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Capital de Irán, la antigua Persia, Agha Mohammad Kan Qajar trasladó a ella la capital desde Shiraz en el año 1795. Naser od-Din Sha gobernó desde 1848 hasta 1896, siendo el gran impulsor de la ciudad, entre cuyas mayores construcciones estuvo el bazar. La modernización de la ciudad empezó con la dinastía Pahlevi, aunque hasta la Revolución Islámica fueron muy deficientes las infraestructuras urbanas. Recientemente fueron demolidas las viejas murallas que constreñían la expansión urbana y la ciudad se extendió rápidamente. Los principales monumentos de Teherán se agrupan en el Museo del Sa'd Abad, el conjunto palaciego formado por las antiguas residencias del Sha Reza. De sus 18 edificios, los más importantes son el Museo Nacional de Irán -los antiguos aposentos del Sha-; el Palacio verde Shahvand; el Museo del Vidrio y la Cerámica o el Museo Nacional de Joyas. El bazar de Teherán es un vasto microcosmos de más de diez km de pasajes, callejones, patios y tiendas, en el que además hay casas de baños, mezquitas, viejos caravanserais o madrasas. La Torre Azadi, situada en una de las entradas de teherán, es un inmenso arco levantado en 1971 para conmemorar el 2500 aniversario del Imperio persa. Aparte de los citados, otros museos importantes son el reza Abbasi, el Preislámico e Islámico o el de Alfombras. El Mausoleo del Imán Jomeini, a 10 km al sur de Teherán, es uno de los mayores edificios islámicos del mundo moderno, encontrándose en su interior el sarcófago con los restos del ayatollah Jomeini.
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Personaje Científico Religioso
Criado en el seno de una familia pudiente, muestra gran inclinación por el conocimiento de la física y la naturaleza, por lo que se decanta por el estudio de paleontología. Este jesuita tuvo que enfrentarse a la Iglesia cuando expuso sus ideas sobre la evolución del Universo. Teilhard quiso conciliar la religión con la ciencia. Es autor de "Le milieu divin", "Le groupe zoologique humain" y "Science et Christ", entre otras obras.
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obra
Debido a la mala situación económica por la que estaban pasando los Gauguin deciden en 1884 trasladarse a Rouen al ser la vida en esa ciudad más barata que en París. De esta fructífera estancia conviene destacar esta escena en la que el pintor se reafirma en los principios impresionistas aprendidos con su maestro Pissarro. Capta un paisaje urbano al atardecer, con esa luz anaranjada tan característica, empleando una pincelada suelta pero segura, en un espectacular efecto de perspectiva a través de bandas paralelas. Incluso coloca una figura en primer plano para otorgar mayor sensación de profundidad, consiguiendo enlazar perfectamente primer plano y fondo. Con esta obra, Gauguin se sitúa en un punto del que pronto evolucionará, creando sus obras más interesantes como La visión después del sermón o Y el oro de sus cuerpos.