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Rango

XX8

Desarrollo


En París, al olor de la modernidad, se reunió un grupo de artistas de procedencias muy diversas, que encontraron allí su sitio, aunque éste no fue muy confortable, y a los que no unía otra cosa que su automarginación. Judíos muchos de ellos y amigos, son los últimos representantes de la antaño dorada bohemia parisina; llevaron una vida miserable, sobreviviendo y pintando entre el alcohol y las drogas, y alimentando su propia leyenda; hicieron obras independientes y marginales, como ellos mismos, y con poca relación entre sí.Marc Chagall (1887-1985) tiene una obra imposible de clasificar, por lo personal de su universo y parece que el calificativo de expresionista le produjo más que nada asombro. Procedente de una familia judía humilde y profundamente religiosa y criado en un pueblo de Rusia, Vitebsk, su obra se nutre de esas dos fuentes: el recuerdo de la religiosidad familiar y la vida diaria de su infancia. Establecido en París en 1910, acusó el impacto de los fauves, del cubismo de Delaunay y los futuristas; en 1913 el de los expresionistas alemanes a través de Walden, con quien expuso en 1914 en Berlín. Con los expresionistas coincide en su interés por Van Gogh, en la violencia de las emociones y en la arbitrariedad de los colores.Tras desempeñar un cargo político -comisario de Bellas Artes en Vitebsk después de la revolución de octubre- y enfrentarse con Malevitch, que le reprocha ser figurativo, vuelve a París en 1922 y trabaja como ilustrador para Vollard, además de pintar.

Chagall se siente próximo a los surrealistas y Breton dice que con él "la metáfora hizo su entrada triunfal en la pintura moderna", pero no se adscribe al grupo y mantiene su mundo personal donde se mezclan el folclore ruso y judío, los recuerdos infantiles, la poesía, la música y los sueños. Sus figuras, despreocupadas de problemas de perspectiva, escala o verosimilitud, se mueven, vuelan por un espacio irreal que tiene deudas con el cubismo y el futurismo, pero que no tiene nada que ver con el de los demás, el espacio de la fábula. "Yo no las entiendo -dijo en 1946- en absoluto. No son literatura. Son solamente conjuntos de imágenes que me obsesionan".Chaim Soutine (1894-1943), un ruso establecido en París en 1913, amigo de Chagall y Modigliani, es uno de los más importantes expresionistas franceses; hace una pintura basada en el color, que refleja su mundo interior desgarrado y turbulento. Imágenes violentas, como El buey desollado de 1926 (Grenoble, Musée de Peinture et Sculpture), hecho bajo la influencia de Rembrandt que le impresionó durante su viaje a Holanda, paisajes visionarios y retratos con deformaciones expresivas. Inseguro y depresivo, quemó gran parte de sus primeras obras.También Jules Pascin (1885-1930), un judío que procedía de la ilustración de revistas -había colaborado en "Simplicissimus"-, se estableció en Montmartre en 1920 y formó parte del grupo de los malditos.

Pintó desnudos en los que unía las enseñanzas expresionistas a las fauves. Se suicidó en 1930, el día que se inauguraba una exposición de su obra en la galería Georges Petit.El pilar fundamental del grupo de los malditos era Amedeo Modigliani (1884-1920), un italiano de Livomo, hijo de banqueros judíos, que encontró su sitio en París. En 1906 se estableció en la Ruche, el edificio ruinoso lleno de talleres, donde vivían también Soutine, que sería su gran amigo, y Chagall, sumergiéndose de lleno en la vida nocturna de Montmartre y llevando una existencia de paria del arte. En 1909 conoció a Brancusi, que fue uno de sus primeros amigos, y hasta 1915 hizo esculturas, bajo la influencia de las artes primitivas negras y oceánicas y bajo la sugestión del rumano, que le transmitió su interés por la forma cerrada y sencilla. Modigliani hizo una contribución importante a la escultura moderna: trabajó en piedra, con formas alargadas y rasgos estilizados.En 1915 abandonó la escultura, pero mantuvo las deformaciones, el alargamiento y la estilización en su pintura, tanto en los desnudos femeninos como en los retratos, sus dos únicos temas. Colaboró en la revista que editaba en Zurich Hugo Ball, "El Cabaret Voltaire", y de entonces a 1918 produjo lo más interesante de su obra.Modigliani unió la influencia fauve a la expresionista, y, si en su modo de hacer se pueden rastrear las huellas de Cézanne, Toulouse, Picasso, el cubismo, el arabesco del modernismo y los manieristas de Florencia; su estilo es únicamente suyo e inconfundible.

Tanto en los desnudos de mujeres tendidas de colores cálidos, como en los retratos, los contornos se marcan con fuerza, en líneas gruesas o delgadas, pero siempre fluidas, herederas del arabesco modernista, mientras los cuerpos y el espacio son planos de color que se yuxtaponen. Fue el más maldito de todos, casi no expuso y la policía cerró su única exposición en 1917 en la galería de Berthe Weil, por considerarla obscena. Vivió de la protección de los mecenas y, consumido por el alcohol, las drogas y la enfermedad -una tuberculosis que le atacaba desde los diez años -, murió en 1920; su modelo, Jeanne Hubert, se suicidó dos días después. De Micheli se ha referido a él como un expresionista melódico, por la carga de poesía y de elegancia decadente que hay en su pintura, muy a tono con sus gustos literarios por Wilde y D'Anunzzio. Los retratos y desnudos, aparentemente tradicionales, están cargados de inquietud, de tensión interior y desasosiego. Retrató a sus amigos, transmitiéndoles su desolada melancolía, y sometiéndolos a deformaciones expresivas, que contribuyen a calar más hondo en su interior. Modigliani dejó en estos retratos una galería de la elite bohemia del París de la segunda década del siglo, en cuadros que más que retratos, como ha escrito Argan, son "composiciones poéticas dedicadas a...".

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