Las sucesivas reconstrucciones han formado un conjunto organizado en torno a cuatro recintos: una barbacana externa, que contiene la plaza de armas; un muro de almenados cubos y arpilleras; el castillo; y la elevadísima torre del homenaje.
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Inicialmente edificado en el siglo XII, el conde portugués Juan Alonso de Pimentel lo reconstruyó en el siglo XIV. Posteriormente sufrió diversas modificaciones. Una gran parte del castillo resultó destruida durante la invasión francesa y posterior guerra de independencia, por lo que sólo se conserva la llamada "Torre del Caracol", edificación del siglo XVI. Este edificio es parte del actual Parador Nacional de Turismo.
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Castillo de remoto origen, Alfonso VIII procedió a su reconstrucción y los Reyes Católicos a su renovación, siendo blasonado por éstos. Las sucesivas reconstrucciones han formado un conjunto organizado en torno a cuatro recintos: una barbacana externa, que contiene la plaza de armas; un muro de almenados cubos y arpilleras; el castillo; y la elevadísima torre del homenaje. La construcción está realizada en hormigón apisonado con revestimiento de ladrillo. Corredores subterráneos recorren la fortaleza. El castillo propiamente dicho está compuesto de un recinto exterior cuadrangular que se flanquea en tres de sus partes por macizas torres cuadradas. El cuarto lado fue construido en tiempos de Juan II, el promotor también de la construcción del foso, el fortificado puente y la barbacana. En este lugar se produjeron importantes hechos de la historia de España. Se discutió la privanza de don Beltrán de la Cueva y fue sitiado durante diez meses por los enemigos de Enrique IV. Fue posteriormente ofrecido en tributo a los Reyes Católicos, convirtiendo el castillo en prisión, por donde pasaron ilustres personajes como Hernando Pizarro, don Rodrigo Calderón, el duque Fernando de Calabria, César Borgia o el conde Aranda, sin olvidar la estancia de doña Juana la Loca antes de ser convertida la fortaleza en prisión. Quizá el hecho más destacado sea la huída de César Borgia, gracias a la lima y la cuerda proporcionadas por el conde de Benavente. El guardián se dio cuenta de la huída y cortó la cuerda, consiguiendo el preso escapar con heridas leves. Esta imagen ha sido cedida por el Ayuntamiento de Medina del Campo.
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Construcción de época nazarí, presenta dos recintos claramente diferenciados. El conjunto de construcciones sobre el cerro de Moclín constituye uno de los ejemplos de villa - fortaleza medieval mejor conservada, creciendo el pueblo alrededor suyo. El primer recinto, situado en la zona baja, se conserva en su mayor parte y de él destaca la torre - puerta de acceso al conjunto, combinando elementos defensivos, entrada con doble recodo, y simbólicos, como el escudo de la dinastía nazarí y la llave, ubicados en las claves de ambos arcos. Cuenta con una muralla de mampostería enripiada, cantería para reforzar las esquinas y tapial en las almenas, alternando torres semicirculares y rectangulares. El segundo recinto amurallado, localizado en la parte alta del cerro, tiene forma ovalada, perímetro amurallado reforzado en su flanco norte y sur por otra línea de muralla y numerosas torres macizas, tanto rectangulares como semicirculares. En la parte occidental destacan la Torre del Homenaje y el aljibe; la primera es de planta rectangular y se encuentra en estado ruinoso. El aljibe sobresale del nivel natural del terreno. Con capacidad para 500 metros cúbicos, es una de las pocas cisternas hispanas con bóveda de medio cañón hecha con el mismo hormigón que los muros, de unos dos metros de espesor. El castillo cuenta con torres de vigilancia o atalayas, construidas en puntos estratégicos para descubrir movimientos de tropas y alertar las incursiones enemigas. La Torre de la Porqueriza, la de Mingoandrés y la de Solana son algunos ejemplos de atalayas; en general, se caracterizan por tener planta circular, de estructura maciza hasta la mitad y con habitación en la parte superior.
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Don Rodrigo de Vivar y Mendoza levantó su castillo señorial en la localidad granadina de Lacalahorra. Don Rodrigo fue nombrado por los Reyes Católicos marqués del Zenete, zona conquistada a los granadinos en 1489. El marqués contrajo matrimonio en dos ocasiones: en primer lugar con doña Leonor de la Cerda, hija del duque de Medinaceli, y al enviudar con doña María de Fonseca, rechazando el matrimonio con Lucrecia Borgia propuesto por el rey Fernando y el papa Alejandro VI. El marqués se rebeló contra el rey ya que quebrantó la prohibición de fortificar las mansiones de la nobleza, grabando en el castillo la siguiente frase: "Labróse para guarda de los caballeros a quienes los reyes quisieron agraviar".El marqués encargó la obra al escultor y arquitecto genovés Michele Carlone quien ordenó labrar las piezas en mármol de Carrara para transportarlas a España y montarlas in-situ. Don Rodrigo no quedó muy satisfecho con esta forma de trabajar por lo que contrató a un grupo de escultores y arquitectos italianos dirigidos por Egidio de Gaudria para construir otra parte del castillo en piedra de la región. El resultado es una maciza y sobria construcción de planta cuadrangular, con gruesos cubos, cubiertos con extrañas cúpulas, en los ángulos y un cuerpo saliente en la zona posterior. Las torres se circundan con un adarve volado mientras que el cuerpo saliente se circunda por otro cubierto. Los muros tienen más de cuatro metros de espesor y en su parte baja son cerrados para abrirse en la zona central ventanas cuadradas. La sobriedad de su aspecto exterior contrasta con la decoración de las habitaciones y el patio interior de clara inspiración quattrocentista.