían el banquete, sentados en sillas. Las paredes estaban escasamente decoradas, distinguiéndose en ellas trofeos de caza, armaduras o estandartes. El suelo era de madera y el techo estaba constituido por vigas transversales, también de madera.
obra
Los programas realizados por Francesco Sforza alteraron la imagen y significación de Milán. La introducción de la nueva cultura suponía un claro contraste con la de sus predecedores los Visconte. El Castillo, situado en el lugar de la antigua fortaleza de sus predecesores, proporcionaba una referencia inmediata y constante al poder y al nuevo señor de la ciudad.
Personaje Literato
El marqués del Villar y los marqueses de los Vélez fueron sus protectores. Como dramaturgo escribió "El mayorazgo figura", obra que alcanzó gran popularidad. Pero fueron sus novelas picarescas las que le proporcionaron mayor fama. Dentro de este género se puede citar: "Tardes entretenidas", "Lisardo enamorado" y "Noches de placer", entre otras muchas.
monumento
Al norte de la localidad gerundense de Torroella de Montgrí se encuentra un castillo que tiene sus orígenes en el siglo XI aunque la edificación que hoy podemos ver corresponde a la fundación de Jaime II, realizado en el año 1294. Siete años más tarde la fortificación pasó a manos de Dalmacio de Castellnou y posteriormente a Pere de Llibia, en cuya familia se mantuvo. La fortaleza presenta planta cuadrada, destacando como elementos defensivos las cuatro torres circulares en cada uno de sus extremos. Sus muros rectos están repletos de saeteras y matacanes, conservándose el remate de algunas almenas a pesar de no haberse concluido el castillo. Algunas ventanas góticas con parteluces rompen la monotonía de la construcción, realizada en sillares regulares que le otorgan un aspecto macizo.
Personaje Literato Religioso
Llamada desde joven por el camino de la religión, ingresó en monasterio de Santa Clara de Tunja donde alcanzó en tres ocasiones el cargo de abadesa. Sus obras tienen aires místicos, tomando como maestros a Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Escribió, al mismo tiempo, la "Vida de la Venerable Madre Francisca Josefa de la Concepción, escrita por ella misma" y "Sentimientos espirituales". Curiosamente, se han encontrado poesías suyas en los márgenes de los libros de contabilidad del monasterio.
Personaje Pintor
El hecho de residir en Sevilla significaba para un pintor tener la posibilidad de conocer de primera mano la obra de Zurbarán y Murillo, así como de gozar de un amplísimo mercado pictórico sobre América. Puerto internacional, Sevilla fue de las primeras ciudades españolas en recibir la influencia del Naturalismo tenebrista, estilo en el cual destacó este pintor que nos ocupa. Durante su primera etapa, de fuerte influencia sevillana, Castillo trabajó los temas típicos del tenebrismo caravaggesco: bodegones, martirios, etc. No sólo Zurbarán fue su modelo, sino que a través del puerto sevillano no dejaban de llegar obras de Ribera, quien las enviaba desde Nápoles a sus clientes andaluces. Sin embargo, pocos años estuvo en Sevilla. Casi la mayor parte de su vida la pasó en Córdoba, ya que era una ciudad con menor competencia para un pintor. Allí continuó con su estilo, hasta que en la capital andaluza la influencia de Zurbarán fue sustituida por la del joven Murillo, más amable con sus cuadros de angelitos entre nubes rosas y doradas. También Castillo se dejó seducir por la novedad que planteaba Murillo e introdujo la suavidad de colores que el otro había aprendido de los venecianos. Mantuvo este estilo más suavizado hasta el final de su vida, que apenas superó los cincuenta años.