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Los erasmistas realizaron una ofensiva a favor del matrimonio como respuesta a la numerosa literatura antifeminista y satírica hacia la institución matrimonial. Y es que el español parece asumir el matrimonio como una visión tremendamente pesimista por lo que se exalta la feliz soltería. Al contrario de lo que se pueda pensar, el amor no está ausente de las relaciones matrimoniales, especialmente entre los miembros de las clases medias y bajas mientras que en las altas el matrimonio concertado es más frecuente. Juan de Molina alude a los alicientes del amor y del sexo matrimonial. La institución matrimonial se legitimará tras el Concilio de Trento donde se dio carta de naturaleza sacramental al matrimonio. Se apostó por los intereses de los padres al impedir matrimonios clandestinos por lo que se penalizaban las relaciones prematrimoniales. Se evitará que lleguen a consumarse los matrimonios realizados sin consentimiento paterno, actuando el párroco en connivencia con los padres. El matrimonio debía celebrarse, previas amonestaciones, ante el párroco de la novia y dos o tres testigos. La familia española se diferencia de la europea en la precocidad de la edad matrimonial de la mujer, la baja natalidad y la abundante ilegitimidad. La edad de las mujeres al casarse fue muy temprana en el Siglo de Oro. En Valencia la media es de 20 años y siete meses; en Valladolid, 20 años y dos meses; en Zaragoza, 19 años y medio mientras que en Francia o Inglaterra se establece una media de 26-27 años.

En Cataluña se encuentra la mayor precocidad matrimonial mientras que Galicia será la región donde la mujer se casa más tarde -de 22 años y dos meses a 25 años y 9 meses-. La justificación de esta precocidad podía estar en la ausencia de relaciones matrimoniales y en el atractivo de la supuesta suculenta dote, que muchas veces era falsa. Las consecuencias del fenómeno serían los numerosos fracasos matrimoniales, el frecuente control del hogar por parte de padres y suegros y los cortos noviazgos. Pese a los tópicos existentes, la natalidad no fue muy elevada en España. La ratio oscilaría entre 3´1 y 4´2 hijos por mujer, estableciendo los periodos intergenésicos más largos de Europa. El País Vasco sería la región con mayor natalidad mientras que Galicia será la menor. Entre los factores que explicarían este fenómeno podíamos hablar del largo periodo de lactancia, las alternativas sexuales extraconyugales, la emigración masculina en algunos lugares como Galicia y el control voluntario sobre los nacimientos -los abortos provocados serían combatidos por los sermones de san Vicente Ferrer ya en el siglo XIII-. La escasa natalidad iría acompañada de una elevada mortalidad infantil. Los nacimientos ilegítimos serán muy abundantes, especialmente en la ciudad. Entre las explicaciones podríamos encontrar la escasa represión sexual o la importancia de la seducción donjuanista. Esta elevada ilegitimidad provocará el fenómeno de los niños abandonados, el 20 % de los bautizados en Valencia a finales del siglo XVII.

La legitimación de hijos naturales irá en progreso -802 hijos en 1585, 211 en 1604 y 96 en 1645-. De esta manera el bastardo se convierte en toda una institución en España, no sólo entre las clases medias o hidalgas sino entre la propia familia real. Un hijo natural de Fernando el Católico llegaría a ser arzobispo de Zaragoza y regente de Aragón mientras que don Juan de Austria, hijo bastardo de Carlos I, será el gran triunfador de Lepanto. En caso de extrema necesidad, los padres podían vender a sus hijos como esclavos. Se prefería el nacimiento de varones sobre hembras tal y como ocurrió en el caso del condestable de Castilla que dio 50 ducados al mensajero cuando recibió la noticia del nacimiento de dos nietas, una viva y otra muerta, diciendo al emisario "Mira que estos cincuenta ducados no los doy por la viva, sino por la muerta". Al ser frecuente el fallecimiento de la esposa tras el parto, encontramos abundantes segundas y terceras nupcias, tanto en el hombre como la mujer ya que era también habitual el matrimonio entre hombres mayores con jóvenes o casi adolescentes -Alonso Cano se casó con una niña de 13 años-.

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