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Datos principales


Rango

XX10

Desarrollo


Una vez acabada la Gran Guerra la recuperación de la figura estaba en el aire de los tiempos y, simultáneamente, aunque con contenidos radicalmente distintos, se produce en Francia con Picasso, Dérain y el purismo y en Italia con Chirico, Carra y la pintura metafísica de Valori Plastici. Pero, a diferencia de los metafísicos italianos, enigmáticos y precursores del surrealismo, y de los puristas franceses, preocupados por la composición y el orden, el arte en manos de los radicales alemanes, más cercanos a las ideas de la Rusia revolucionaria, es un arma para provocar al espectador y despertar conciencias; así utilizan la recuperación de la figura.Los alemanes plasman en sus obras imágenes del mundo injusto y caótico en el que viven. Se proponen desenmascarar la verdad de la sociedad alemana, de una manera fría, objetiva y desapasionada, distanciada, como el teatro de Bertold Brecht. Otto Dix, uno de sus máximos representantes, lo explicaba así: "Para mí el qué es más importante que el cómo. El cómo se desarrolla a partir del qué. La vida es lo primero y, sólo después, viene el arte. Se acabó la buena pintura. Todos los medios al alcance del artista se ponen al servicio de una causa social. El expresionismo ya no sirve aquí para mostrar terrores personales o angustias individuales, como sucedía en las obras de Munch o de Kirchner.

Se trata de quitar las caretas a los jerarcas, a la burguesía, a los militares, al clero, a todos los que provocaron y se beneficiaron de la guerra y mostrarlos tal como son: crueles, despiadados, sucios, obscenos, viciosos y feos".Los medios se adaptan perfectamente a estos fines. A diferencia de la gestualidad expresionista, la Nueva Objetividad se sirve de una técnica cuidada, precisa, hecha a base de pinceles finos, que permiten dar muchos detalles. Detalles horribles, la mayor parte de las veces, pero que no se le ahorran al espectador para que éste reaccione, porque ésa es su misión, funcionar como arma, como revulsivo. Rota la idea de la unión entre el hombre y la naturaleza, que llevaba a los jóvenes optimistas de El Puente a pintar a los lagos de Moritzburg, desnudos y felices, las obras de la Nueva Objetividad son un collage de distintos aspectos de la realidad, del mundo fragmentado, roto y destrozado para siempre en el que viven.El arte es un arma y tres hombres realizan este trabajo claramente político: Otto Dix (1891-1968), George Grosz (1893-1959) y Max Beckmann (1884-1950), aunque en las ciudades alemanas más importantes hubo focos de Nueva Objetividad: Berlín, Munich, Dresde, Colonia y Hannover y hay que recordar además a Christian Schad (1894-1982), Kate Kolwitz (1867-1945), y Georg Scholz (1890-1945).Los protagonistas de las obras de Grosz y Dix son los mismos: la ciudad -lo negativo de ella - y sus habitantes como basura urbana, los lisiados, las prostitutas, los asesinos, los poderosos prepotentes y los que sufren la prepotencia y la injusticia.

La ciudad moderna, presente, no los temas exóticos del expresionismo anterior, y las consecuencias del apocalipsis que pintaba Meidner: torturas, violaciones, asesinatos... "Lo que pude ver no era pintura, sino la erupción histérica de hombres que, en vez de revólveres o bombas, habían cogido en sus manos los pinceles y los tubos de colores. En mis anotaciones tropiezo todavía con algunos títulos de cuadros: Sinfonía en sangre, Radio caos, Espectro del fin del mundo...," escribía Ilia Ehrenburg en 1921 sobre una exposición en la galería Der Sturm.Los temas son los mismos en los dos artistas, sólo es distinto el modo de representarlo. Dix hace una representación verista y minuciosa, casi cristalina, de sus personajes, mientras Grosz acentúa los trazos gruesos, recurriendo a una estética de urinario, brutal, directa y de impacto inmediato en el espectador. Desde muy joven el antiguo dadaísta estuvo interesado por todas las manifestaciones del arte popular: coplas, leyendas y grabados de temas macabros, asesinatos, desapariciones, etcétera.

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