La cuestión husita

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Nacido en el seno de una familia burguesa del sur de Bohemia, Juan Hus (1369-1415), estudió en la universidad de Praga, en donde consiguió el título de maestro en artes (1396) y ejerció como profesor de filosofía desde 1401. Ordenado sacerdote en 1400, Hus mostró su admiración por la obra de los predicadores Milic y Janov y por las ideas del reformador inglés John Wyclif, crítico de la jerarquía eclesiástica. Hus transmitió sus ideas reformadoras a través de sus predicaciones desde la capilla de Belén en Praga, que, en un principio, contaron con el beneplácito del arzobispo Zbynek Zajic, quien, sin embargo, condenó en 1409 las obras de Wyclif y algunos escritos del propio Hus, como la "Apostilla", la "Explicación del Decálogo" o la "Pequeña hija". En 1409 el rey Wenceslao IV promulgó el decreto real de Kutná Hora, por el que la gestión de la universidad de Praga, hasta entonces monopolizada por el profesorado alemán, pasó a manos de los checos; Hus se convirtió en rector y confesor de la reina Sofía de Baviera. A partir de 1412 la situación dio un giro espectacular. Hus y sus seguidores acusaron de simonía a los enviados papales llegados a Praga con las indulgencias plenarias; esta acusación supuso la retirada del permiso de predicación para Hus y el entredicho para la capital bohemia, lanzado desde Roma por el arzobispo de Praga. El pensamiento de Hus, recogido en obras como el "De Ecclesia", se radicalizó.

En 1415 se desplazó a Constanza para defender sus ideas ante el Concilio. Hus, a pesar de rechazar las imputaciones de herejía y poseer un salvoconducto del emperador Segismundo, fue tildado de hereje y condenado a la hoguera; la condena de Hus fue seguida por la de uno de sus principales seguidores, Jerónimo de Praga. Estas dos muertes crearon un fuerte partido husita en Bohemia, conocido como "calicista" o "utraquista" por identificar el símbolo de su lucha con el cáliz y la eucaristía bajo las dos especies, el pan y el vino (sub utraque specie). En 1419 estalló la revuelta en Praga, alentada por las predicaciones de Juan Zelivsky y por el partido husita, que concluyó con la ocupación del ayuntamiento y la defenestración de los miembros del concejo afines al emperador Segismundo. Tras la muerte del rey Wenceslao, el patriciado urbano y los husitas moderados llegaron a un acuerdo para restablecer el orden en la ciudad. Este hecho muestra cómo casi desde el primer momento hubo una división en el seno del husismo; los husitas moderados (baja nobleza y patriciado urbano), dirigidos por Juan Zizka, reclamaban el reconocimiento por parte del Papado y de Segismundo, sucesor de Wenceslao IV, de la ortodoxia de la reforma husita; por su parte, los más radicales (campesinado y población urbana), acaudillados por Wenceslao Koranda en Praga y, más tarde, por los cabecillas de la comunidad de Tabor (taboritas), solicitaban cambios en las estructuras sociales y políticas del país.

En 1420 los husitas moderados (calicistas o utraquistas), ante las negativas de Segismundo y la preparación de la cruzada por parte del papa Martín V, aprobaron los "Cuatro artículos de Praga", con los que proclamaban la libertad de predicación, la eucaristía bajo las dos especies, la supresión del poder temporal de la Iglesia y el castigo público de los pecados más graves. Pese a las crecientes disensiones en el seno del husismo, provocadas por la ejecución del radical Martín Huska y por el asesinato del predicador Juan Zelivsky, los ejércitos bohemios, dirigidos por los moderados Zizka y Procopio el Grande, consiguieron derrotar a las tropas cruzadistas en repetidas ocasiones: Monte Vitkov (1420), Vysehrad (1422), Tachov (1427) y Domazlice (1431). Ante la sucesión de los fracasos militares, Roma y Segismundo decidieron optar por la vía del diálogo y, así, se iniciaron las conversaciones de paz en Presburgo (1429), proseguidas por el Concilio de Basilea (1432-1433) y por la Convención de Cheb (1432). Las conversaciones de paz desembocaron en los llamados "Compactata de Praga" (1433), artículos de fe que sellaban el compromiso entre los utraquistas y el Concilio de Basilea. Mientras, la situación interior del país se degradaba poco a poco. La alta nobleza, fiel a la Iglesia romana, dio un golpe de mano en la Dieta de Praga (1433) al hacerse con los principales cargos del gobierno, dejando al margen a la pequeña aristocracia y a los procuradores de las ciudades.

Por su parte, e} ejército, que había hecho de la guerra un "modus vivendi", se encontraba en estado de continua revuelta, al disminuir la actividad bélica. La guerra civil no tardó en estallar. Los husitas moderados, aliados de los católicos, derrotaron en Lipany (1434) al ejército de taboritas y orfelinos, antiguos componentes de las tropas de Zizka. La contraofensiva taborita acabó en desastre y su cabecilla, Juan Rohac de Duba, fue ahorcado en Praga. Segismundo, tras diecisiete años de luchas y conflictos, consiguió entrar en Praga y ser reconocido rey por la Dieta. Según lo estipulado por los "Compactata de Jihlava" (1436), Bohemia se reincorporaba a la Iglesia romana, aunque manteniendo algunas de sus particularidades litúrgicas, como la eucaristía bajo las dos especies; el rey se comprometía a promocionar a eclesiásticos reformadores como el arzobispo de Praga, Juan Rokycana. El movimiento husita, calificado por algunos autores como revolución, trajo consigo la afirmación del elemento checo sobre el alemán en Bohemia y la difusión de los ideales de reforma y renovación eclesiástica por los países de su entorno geográfico (Polonia, Hungría, Alemania, Eslovaquia, etc.). A la muerte de Segismundo (1437), la Dieta eligió como sucesor a su yerno Alberto de Habsburgo, duque de Austria y rey de Hungría. Su candidatura, apoyada por los barones católicos (alta nobleza), fue contestada por la nobleza husita y por las ciudades, que pretendían promocionar al trono al príncipe polaco Casimiro.

En la batalla de Tabor (1438) el partido pro-Habsburgo derrotó a la facción contraria con el apoyo de Moravia (feudo católico), Lusacia y Silesia. Alberto moriría un año más tarde, dejando un hijo póstumo, Ladislao. Bohemia vivió a partir de ese momento un periodo de catorce años de anarquía, en el que los dos partidos formados a raíz de la elección de Alberto se disputaron el poder. En 1448 Jorge Podebrady, jefe del partido husita, se hizo con el control de la situación en Praga, en perjuicio de Ulrich de Rozmberk, cabecilla del partido católico. Podebrady supo aunar, a partir de 1452, a moderados y radicales, gracias a la labor del arzobispo Rokycana. En 1453 se convirtió en regente del todavía menor Ladislao y, a la muerte de éste, fue elegido rey de Bohemia por la Dieta (1458). Durante su reinado pretendió acabar con las diferencias entre católicos y husitas. No consiguió el reconocimiento de Silesia, gobernada por el príncipe Vratislav, ni del papa Pío II, por lo que tuvo que buscar apoyos en el Imperio (Federico III) y en Francia (Luis XI). Las diferencias internas condujeron a los checos a una nueva guerra civil, originada por el levantamiento de los barones, que organizaron la Liga de Zelená Hora, bajo el mando del católico Zdemerk de Sternberk y con el apoyo del Papado y del rey de Hungría, Matías Corvino. Podebrady, antes de morir en 1471, firmó un tratado con Polonia para asegurar la sucesión en el trono: un hijo del rey polaco Casimiro, Ladislao, se convertiría en rey de Bohemia.

Este sería elegido rey por la Dieta de Kutná Hora a la edad de quince años, aunque bajo la regencia de Johana, viuda de Podebrady. Al mismo tiempo, Matías Corvino se autoproclamaba rey de Bohemia con la bendición del Papa. La comprometida situación fue zanjada por la Paz de Olomuc (1479) por la que Ladislao retenía el titulo de rey de Bohemia, pero perdía el dominio sobre Moravia, Silesia y Lusacia en favor del rey de Hungría. Ladislao tuvo que hacer frente en 1483 a una nueva revuelta, en este caso auspiciada por los calmistas, que solicitaban el reconocimiento por parte de Roma de los "Compactata", denunciados como heréticos por Pío II en 1462. En 1485 se llegó a un acuerdo definitivo entre católicos y husitas, sellado por la Paz Religiosa de Kutná Hora. Dicho tratado proclamaba la libertad de culto, de la que quedaban excluidos algunos grupos radicales como el de los Hermanos checos, surgido a mediados del siglo XV en torno a comunidades evangélicas. Las diferencias políticas no se solucionaron tan fácilmente como las religiosas, puesto que la llamada Carta del país (1500), que otorgaba amplios privilegios a la nobleza, levantó el descontento en las ciudades. Estas consiguieron recuperar parte de sus derechos políticos gracias al Acuerdo de san Wenceslao (1517). Ladislao, presionado por Maximiliano de Habsburgo, firmó en 1515 un acuerdo sucesorio con la dinastía germana, que disponía los enlaces de su hijo Luis con María de Habsburgo y de su hija Ana con Fernando o Carlos de Habsburgo.

Tras la muerte de Luis en la batalla de Mohacs contra los turcos (1526), Bohemia se integraría en los dominios patrimoniales de los Habsburgo. Pese a la defensa de la ortodoxia católica por parte de los gobernantes Habsburgo, la Reforma protestante calaría en las comunidades bohemias, sobre todo entre los calicistas más radicales y entre los Hermanos checos. Durante los siglos bajomedievales, Bohemia se integró en la economía europea, al iniciar la exportación masiva de cereales a Sajonia y Tirol o la de paños de bajo precio a Austria y Alemania. La producción artesanal del vidrio y la cerveza colocaron también al país en una posición envidiable con respecto a las economías de los Estados vecinos. La minería también constituyó un recurso a destacar de la economía bohemia, sobre todo debido a la explotación intensiva de las minas de plata de Kutná Hora, en la que invirtieron emprendedores extranjeros procedentes de Nüremberg, o a la extracción de estaño de las minas de la región de Erzgebirge. En 1518 se descubrió un nuevo yacimiento de mineral de plata en Jáchymov, que duplicó la producción minera de Bohemia. El campo se benefició de las labores de roturación emprendidas desde finales del siglo XV en algunos señoríos como el del linaje de los Pernstejn. Algunos señores feudales realizaron también obras hidráulicas en sus posesiones, que mejoraron los cultivos de regadío. Este es el caso de Guillermo de Pernstejn que construyó un total de 32 kilómetros de canales y acequias o el de la familia Rozmberk, promotora del llamado Canal de oro, con unos 42 kilómetros de recorrido.

El comercio estaba controlado por los mercaderes de la Hansa, procedentes de Frankfurt y Nüremberg, que desde las más importantes ciudades bohemias, auténticas encrucijadas en los caminos que conectaban el occidente con el oriente de Europa, monopolizaban los tráficos por vía terrestre entre Venecia y Rusia. Algunos comerciantes holandeses frecuentaban las ferias de Bohemia. Quizás, el momento de mayor auge económico vivido por el país coincidió con el reinado de Carlos IV, simbolizado por el crecimiento urbanístico de Praga. La construcción del nuevo puente, del castillo real, de la catedral de San Vito, de las iglesias de Santa María de las Nieves y de Santa María de Tyn, del ayuntamiento (1388) o la proliferación de barrios de artesanos y comerciantes nos ofrecen un claro ejemplo de la bonanza económica que disfrutó la capital durante la segunda mitad del siglo XIV. El emperador potenció la ruta comercial que comunicaba las ciudades de Nüremberg, Praga y Bratislava, arteria principal de los intercambios con Hungría y las regiones balcánicas.

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