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Como Federico II no había tenido hijos, el mecanismo sucesorio hizo que recayera la Corona en su sobrino Federico Guillermo, cuya obra representa la anulación paulatina de las medidas del anterior rey, sobre todo en el terreno económico y cultural. En efecto, su política económica fue encaminada a acabar con los monopolios del Estado (café, tabaco), a reducir los impuestos, a aumentar los salarios públicos -civiles y militares- y a fomentar la industria nacional y el comercio. Fue asesorado por su ministro Von Wollner, y pudo llevar a cabo estas medidas gracias al superávit de la hacienda heredado, lo que permitió financiar las guerras con el erario público sin tener que recurrir a gravámenes extraordinarios, logrando, además, cierta prosperidad económica. A nivel cultural se despliega una política anti-ilustrada, el Edicto de Religión, promulgado en el verano de 1788 y que censuraba las enseñanzas y conducta del clero racionalista y del cuerpo docente en general. De nuevo se impone la censura y se amenaza la libertad de pensamiento. En el único terreno que se aprecia una cierta continuidad con el período anterior es en la labor codificadora. Gracias a los trabajos de Carmer, en 1795 se termina la compilación de las leyes del reino y se promulga un único código. Para aplicar la justicia se instituye un solo tribunal central con jurisdicción para cada provincia. Se reduce el número de jueces y se les asigna un salario digno al tiempo que se les prohibía percibir multas o impuestos adicionales.

Se simplifican y agilizan los procesos y se exige superar un examen estatal para el ejercicio de la abogacía. Por último, para demostrar la superioridad de la justicia real sobre la jurisdicción señorial, los señores, cuando aplicaban la ley, debían acompañarse de juristas suficientemente capacitados. La intensa acción exterior desarrollada en esta época, estuvo girando en tres direcciones: permanente interés por incrementar las posesiones nacionales a costa de Polonia; deterioro progresivo de las relaciones con Austria, que se materializa en la oposición prusiana ante los intentos expansionistas de los Habsburgo en suelo alemán, y conjunción de intereses con Inglaterra, con la que se alinea a través de Hannover. Por último, en los años noventa, Prusia participa en las coaliciones antirrevolucionarias formadas en Europa contra Francia. Poco después de acceder al poder, Federico Guillermo encuentra una ocasión propicia para el expansionismo en 1788 cuando Turquía declara la guerra a Rusia y Austria interviene poco más tarde en apoyo de los rusos. Esta concentración austro-rusa en la frontera turca le permitía la posibilidad de avanzar por el Este; apoderarse de Danzig, Thorn y la zona polaca entre el Vístula inferior y la ciudad de Posen era el objetivo inmediato. Pero el problema surgía del aislamiento en que se hallaba Prusia por esos años, no contando con ningún respaldo para su acción.

Entonces, el rey se vuelve a Hannover, y envía un ejército a Holanda donde el Partido Patriota tiranizaba al estatúder Guillermo V y su esposa, hermana de Federico Guillermo. En el verano de 1788 se concierta una alianza de carácter. Ofensivo-defensiva, dirigida contra Rusia y dándose libertad mutua para intervenir en los asuntos orientales. Esto significaba liberarse de la supuesta amistad rusa, que en el fondo encerraba el temor de Prusia al poderío ruso. La década de los noventa comienza con roces entre Prusia y el emperador alemán, cuando los prusianos despliegan sus tropas por Silesia para impedir que José II pudiera reprimir los movimientos rebeldes surgidos en Hungría y los Países Bajos ante su política reformadora; pero la muerte del monarca y el ascenso de su hermano Leopoldo II cambia el panorama hasta llegar a un acuerdo entre ambos. En el Convenio de Reichembach (julio 1790) Leopoldo y Federico Guillermo se conceden garantías mutuas para seguir el reparto de Polonia, realizado tres años más tarde; en él se concede a Prusia Gdansk, Torun, Poznan y otros territorios colindantes, y ya en 1795, mediante el tercero y último reparto, consiguió la zona central de Polonia con su capital, Varsovia. Con esto, el reino prusiano engrandeció notablemente sus dominios. En 1795 Prusia sella la paz con la Francia revolucionaria, tras haber participado en la coalición formada en su contra, aunque tres años después volvió a estar presente, junto a Austria, en la segunda conflagración contra ella; estando el país inmerso en esta guerra murió el rey, en noviembre de 1797, cuando sólo tenía cincuenta y tres años.

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