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obra
Fotografía cedida por la Sociedade Anónima de Xestión do Plan Xacobeo
obra
Maria Munck nació en Viena el 6 de noviembre de 1887. El 28 de diciembre de 1911 puso fin a su vida, apareciendo la noticia en el "Wiener Fremdenblatt": "A los 24 años, Marie M., hija del consejero comercial Alexander M., se disparó en el lado izquierdo de su pecho con un revolver de cinco milímetros de calibre, ayer a la tarde en su apartamento de Währing. Avisados los servicios de emergencia, el doctor sólo pudo certificar su muerte".Maria era hija de Aranca -hermana de Serena Lederer- y Alexander Munk, una de las familias más importantes de Viena, apareciendo ambos esposos en el cuadro del Auditorio del viejo Burg Teather.Klimt realizó un retrato post-mortem de la joven, rodeando su cabeza de flores, cuadro que se conserva en una colección particular. La cabeza de Ria flota en un mar de flores al igual que la Ofelia de Shakespeare. Un segundo retrato de Ria no fue del agrado del padre de la joven fallecida por lo que Klimt lo transformó en La Bailarina. En una tarjeta escrita a Emile Flöge el 28 de febrero de 1913 confirma las complicaciones que le está trayendo el retrato. La tercera versión es ésta que contemplamos, que quedo inconclusa por la muerte del pintor el 6 de febrero de 1918. El rostro de Ria y buena parte del fondo son los elementos que han sido finalizados, mientras que el resto de la figura está sencillamente esbozado. El esplendor floral -peonias, crisantemos, tulipanes, cinerarias, etc.- es una clara reminiscencia del arte japonés que tanto interesó al maestro a partir de la década de 1910. El firme trazo, especialmente con líneas curvas y sinuosas, también se pone de manifiesto en este trabajo, al igual que la facilidad de Klimt para realizar retratos en los que exalta la belleza de sus modelos.
Personaje
Pintor
Entre los últimos paisajistas españoles del siglo XIX destaca Agustín Riancho, natural de Entrambasmestas, provincia de Santander (1841). Estudia en la Escuela de San Fernando de Madrid con Carlos de Haes, continuando su formación en Amberes gracias a una pensión de la Diputación santanderina. Se instaló en Bruselas durante casi 40 años. Volvió a Madrid, pero al no encontrarse a gusto decidió regresar a su pueblo natal, viviendo de malvender sus cuadros o rifarlos en las ferias. En su última época hace gala de un estilo muy personal, con una factura rápida y vigorosa, estando muy interesado por el color. Su obra recibió mayor consideración tras la exposición del Ateneo de Santander en 1922. Riancho falleció en Ontaneda en 1929.
Personaje
Arquitecto
De su formación apenas se tienen datos. Las primeras noticias documentadas le sitúan en Sevilla hacia el año 1523, trabajando como cantero. Según algunos autores la Casa Consistorial de Sevilla fue su ópera prima, para otros fue la Iglesia de San Miguel en Morón de la Frontera. Sin embargo, el Ayuntamiento de Sevilla se concluyó tras la muerte de Riaño y sufrió algunas modificaciones en los planos iniciales. En definitiva, a su mano corresponde la planta baja de la fachada principal, donde abre un vano en la zona central y decora con grutescos. Tras ser elegido Maestro Mayor del Ayuntamiento de Sevilla, alterna este cargo con otras obras como la Colegiata de Santa María de Valladolid. Dentro de la arquitectura civil hay que mencionar la Casa del Alcalde Vergara. Además intervino en muchas otras obras que no han llegado hasta nuestros días. Se sospecha que participó en la realización de la Colegiata de Osuna. En su obra conjuga el estilo gótico con las manifestaciones clásicas del Renacimiento.
lugar
Los primeros pobladores de esta comarca gallega fueron los celtas, asentados en este lugar gracias al oro de sus ríos o las minas de sus montes. Hasta el lugar también llegaron iberos, fenicios y romanos, pueblos que dejaron sus restos y contribuyeron al desarrollo de la comarca. Los celtas nos legaron un buen puñado de castros, de la misma manera que los romanos han dejado numerosos vestigios como monedas, altares o calzadas. Los visigodos también dejarían sus huellas. El despertar de la comarca se produce entre los siglos VIII y XII, desarrollo ligado a las fundaciones monásticas. En estas fechas, la producción vinícola de la comarca será ya demandada en la mayoría de las cortes cercanas. Entre los años 1065 y 1071 el rey García establece en el "Burgo in Rippa Avie" la capital del reino de Galicia, según cuenta la tradición. Las centurias siguientes serán el momento de explosión demográfica y económica de la villa gracias a los monasterios circundantes. En el año 1164 el rey Fernando II otorga a Ribadavia el Fuero Real. Esta explosión económica permitirá el desarrollo de una importante comunidad judía en torno a la llamada Porta Nova. El nombramiento como señor de Ribadavia y Adelantado Mayor del Reino de Galicia en la persona de don Pedro Ruiz Sarmiento, por parte del rey Enrique II, supondrá la pérdida de la condición de villa de realengo y la vinculación del señorío con la familia Sarmiento, dominio que se reforzará al instituir los Reyes Católicos el condado de Ribadavia en el año 1476. La demanda de vino de Ribeiro irá en aumento durante los siglos XVI y XVII, exportándose a Inglaterra, Flandes, Italia y otros países. Gracias a los ingresos procedentes del vino, la comarca vivirá un largo periodo de prosperidad, saliendo especialmente beneficiados los nobles y el clero. Los enfrentamientos de la corona española con Inglaterra y la alianza de este país con Portugal -lo que provocó el aumento de la demanda de vino de Oporto- supondrá el cierre del próspero comercio con Gran Bretaña. La crisis más grave que vivió la comarca se produce en la segunda mitad del siglo XIX, debido a las desamortizaciones y la excesiva dependencia del vino como eje de la economía. En 1947 Ribadavia será declarada Conjunto Histórico Artístico Nacional. El vino vuelve a ser en la actualidad el eje principal de la economía. No en balde, en 1957 se fundó el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribeiro, entidad que controla el proceso de elaboración de este exquisito caldo demandado en todos los mercados del mundo.
lugar
Ciudad del Principado de Asturias, se encuentra enclavada en un entorno privilegiado, entre playas, montañas y acantilados. La zona fue poblada desde muy antiguo, como lo demuestra la cercana presencia de la Cueva de Tito Bustillo, una de las más importantes para el estudio del arte paleolítico en Europa. En el siglo I a.C. encontramos el primer dato escrito sobre Ribadesella: Estrabón habla de la ría de Noega, que sitúa como separación natural entre los pueblos astures y los cántabros. Estos habitantes pre-romanos fueron denominados salaenos, y tenían su capital, al parecer llamada Octaviolca, junto al río Sella. Aparte de Estrabón, otros autores clásicos mencionan también a la localidad, como Ptolomeo o Pomponio Mela. A pesar de la relativa abundancia de referencias, la influencia de los romanos en esta tierra -como en el resto del norte peninsular- no fue demasiado intensa, debido a la dificultad encontrada por las legiones para someter a estos pueblos. No obstante, los trabajos arqueológicos han sacado a la luz algunos restos y objetos de cierta importancia, como las lápidas de El Forniellu. No será hasta el siglo XIII cuando se produzca la fundación en sentido estricto de Ribadesella, integrando los núcleos de Leces y Meluerda. Fue la Corona castellana la promotora de esta fundación, pues quería tener bajo su mando a la mayor cantidad de pueblos y gentes posible, para así poder hacer frente a una nobleza por aquel entonces levantisca. Los monarcas dotaron a Ribadesella y sus gentes de una carta puebla y un concejo municipal que sólo debía rendir cuentas a la Corona. A pesar de esto, Ribadesella acabó por convertirse en una pieza codiciada y disputada entre varias familias de nobles, lo que provocó varios enfrentamientos, especialmente entre los siglos XIV y XV. El motivo de estas disputas era la riqueza y pujanza de la villa, que crecía próspera gracias al comercio marítimo de la sal, la construcción de barcos, la pesca de salmones en el Sella o la caza de ballenas. Las luchas entre nobles hicieron que Ribadesella cambiara en varias ocasiones de manos, pasando a ser posesión de la familia Quiñones durante el reinado de Juan II. Tal situación acabó en 1488, cuando los Reyes Católicos desterraron a esta familia y tomaron posesión de Ribadesella, Llanes, Cangas de Narcea y Tineo para la Corona. La Edad Moderna comenzó para Ribadesella con un acontecimiento importante: la visita de Carlos I a la localidad, después de su desembarco en Tazones camino de su toma de posesión. En esa misma centuria fue amurallado el recinto de la ermita de Guía, para facilitar la defensa frente a las naves inglesas y francesas, entre otras, que pudieran atacar la villa. El siglo XVIII trajo la consolidación de Ribadesella como uno de los puertos más importantes del Cantábrico. Para facilitar su conexión con Castilla -y, de paso, servir de camino de salida a la lana y los cereales castellanos- se proyectó una carretera que, finalmente, no fue construida, lo que sumió a la villa en un cierto retraso con respecto a otros puertos del litoral. Carlos III, sin embargo, intentó potenciar su puerto, aportando una fuerte suma de dinero para iniciar las obras. Éstas se prolongarán durante casi cien años. Negativa también fue para Ribadesella la invasión de las tropas galas de Napoleón, pues sufrió las consecuencias de la ocupación francesa y los desastres de la guerra. Más de cien años después una nueva contienda, la Guerra Civil, afectó a la localidad, pues se destruyó el puente de hierro, que databa de 1892. Aparte de la citada cueva de Tito Bustillo, Ribadesella guarda otros tesoros para el visitante, como la iglesia parroquial de Santa María Magdalena o la ermita de Guía. Y no se deben dejar de citar los inolvidables paisajes, tanto rurales como urbanos, o sus magníficas playas.